Verde navideño
Veo mi vestuario una vez más y tomo otro bocado de respiración.
Joder, estoy bonita-no puedo evitar admirarme.
Sacudo la cabeza de inmediato. Por muy bonita que este eso no ayuda a que mi corazón se calme, ya que me toca tomar otro bocado de aire.
Mis pulmones debían estar llenos al igual que mis mejillas.
Fuera nervios, fuera nervios. ¡Pa’ fuera! Tienen que irse lejos, empacar los miedos de paso y no volver.
Hasta me sentiría satisfecha con que se tomen unas vacaciones temporales.
Suelto el aire y muevo mi cuerpo.
Ahora... ¡Buena vibra! ¡Ve aquí condenada! ¡Te necesito aquí, hoy y ahora! Si no vienes haré la vergüenza más grande del mundo y tú y yo nos divorciamos.
Parece que entienden mis órdenes porque los nervios se van y la buena vibra viene.
Nada saldrá mal, todo estará bien. Los cerdos aún no vuelan pero eso no tiene nada que ver conmigo.
Es decir, ¿qué demonios harían cerdos volando en el auditorio? El pervertido estará sentado pero no tiene alas.
Espera... ¿un auditorio lleno?
Jadeo y abro los ojos, el escalofrío me recorre y niego. No, no, no, vamos de nuevo. ¡Fuera nervios! ¡Fuera nervios!
-¡Ah, joder!-me quejo en crisis-¡Malditos nervios!
Esta vez no se irá la crisis. Así que me pongo un saco grande sobre la ropa y corro hacia el vestidor dónde estaba Abigail. Casi pareciera que fuera a buscar a mi madre por ayuda pero...es casi la mitad del caso.
Entro sin golpear, por suerte ella está poniéndose un gorro y no me ha oído.
-Aunque yo se lo advertí-parece murmurar para sí misma-No se puede quejar si termino haciendo el ridículo.
Oe, no he sido la única que habla sola.
Me siento más cuerda.
-¿Hablando sola?-pregunto divertida y eso se agranda cuando me ve con sorpresa-Bueno-río porque no responde-creo que eso es un sí.
-Verónica. Hola.
-Hola, Abi-sonrío de lado-Quiero un favor tuyo.
Sí, directa. Vamos al punto guapa.
-¿Un favor?-pregunta y parece algo temerosa-¿Qué favor?
Seguro piensa que cancelaré todo o que le pediré un órgano para traficar, por ello sonrío más.
Por desgracia no es como si pudiera cancelar. Y por el momento tampoco necesitaba un órgano.
-Quiero usar una máscara cuando cante ¿puedo hacerlo?-pregunto de manera algo tímida-y también puedes decir que soy de otro colegio. Por favor.
Me observa confundida y lo entiendo. Jamás pediría algo así. Si le dijera que era por pánico escénico seguro sería gracioso teniendo en cuenta cuantas veces fui el centro de atención.
Pero era el caso, una cosa era hablar y otra cantar...me sentía expuesta. Vergonzosamente expuesta.
Al final parece compadecerse de mí porque lo piensa un poco y asiente.
-Está bien. Si eso no interfiere con tu voz, creo que puedes hacerlo.
Eso me emociona y por ello, no puedo evitar gritar.
-¡Gracias! En serio muchas gracias.
La abrazo sin pensarlo y de manera torpe ella me lo devuelve.
-Gracias-susurro de nuevo.
Me desapego sonriendo y corro hacia el vestidor del que salí. El estar frente al espejo y ver la apariencia de niña bonita me tiene con ceja enmarcada. No sabía si ella aceptaría mi idea pero como si lo hizo, decido actuar de una buena vez.
¿Máscara?
Sonrío levemente.
Tal vez ella crea que una máscara solo me taparía la cara...pero máscara para mí, era todo. Todo aquello que me hace diferente, eso es una máscara para mí. Saco mi ropa de una bolsa y me quito esa ropa que antes tenía, gracias al cielo el baile es antes de mi acto.
Entre mis dedos veo el vestido que escogí y sonrío cuando veo los resultados frente al espejo. Verónica siempre usa algo atrevido, Cris buzos con dibujos. Ahora, mi vestuario era elegante y a la vez atrevido. No era vulgar, pero resaltaba algunas partes de mi cuerpo sin exagerar. Era verde, con mangas largas pero que dejaba mi cuello descubierto. Eso me gustó y tome unas lentillas verdes para cambiar el color de mis ojos y solté mi cabello moviéndolo para que se esponjara un poco.
¿Quién diría que ese “por si las moscas” me ayudaría? Sinceramente creí que se negaría pero agradezco que no haya sido así.
El baile está por acabar y suspiro tomando la máscara verde para luego salir del vestidor. Subo las gradas para ir a la tarima y veo todo el show que se arma cuando Abigail casi cae al suelo. Las personas creen que es parte del acto que Alan la reciba en brazos.
Río levemente.
Si supieran que eso ha sido un imprevisto. Bueno, que importa, nos hemos salvado de las facturas del hospital.
Pero ¿cómo es que él llegó ahí? Sonrío. Él sabía que ella podría tropezar. Prevenir que lamentar. Es dulce eso.
El baile acaba y eso significaba que pronto era mi turno. Así que, como si no dudara camine hacia la parte posterior y saque la guitarra eléctrica. Soy un asco en la guitarra acústica, literalmente soy mala. Pero la guitarra eléctrica tenía cierta excepción porque en esta canción usaba los mismos acordes y pocas veces la necesitaba tocar.
Así que había algo bueno de evitar llegar a casa y quedarme repasando.
Acabe mi cover.
-Y por último acto, ha venido una señorita desde un colegio extranjero a deleitarnos con una canción. ¡Démosle la bienvenida!
Jodidamente es hora...
Tomo aire con fuerza mientras empiezo a caminar hacia el centro de la tarima. Las personas a mi lado empiezan a murmurar desconcertados. Incluso con el telón cerrado puedo oír las voces de las personas afuera.
Los murmullos de “Pero ¿Verónica no era la que iba a cantar?” “¿Dónde está Verónica?” “¿Quién la va a reemplazar?” “¿Extranjera?”
Tomo aire cuando dan la orden de abrir las cortinas y con espalda al público me quedo esperando. Los murmullos siguen y con todo oscuro solo me queda oír la orden para empezar, cuando la da, empiezo a tocar.
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Editado: 30.03.2021