La ducha caliente siempre es lo mejor para terminar un día lleno de pruebas y proyectos que entregar. Quien haya dicho que estudiar literatura y letras era algo fácil, entonces lo invito amablemente a sentarse a contestar un examen sobre poesía contemporánea. Es uno de los peores exámenes que he presentado a lo largo de mi vida académica.
Dejo mis tontos pensamientos de lado y salgo del cuarto de baño para entrar a la habitación. Como todas las noches, Mi Jung está sentada en su lado de la cama con el computador sobre sus piernas, tan concentrada que los lentes le resbalan por el puente de su nariz y mueve rítmicamente la cabeza. El verla así se ha convertido en mi parte favorita de los últimos días.
Con sumo cuidado y tratando de no desconcentrarla, abro la sabana y me acomodo a su lado, recargando mi cabeza en su hombro. Nota mi presencia y se quita un auricular.
—¿Te encuentras mejor? —Me pregunta referente a mi frustración por el dichoso examen.
—Supongo que sí. Ya me resigne a recursar esa materia —Elevo los hombros restándole importancia.
—Saldrás bien Joonie. Confío en ti —Gira su rostro y deposita un pequeño beso en mi frente. De inmediato sonrió como tonto.
—Deberías descansar mi amor, haz trabajado sin parar los últimos cinco días —Le indico con la mirada el computador, en donde solo veo un programa de edición de sonido y un par de líneas que se cruzan entre si —¿Es para un proyecto final? —Inquiero curioso.
Mi Jung sonríe y niega moviendo sutilmente su cabeza.
—No, esto es para la academia superior. Es mi proyecto de presentación.
—¿Academia superior? —Mi mente sabe lo que significa pero quiero que ella lo diga en voz alta.
—Así es. Pediré una beca para una maestría y requieren que entregue un trabajo excepcional. La competencia está reñida este año y quiero que por lo menos me tomen en cuenta —El orgullo llena mi pecho y no puedo evitar abrazarla por la cintura.
—¿Te he dicho que me siento orgulloso de ser tu novio? —Mi novia ríe por lo bajo y niega efusivamente —Pues ahora lo sabes. No sé cómo alguien como tú pudo fijarse en un desdichado y bueno para nada como yo —La veo fruncir el ceño y cambiar su semblante por uno serio.
Antes de que diga algo más, decide cerrar todos los programas de la laptop y apagarla definitivamente. La coloca en su mesa de noche al igual que sus lentes y nos acomodamos en la cama para quedar acostados viéndonos directamente a los ojos.
—No pienses así de ti Joonie —Sus manos recorren mi rostro —Nada de lo que pienses de ti me hará cambiar la forma en como yo te veo.
—¿Y cómo es eso? —La veo sonreír un poco y el colorete inunda sus mejillas en un segundo.
—Te veo como un chico lleno de ambiciones y sueños —Su mano viaja a mi cabello y comienza a hacer pequeñas caricias —Alguien que sabe lo que quiere y que, a pesar de que muchas cosas pueden estar en su contra, lucha para poder llegar a su objetivo. Te veo como una persona maravillosa, bondadosa, alegre, fuerte y sobre todo amorosa. Nadie nunca podrá verte como yo lo hago Joonie. Así es como eres antes mis ojos —Termina con una sonrisa en sus labios.
Mi pulso se acelera y lo escucho latir desbocado en mis oídos. Sus palabras me han dejado en el limbo entre la estupefacción y el sopor. Si hace seis meses me hubiesen dicho que terminaría enamorado de una mujer única como la tengo ahora frente a mí... seguramente me hubiera echado a reír de tan loca idea.
No puedo contener más mi emoción y la tomo de la cintura para acercarla lo más puedo hasta mi pecho. La escucho aspirar aire en mi cuello y el olor a rosas de su shampoo invade mis fosas nasales.
—Por favor... —Mi voz es apenas un susurro pero siento que si no lo digo en voz alta no tiene sentido —Promete que no me dejarás —Trato de controlar las tontas lágrimas que amenazan con salir —Promete que no me abandonarás... por favor.
Mi Jung se queda quieta un segundo pero no tarda en rodear mi cintura con sus brazos. Es un abrazo tan fuerte y cálido que no puedo evitarlo y un par de gotas caen desde mis ojos.
—Lo prometo mi amor —Sus palabras suenan fuerte y claro a pesar de que su rostro está sobre mi pecho.
Mi refugio.
Mi lugar seguro.
Mi oxígeno para continuar.
Se ha convertido en ella. Mi Jung es todo lo que necesito para estar bien.