—Dime que decidimos hacer lo correcto —Namjoon observa a su esposa con el ceño fruncido y ella solo atina a sonreír.
—Relájate cariño, Hyun cuidará bien del cachorrito —Mi Jung dirige su mirada hasta el pequeño Kim Hyun y su esposo la abraza por la cintura.
—No puedo creer que nuestro hijo esté cumpliendo diez años. Cuando nos lo entregaron tenía apenas cuatro añitos —Una lágrima resbala por la mejilla de él pero la limpia de inmediato.
Kim Namjoon y Oh Mi Jung se unieron en matrimonio tres años después de su hermosa reconciliación; sin embargo, ambos decidieron que tener un hijo de ambos no sería lo más conveniente cuando ella ya tenía casi treinta y cinco años. Durante año y medio lucharon con el sistema de adopción y valió la pena cada maldito segundo de espera. A sus vidas llegó un pequeño bebé de cuatro años. Era la luz divina que iluminaba su hogar y sus ajetreadas agendas.
—Lo hemos hecho bien mi amor, un perrito era lo que faltaba para poder completar nuestra familia —Mi Jung toma la mano de Namjoon y lo dirige hasta las sillas plegables, en su gran y basto jardín verde.
—Tu fuiste quien me otorgó esa segunda oportunidad cariño. Sin ti, nada de esto hubiese sucedido —Ella agacha la cabeza y niega lentamente.
—No fuiste el único que hizo las cosas mal —Une su mano izquierda con la de su esposo por encima de la mesa. Ambos luciendo orgullosos sus argollas matrimoniales.
Namjoon se pone de pie y busca algo en su celular, mientras Mi Jung lo escruta con la mirada. El aparato comienza a emitir una melodía que suena triste y dulce a la vez. Ella la reconoce enseguida y sonríe por lo bajo.
—¿Podría acompañarme a bailar esta pieza madame? —Él se agacha y estira su mano.
Los dos se posicionan mejor en el pasto y comienzan a moverse en una danza tan lenta y eterna que se pierden por un segundo en sus miradas, transmitiendo con ello un sin fin de sentimientos que se reducen a uno solo: amor.
—Esa es la canción que mamá te compuso, ¿No es así papá? —Hyun toma asiento en una de las sillas cargando en brazos a trigo, su nuevo cachorro.
—Así es mi amor. Tu mamá la compuso para mi y fue la misma que bailamos en nuestra boda.
—Aunque tu papá me pisó los pies infinidad de veces —Sueltan una carcajada por el recuerdo intacto de su baile de bodas.
—¿La canción tiene un nombre, mamá? —Ella asiente y mira por el rabillo del ojo a su eterno compañero de vida
—Se llama "Aquel chico"
—¿Por qué ese título? —Hyun ríe por lo bajo y abraza más fuerte a su amiguito peludo.
—Cuando me fui a Estados Unidos, tu papá y yo nos separamos por un tiempo. La compuse para que supiera que él fue aquel chico que hizo que mi vida diera un giro, tan repentino y drástico que sentí que viajaba en una montaña rusa.
—¿Por eso también se llama así uno de tus libros, papá? —Pregunta el pequeño, frunciendo el ceño haciendo que sus cejas casi se toquen.
—Sí, cuando tu tío me entregó el paquete con esta melodía, sabía que tu mamá se quedaría tatuada en mi corazón por el resto de la eternidad. Ella también es "Aquella chica" que me enseñó lo que es el amor de verdad —Ambos adultos acortan la distancia y se dan un sutil beso en los labios.
—¡Demostraciones de afecto no frente a mí, por favor! —Hyun tapa sus ojos y los tres se ríen.
—Vayamos a cenar. Deja a trigo en su cama y ve a lavarte las manos cariño —El niño entra a la casa y se pierde escaleras arriba.
—Te amo, Oh Mi Jung —Namjoon la rodea por la cintura con sus varoniles brazos.
—Te amo, Kim Namjoon —Ella encierra su cuello con ambas manos y junta sus labios.
La sincronía que mantienen los hace el dúo perfecto, como si hubiesen sido creados el uno para el otro, siendo uno de los besos más amorosos que jamás se hayan brindado. La intensidad aumenta y tienen que separarse por la falta de oxígeno.
—Para siempre —La voz de Namjoon suena entrecortada y eleva la comisura de sus labios.
—Para siempre —Reafirma una vez más ella.
Entran a la casa tomados de la mano, sujetándose fuertemente, deseando así que su deseo permanezca hasta el fin de sus días.
FIN