Milos estaba al frente de un barco, sus compañeras estaban en un lado de este y del otro estaban más soldados, las chicas aún estaban algo confundidas, ya que apenas habían despertado hace pocas horas, se sentían como un jugador que compraba un videojuego nuevo y se saltaba todas las cinemáticas del inicio, solo sabían que eran unas máquinas de matar y que no se podían dar el lujo de morir.
-¡Soldados!- dijo Milos- ¡No, soldados no, compañeros, es claro que nos enviaron a morir, pero no complaceremos a los de arriba con nuestras muertes, es más, complaceremos al enemigo acabando con las de ellas, y sí, sé que muchos de ellos son chicos y personas inocentes, pero si no son ellos, son ustedes, tomen una decisión, solo recuerden por quien pelean, no por un general o un sargento como yo, pelean por su patria!-
Las metralletas comenzaron a hablar entre ellas, una conversación acompañada de las bombas cuáles no fueron invitadas, los rifles también hablaban, pero las metralletas hablaban más fuerte callando a todos los rifles que las intentaban callar, los barcos llegaron a la costa de Portugal, la arena llena de estructuras para evitar que algún vehículo avanzase más de cinco metros, los soldados salieron de los barcos y con valentía comenzaron a avanzar, hablando no con palabras, sino con la muerte, morían ellos y morían los otros, otros tirados en el suelo agonizando y suplicando a los médicos de campo que acabasen con sus vidas de una manera rápida, más cosa irónica, en la guerra no puedes darle el tiro de gracia a alguien aunque este suplique por su muerte, regla humana dijeron los de arriba que nunca estuvieron en un campo de batalla, ellos no vieron a los soldados intentando aguantar su rifle con solo una mano mientras buscaban su extremidad perdida, a los que pisaron minas y estaban tirados en el suelo a mitad del campo, a los futuros escritores y dibujantes llorando por haber perdido alguna mano, a los ciclistas y corredores llorando no de dolor, sino por haber perdido sus piernas, a los luchadores sentados en la arena en total shock esperando a desangrarse para evitarse el dolor de no poder regresar al ring o al cuadrilátero, o a los futuros grandes físicos o matemáticos resignados a que nunca volverán a escribir o siquiera pensar una fórmula o ecuación, y no dejemos de lado a los músicos que gracias a las explosiones quedaron sordos, la guerra de verdad nunca llegara a ninguna expresión artística, los libros no se comparan en nada y solo pocas películas transmiten el verdadero sufrimiento que se vive en esta.
Milos bajo del barco y rápidamente se puso a cubierto, él junto a las chicas solo cargaban con un rifle y tres cartuchos de cincuenta balas, al frente había por lo menos cinco búnkeres con ametralladoras que rápidamente neutralizaban a todos los soldados, Carrie no contaba con un rifle que le ayudara y con el rifle de asalto no podía hacer mucho, Regan disparaba a todos los que caminaban por la arena, Aradia planeaba avanzar sigilosamente entre los disparos, pero ir ella sola sería un suicidio, Samara estaba cubriéndose en un muro con los ojos cerrados y las manos en los oídos para evitar escuchar los disparos y Zalir solo esperaba a los soldados para comenzar a atacarlos.
-¡Carrie!- grito Milos- ¡Ven para acá y toma ese rifle de francotirador!-
-¡¿Qué?!- contesto Carrie que apenas escuchaba
Milos hizo algunas señas y Carrie las entendió a la mitad, ya que solo corrió con Milos.
-¿Qué?-
-Tenías que tomar ese rifle- dijo Milos señalando el rifle de francotirador tirado en la arena
-Valla, por eso señalabas la arena, cúbreme, iré por él-
-Eso es suicidio-
-¿Alguna idea?-
-A las tres-
-¡Tres!-
Carrie corrió rápidamente y Milos salió para comenzar a neutralizar algunos soldados, Carrie derrapo, se agachó y recogió el rifle, se levantó rápidamente de la arena y corrió de regreso con Milos, una bala rozo su brazo.
-¿Estás bien?-
-Sí que lo estoy, ellos no lo estarán- dijo y se quitó los lentes para guardarlos en el chaleco
Carrie miro en la recámara del rifle y en el cargador, cuatro balas, eran cinco búnkeres, acomodo el rifle en la barricada y comenzó a disparar, un solo rifle de francotirador fue capaz de callar cuatro metralletas, solo quedaba una.
-¡Aradia!- grito Milos y Aradia lo escucho y sin pensarlo corrió junto a él y Carrie
-Sargento, ¿Qué ocurre?-
-Necesito que me acompañes para terminar con el último búnker-
-Si sargento- dijo y se puso una máscara de hierro
-¿De dónde sacaste eso?-
-Estaba en el suelo, Zalir también tiene una, ¿Quiere una sargento?- pregunto Aradia sacando una máscara
-Claro que quiero una- dijo Milos y tomo la máscara para después ponérsela- Carrie, cúbrenos-
Milos salió corriendo y comenzó a disparar mientras avanzaba, recargo su arma y siguió caminando junto a Aradia, los dos llegaron a las trincheras que llevaban a la entrada del búnker, entraron a estas y del búnker comenzaron a salir muchos soldados, Milos y Aradia disparaban sin compasión asesinándolos a todos, entraron con prisa y comenzaron a disparar, el búnker era de ellos, Milos tomo la ametralladora y comenzó a disparar a todos los soldados enemigos, en poco, la playa estaba tomada.
-Señor, Regan reportándose-
-¿Alguien sabe cuántas bajas?- pregunto Milos
-Eran más de quince barcos con cincuenta soldados, solo se reportaron ochenta soldados restantes- contesto Zalir
-Con esta cantidad de bajas, nos quedaremos sin hombres, ¿Alguna está herida?-
-No- contestaron todas
Milos y sus compañeras estaban dentro del búnker recolectando armas, munición y explosivos.
-Dios, mira esta ropa- dijo Samara sacando ropa de una caja
-¿De verdad?-
-No sé ustedes- dijo Aradia- en la prisión ocultaba todo mi cuerpo, y esta ropa es muy linda- dijo y tomo unas calcetas largas y un bodysuit de color negro abierto en "v" desde el pecho hasta el ombligo- me pondré esto- dijo y fue a una esquina rodeada de cajas para cambiarse de ropa
Editado: 16.11.2021