Después de la reunión, los Arzhaelíes se dirigieron al comedor y Vlad se quedó en el estudio con Jonathan discutiendo acerca de su próxima salida. Ya los chicos y los Krigers se encontraban allí, pero en un rápido examen visual, Giulian notó que Sam no estaba y Kenneth tampoco. Se acercó tan disimuladamente como pudo y aferró a Danny por el brazo.
Pero no alcanzó a terminar cuando ya Giulian se dirigía hacia las puertas del comedor.
Mientras el nisser iba a cumplir el encargo, él siguió andando. Abrió la puerta de la Biblioteca y entró, pero estaba vacía, dio media vuelta lanzando la puerta con violencia. Iba a mitad de pasillo cuando se presentó el nisser.
Pero Giulian no necesitaba escuchar más. Con unos cuantos pasos cubrió la distancia y abrió la puerta. Efectivamente ambos estaban allí. La ira de Giulian que había ido creciendo desde el momento que entró al comedor y no vio a su ahijada, estuvo a punto de hacer peligrosa explosión al ver que aquel individuo sostenía las manos de Sam y ella lo miraba como si fuese lo único importante en el mundo. Lo único que salvó a Kenny de ser víctima de aquel loco peligroso, fue que Sam giró la cabeza en el momento oportuno.
Él desvió la mirada hacia ella mientras avanzaba, y su cálida sonrisa unida al hecho de que ya no miraba a aquel idiota, tuvo un efecto tranquilizante, pero no era suficiente.
En un primer momento el chico no reaccionó, pero luego se dio cuenta que aún sujetaba las manos de Sam y Giulian estaba tirando de ella. Algo tarde quizá, recordó que aquel hombre no solo era el padrino de la chica, sino que además era su superior y uno especialmente irascible. De modo que soltó las manos de la chica y se disculpó, pero ya Giulian arrastraba a Sam hacia afuera.
Aunque ya Sam comenzaba a acostumbrarse al trato un tanto brusco de Giulian, le pareció que se comportaba de una forma muy poco amable con Kenny. Sin embargo, no dijo nada en beneficio de la paz, pero luego se lo diría.
La cena transcurrió en relativa paz. Y relativa porque la llegada de los Krigers amenazaba con traer más de un problema. Medea y Laria, las Krigers que comandaban los grupos de Leomer y Delos, respectivamente, tenían una fijación muy particular. Ambas suspiraban por Vlad Cornwall aún antes de entrar al cuerpo de Krigers. Sus días preferidos de la semana, eran aquellos en los que tenían entrenamiento con el guapo Arzhaelí. No solo eran ellas las muy interesadas, ya que la población femenina que integraba el cuerpo, se dividía en cinco partes, una que al igual que ellas soñaba con Vlad, otra con Iván, otra con Delos, otra con Alaric Gailard y otra con Garlan McEwan, que eran por decisión unánime y a pesar de que todos los miembros de su raza habían heredado la hermosura de los que diesen origen a la misma, eran consierados los hombres más groseramente guapos de la Orden. Y aunque sabían que no tenían ninguna oportunidad con aquellos individuos, al menos cuando eran estudiantes, ya que habría sido impropio que se involucraran con sus alumnas, no dejaban de hacer apuestas y de tratar de granjearse el favor de ellos, y una vez que pasaron a integrar el cuerpo de krigers, el asunto se volvió más intenso. Pero cuando Giulian regresó, se formó un sexto grupo encabezado por Laria. De modo que cuando los Krigers fueron informados de su inminente traslado al lugar donde estaban los Arzhaelíes, ambas vieron el cielo abierto.
Con lo que no contaban estas señoritas, era con la presencia de tres jóvenes damitas especialmente posesivas con aquellos individuos. En cuanto Sam tomó asiento, Aderyn y Diandra la miraron con el ceño fruncido.
Comenzaron a comer y mientras Danny y Gail discutían con Giulian acerca de su tema favorito, el Vliegend, Mael hablaba con Iván y con Peter acerca de Arx, ya que habían escuchado mencionar aquel lugar en varias ocasiones pero aún no sabían qué era.
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Editado: 20.08.2022