Giulian había mejorado rápidamente y para el día del cumpleaños de los gemelos ya se encontraba en perfecto estado, por lo que pudo disfrutar de la celebración que Eve y Anne habían organizado para los chicos. Ese día cuando Giulian salía de su habitación, casi chocó con Iván.
Y era cierto, Giulian era el Gail de su generación. Iván, Vlad y Dan siempre habían tenido dificultades para hacerlo levantar a la hora apropiada y no llegar tarde a las clases. Y aunque ahora se levantaba un poco más temprano, seguía siendo el último de ellos en despertar.
Iván rio y lo miró con maldad.
Giulian se volvió y efectivamente su hermano se dirigía hacia la habitación de Sam, de modo que corrió a detenerlo. Vlad lo consideró durante unos segundos y decidió portarse amable con su gemelo dirigiéndose hacia Iván y dejando que Giulian entrase primero.
Giulian entró y se acercó de forma sigilosa a la cama. Contempló el rostro dormido, los largos cabellos esparcidos sobre almohada y no supo por qué a su mente acudió la imagen de La Venus de Urbino, el cuadro de Tiziano, pero casi inmediatamente se reprendió por aquello, porque semejante cosa no tenía ningún sentido. De modo que expulsó esa tonta idea de su cabeza, se inclinó sobre la figura dormida y le dio un beso en la frente. Ella abrió los ojos, lo miró y balbuceó algo con voz adormilada.
Se sentó en la cama y un estremecimiento recorrió su cuerpo en cuanto las frazadas se deslizaron y el frío la golpeó. Giulian miró la chimenea comprobando que apenas quedaban unas pocas brasas.
Sam la abrió y se encontró con una hermosa pulsera de amatista.
Aunque ella hubiese tenido intenciones de reñirlo, habría tenido que postergarlo, porque en aquel momento comenzaron a entrar los demás.
A pesar de que se veían obligados a esconderse, aquel fue uno de los mejores cumpleaños de los gemelos.
Un día antes de navidad tuvo lugar un hecho curioso y que dejó a todos confusos e incómodos. Gail había descubierto que los nisser de Clever House le obedecían del mismo modo que los de la casa de su padre, lo que era un hecho lógico teniendo en cuenta que él también era un Cornwall. Esa mañana mientras él y Danny discutían con los gemelos acerca del Vliegend y se empeñaban en salir a volar un rato, el chico llamó a Willow, pero en el momento en el que el nisser hizo acto de presencia, venía entrando al salón Iván en compañía de las niñas. En cuanto el nisser vio a Sam, se hizo para atrás y pidió permiso para retirarse.
Inmediatamente Gail captó lo que sucedía, pues en los días anteriores había tenido oportunidad de notar el extraño comportamiento del nisser en presencia de Sam, de modo que se propuso averiguar qué demonios era lo que le sucedía. Llamó a Sam y ésta se acercó, con lo que la consternación de Willow aumentó muchísimo. Sam también había notado el peculiar comportamiento del nisser que era el mismo desde el primer día. Sin embargo, movida por su natural compasión hacia todas las criaturas, lo miró e intentó acercarse.
Los presentes no estuvieron de acuerdo con Sam, porque ellos no veían antipatía, sino algo más cercano al miedo. No obstante, y para asombro de todos, Willow cambió de expresión.
Aquello desató la ira de los gemelos. No tenían idea de dónde sacaba aquello el nisser, pero ciertamente no iban a permitir que dijera algo así de Sam sin por lo menos dar muchas explicaciones.
Editado: 20.08.2022