Las vacaciones de verano habían finalizado y la verdad habían terminado mucho mejor de lo que podían haber esperado teniendo en cuenta la forma en la que habían comenzado. Brendan tal y como había previsto Sam, se había disculpado con Galadriel e incluso con Patrick, y aunque la relación entre ellos seguía siendo distante, era preferible esa fría cortesía a verlos peleados y sin dirigirse la palabra. Con una gran dosis de amor y paciencia habían conseguido que Giulian no descargara su ira en Patrick y que desistiera de matar a Ares, aunque seguían sin poder mencionar el asunto de la inexistente relación entre Gamariel y él en su presencia.
Un día antes de partir, Giulian le había dado un ultimátum a Darien, o se deshacía por propia voluntad de Minalcar o él se encargaría de tirarlo en el último rincón del universo. Aunque había sido una áspera conversación donde Giulian había contado con el apoyo de Galadriel cuya mascota vivía en guerra con la de Darien, finalmente Sam había logrado conciliar a las partes obteniendo el compromiso de Darien de que mientras estuvieran en casa, encerraría a Minalcar por las noches. Aunque Giulian no se mostró muy conforme, porque seguía pensando que la mejor idea era deshacerse de esa amenaza, tuvo que acceder al acuerdo.
El día del regreso a Develieng y mientras esperaban la llamada para abordar el Skip, Galadriel se acercó a su padre y lo abrazó.
¿Pero? Toda la felicidad que estaba sintiendo se desinfló como un globo. ¿Por qué tenía que haber un pero?
La madurez y la sensatez de su hija, golpeó a Giulian con brutalidad y no fue capaz de articular palabra, de modo que Galadriel prosiguió implacable.
Los que habían sido testigos de aquel valiente monólogo, estaban desmedidamente orgullosos de Galadriel, pues estaba demostrando un sentido común muy superior al de muchos adultos. Sam, Danny y Dan tenían expresiones muy parecidas en los rostros y sus sentimientos y pensamientos no diferían en mucho, pero Dan que era el que lo conocía de toda la vida, pensaba que Giulian había perdido en forma considerable las riendas de su vida cuando se enamoró de Samantha, pero con el nacimiento de sus hijos las había perdido por completo. Por mucho que vociferara, pateara y rompiera cosas, jamás podría negarles nada. Giulian miró a su hija y dijo lo único que era posible decir.
Sonó la última llamada y los chicos dieron un último y apresurado abrazo a sus padres ajenos al hecho de que Galadriel acababa de conseguir ahorrarles, muy probablemente, muchos problemas futuros.
Mientras veían alejarse al Skik, Giulian se volvió hacia Samantha sin soltarla.
La abrazó y la besó con un poco más de fervor de lo que Dan habría considerado conveniente, pero sonrió para sus adentros, si él lo había conseguido, estaba seguro de que Giulian también lo haría.
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Los chicos buscaron una sala e inmediatamente comenzó el desfile de compañeros y amigos. Brendan apenas había entrado y sin que hubiese podido sentarse aun, vio con consternación que entraba Althea con la peor expresión. La verdad era que ya estaba harto, había tenido unas vacaciones particularmente desagradables y la chica no había contribuido a hacérselas mejor. Sin embargo, en beneficio de la paz no protestó y se marchó con ella, aunque no pudo arrepentirse más, porque ella lo arrastró hacia donde estaban sus amigas y se él aburrió mortalmente escuchando la charla interminable acerca de moda y otras tonterías. Para cuando llegaron a Develieg Folk, Brendan estaba seguro de dos cosas, la primera, que su novia era muy linda, pero tenía la cabeza vacía; y la segunda, que en lo sucesivo evitaría con diligencia verse nuevamente atrapado en una conversación con aquellas chicas.
Como de costumbre a aquella hora, caía una lluvia helada cuando llegaron a las puertas del colegio. Brendan y Althea subían la escalinata a toda prisa, mientras Galadriel las bajaba de nuevo y Brendan se detuvo bruscamente.
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Editado: 21.08.2023