Después del castigo que los chicos habían tenido que cumplir con Visant, las cosas habían seguido su curso normal, pero los miembros del clan notaron que los elfos se veían preocupados y en algunos casos casi enfermos, algo muy inusual en aquellos seres, de manera que las niñas recurrieron a las dos fuentes de información más confiables en aquel momento, Meilyr y Arianell. A pesar de que los varones habían amenazado a Aria de todas las formas posibles para que se mantuviese a distancia de los elfos, esta muchachita era terca y obstinada, así que había continuado su amistad con ellos. Y en el caso de Meilyr, y aunque su relación con Valandil seguía en estado estacionario, él siempre iba con ella.
Cuando iban de regreso al edificio, porque había sonado la campana que anunciaba la hora de la comida, tuvieron un desagradable encuentro con un grupo de Nehaims. Estos individuos y desde la partida de Dale, si bien no habían dejado de fastidiar, siempre la tenían más difícil, porque aparte de que las chicas no eran muy pacientes, Wilkes no lograba reunir muchos seguidores y Morrison era un imbécil titulado, pero igual seguía persiguiendo a Gamariel. No obstante, en aquella oportunidad se había equivocado más que en otras, pues no vio que los dos pares de gemelos venían un poco más atrás y apenas aquel necio había abierto la boca cuando ya había salido despedido hacia a un lado. Las chicas ni siquiera se habían detenido, y en el caso de los gemelos, al pasar por donde Morrison había caído, solo le lanzaron una mirada de desprecio y continuaron también.
La cena se llevó a cabo con tranquilidad y finalizada ésta, marcharon a sus edificios algunos, y otros como Brendan y Elijah se fueron a la biblioteca, porque siendo que los gemelos Cornwall no necesitaban estudiar, se lo hacían bastante difícil a los demás. Conforme iba avanzando la hora y a medida que fueron terminando sus deberes los que estaban en ello, o sintiendo sueño los que no, el salón fue quedándose vacío y cuando llegó Brendan, solo quedaban los gemelos Cornwall, Dreo que peleaba para variar con Eve, y Vladimir que intentaba resolver un problema de Alquimia en el que Dreo se había negado a trabajar.
Casi todos ellos cuando tenían alguna duda recurrían a Elijah, no porque Brendan no supiese, sino porque Elijah era más paciente especialmente con los varones que parecían no poder tomarse las cosas en serio, razón por la cual Brendan siempre terminaba sacudiéndolos o a punto de sufrir un colapso.
Afortunadamente para Brendan, lo que Vladi no entendía era sencillo y en unos minutos estuvo resuelto el problema, con lo que pudieron subir a sus habitaciones dejando a Darien y a Atenea solos. Darien soltó la mano que le había tenido sujeta todo el rato y le rodeó los hombros.
Darien acarició su rostro y sus labios descendieron sobre los de ella. En principio el beso fue dulce, pero poco a poco la intensidad fue variando y Atenea comenzó a sentirse mareada, mientras Darien experimentaba sensaciones muy inquietantes, sus manos cobraron vida y le parecía que ya no le obedecían, sino que iban a donde querían, una de ellas comenzó a ascender desde la cintura y no se enteró de cómo había abierto los botones de la blusa y soltado el sujetador de la chica. Cuando los ojos del gemelo se posaron sobre aquellos botones de piel rosada en pleno crecimiento, su respiración se detuvo por un momento. Cuando una mano temblorosa se posó en ellos, Atenea sintió que iba a desmayarse, en algún lugar apartado de su cerebro una vocecita decía que se detuviera, pero curiosamente su cuerpo no estaba de acuerdo. El cerebro de Darien en cambio estaba desprovisto de pensamientos, todo él era sensaciones y unas que le gustaban mucho. Mientras su mano acariciaba aquel trozo de piel desnuda, sus labios volvieron a los de ella, pero unos segundos después ocuparon el lugar que su mano acababa de dejar. Al sentir la boca del chico sobre su piel, Atenea emitió un gemido ahogado y éste encendió una alarma en el cerebro de Darien. Repentinamente comenzaron a pasar trozos de conversaciones con su padre y esto lo hizo recobrar algo de cordura. Con una fuerza de voluntad que no sabía que poseía, se separó de Atenea y la miró a los ojos.
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Editado: 21.08.2023