La reunión del concejo de los elfos fue tensa y controversial, pues, aunque tanto Gwier como Loeiz, habían transmitido tanto la aceptación como el mensaje de los Berserker con tanta delicadeza como pudieron reunir, Amrod y Caedmon no reaccionaron muy bien cuando escucharon la opinión de Thorheld con respecto a la necesidad de un entrenamiento. En el caso de Amrod era posible que Gwier lo entendiese, pues los hijos de Ylwyn eran guerreros, pero en el caso de Caedmon ciertamente no, porque ellos no lo eran y requerían del mencionado entrenamiento. Sin embargo, los buenos oficios de Gwier, Loeiz, Ysandar y el inesperado apoyo de Gorman, ayudaron a convencer a los reticentes elfos a aceptar las propuestas. Gorman Linwer era arrogante y en ocasiones terco y obstinado, pero no era estúpido y había entendido la necesidad de aceptar los términos planteados por los Berserker si querían que la alianza funcionara.
Loeiz fue el encargado de llevar el mensaje y fue pautada una asamblea con los representantes de todas las razas para acordar los términos de la alianza. Peter a su vez envió la notificación a Iván y a Kelan, de modo que la asamblea quedó pautada para un par de días más tarde.
Independientemente de lo que los elfos hubiesen decidido, ya Thorheld había enviado aviso a los suyos para que se presentaran en Arx, pues a su juicio era necesario comenzar lo antes posible y para eso debía conversar con sus parientes y asignarles los lugares a los que tendrían que trasladarse, pues todos los arzhaelíes no podían concentrarse en Arx dejando desprotegidas sus zonas de trabajo.
El día de la asamblea, que se efectuaría en Arx para evitar la publicidad, ya que, de haberse llevado a cabo en la sede del concejo, la presencia de los Berserkers y los elfos habría levantado una innecesaria y en aquel momento muy inconveniente ola de rumores.
Alaric y Armel fueron los encargados de guiar a los elfos, mientras que Jonathan y Aderyn se cargaron de escoltar a Peter y a Kelan.
Todos los presentes conocían, si no de trato, al menos de vista a Mael, de manera que cuando vieron entrar a los demás y en el caso de los elfos que no los habían visto, se llevaron una enorme sorpresa. Después de las presentaciones, Iván se puso de pie.
Dicho lo anterior, volvió a sentarse e Iván le indicó a Kelan que podía dirigirse a los asistentes.
Después de tan emotiva intervención, casi fue audible el suspiro de las arzhaelíes que se encontraban en las gradas, mientras que algunos de los caballeros pensaban que la vida era muy injusta al proporcionarle a ciertos individuos aparte del atractivo propio de su raza, el don de la palabra y un grosero carisma que se atraía la atención de todos fuesen hombres o mujeres.
La intervención de los elfos se limitó al agradecimiento hacia los arzhvaels y los berserkers por el apoyo, y la de los berserkers en esta ocasión fue mucho más concisa que en la ocasión anterior debido a la recomendación que le hizo Mael a Thorheld para evitar una innecesaria e inconveniente fricción con los elfos menos tolerantes. Una vez que todos habían concluido con su intervención, Ysandar pidió nuevamente la palabra mientras Loeiz le acercaba a Iván, a Kelan y a Thorheld unos pergaminos.
Iván arrugó el entrecejo y Kelan tenía expresión neutra, mientras que Thorheld miraba a Ysandar y por extensión a sus congéneres, con una expresión que estaba a medio camino entre la burla y exasperación.
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Editado: 21.08.2023