La última cosa que nadie hubiese querido vivir era otra guerra, y menos con las características de la que se avecinaba.
La generación de Samantha había tenido que enfrentar a Bastian, pero aparte de que aquel había sido un conflicto largo, en su mayor parte no se había tratado de un enfrentamiento bélico de grandes proporciones, pues Bastian había sido un político que utilizó muy bien su carisma y su influencia para acceder al poder de manera lícita, y una vez instalado en él, fue que comenzó el período más crítico para todos, mientras que los arzhaelíes que habían venido haciéndole oposición desde hacía mucho tiempo, simplemente habían pasado a la clandestinidad, aunque no por eso dejaron de luchar en su contra.
A pesar de todo, aquel conflicto les reportó pérdidas tan dolorosas como la de Eve, Vlad, Peter y tantos otros, pero en las actuales circunstancias, las pérdidas podían multiplicarse y alcanzar no solo a las otras razas, sino a los niños de las mismas, y al mismo tiempo amenazaba con acabar con las formas de vida que hasta ahora conocían.
Por todo lo antes expuesto, arzhvaels y elfos se plegaron a las condiciones impuestas por Thorheld e iniciaron los entrenamientos, y aunque sería mucho lo que aprenderían de aquellos sujetos, en el corazón de aquellos que no solo pensaban en la defensa, como eran los casos de Eowaz, Iván, Samantha, Daira, Mael y algunos otros, se había instalado una pesada tristeza, pues sabían que por mucho que se preparasen, una guerra de aquella magnitud traía consigo la angustia y el dolor de la inútil pérdida de muchas vidas.
Sin embargo, no les quedaba otra alternativa más que hacerle frente a lo que se avecinaba, pero ahora unidos como en opinión de muchos siempre debieron estar y como siempre deberían seguir.
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Editado: 21.08.2023