Al llegar el invierno, la nieve cubrió de un blanco manto la sepultura, y cuando el sol de primavera la hubo derretido, el padre de la niña contrajo nuevo matrimonio.
Valentine se levantó temprano y se marchó dejándome completamente sola en casa.
Anoche yo me había encerrado en mi habitación pero de alguna manera él había entrado muy tarde y se había dado cuenta de que a un lado de mi cuarto se hallaba la ropa sucia tirada. Valentine no había dicho nada y yo había fingido seguir dormida mientras que él trataba las quemaduras de mis manos y llevaba mi ropa a lavar, después se fue.
Llore toda la noche dejando ir mis penas y al día siguiente él se había ido a algún lado. Yo me había quedado sola en casa durmiendo hasta tarde y me había despertado con unas increíbles ojeras en el rostro.
Me mordí los labios con impaciencia cuando me di cuenta de que pasadas las once de la mañana no llegaba y por mis horarios y mi trabajo de medio tiempo, no pude preocuparme más que eso.
Fui a repartir pizzas a domicilio como tenía planeado desde las doce hasta las dos de la tarde y después almorcé algo simple esperando que cuando llegase a casa, Valentine tuviese preparado un festín para mí, sin embargo él no apareció y eso me irrito aún más.
Comencé a pintar la obra más grotesca que hubiese imaginado y después de eso termine hecha un lio entre los colores de las paletas que ensuciaban mi ropa.
El día paso rápido después de hacer mis tareas y cuando me canse de dar vueltas en mi cama pensando en las respuestas cortas de los simulacros de exámenes que tenía para el día siguiente oí el cerrojo de la puerta al ser destrabada, me levante de la cama después de observar la hora.
Él se había demorado mucho y por eso mismo cuando lo vi con la camisa hecha un lio en un traje elegante, uno que muy pocas veces lo había visto usar y oliendo a un fuerte perfume de mujer, uno entre dulce y floral que yo conocía muy bien apreté la mandíbula y no dije nada.
Fui a la mesa y calenté la comida que había preparado, después como toda una rutina él se colocó frente a mí en lo que yo preparaba la cena y ambos nos sentamos a comer en silencio.
Valentine muchas veces había sido el tipo de persona que era difícil de leer y por eso, por sus hermosas expresiones de mármol cuando estaba serio y lo increíble que resultaba esa misma seriedad y tranquilidad en él me decía mucho.
Yo podía ser su mejor amiga pero había cosas que Valentine siempre me ocultaba.
—Hoy fui a una exposición de arte, —comencé a masticar la comida y él suspiro— y tu estuviste ocupada todo el día, ¿verdad?
—Trabajo, estudio y pintura. —fue mi respuesta.
—De todas maneras, en esa exposición fui invitado a una fiesta, algo elegante, y me dijeron que te invitara también.
—¿Por qué me invitarían tus amistades?. —pregunte dejando de comer.
—Porque les dije que “La Cenicienta” era mi mejor amiga, y ellos quieren conocerte, dicen que podrías ser una excelente modelo.
—No me interesa ser modelo.
—Lo sé, —él se encogió de hombros y contemplo su tenedor vacío— pero siempre es bueno probar de todos los platos para saber cómo es su sabor y como combinarlas para que sepa mejor.
—No estoy interesada. —él suspiro y volvió a comer.
—Ayla, quería que fueras porque estuvieras interesada pero ya que no quieres, entonces tendré que decirte que Andrés Cavill será un invitado especial y que hay rumores también de que N.C. también asistirá.
—¿Andrés Cavill?
—Ayla. —me reprocho Valentine y me sentí recelosa por la “amistad” que lo había invitado sin embargo, de vuelta, no pregunte.
—¿Por qué realmente quieres que vaya?
—Porque el mundo necesita conocerte.
—Valentine… —me sentí inquieta porque cada vez que Valentine me miraba directamente a los ojos, esperando que yo comprendiera lo que pensaba sin decirlo, esperando que confiara en él. Como siempre yo… era débil.
—¿Confías en mí?
—Si. —respondí sin dudar y la tensión desapareció de sus hombros.
—Perfecto porque estaba comenzando a pensar en que mi plan era un poco loco.