Asesinando a los pretendientes

1

Una habitación a oscuras, un joven de cabellos y ojos negros como la noche.

Todo comenzó con cierto mensaje: [Estoy embarazada]

Y aunque de por sí aquel mensaje contenía una mayor cantidad de palabras, la mente del joven solo reconoció aquellas dos, que destacaban como si hubiera un brillo extraño remarcándolas.

—...— sin embargo, la repentina revelación lo dejó sin palabras. Pasó unos momentos con los ojos completamente clavados en la pantalla.

¿Debería estar feliz? Esa persona no es muy lista, pero tampoco pienso que mienta de esa manera... ¿verdad?. Tras pensarlo por unos momentos y que le ardiesen los ojos, finalmente sacó esa conclusión. Su mente estaba comenzando a calentarse, casi como si tuviese fiebre, pero no pensó mucho en eso. Aun mareado, no tenía tiempo que perder.

Arrastró sus pies, incluso si estos se sentían como pesas pegadas a sus piernas, y se movió hacia una esquina en la habitación que le pertenecía. Encontró un librero de seis niveles donde había cierta variedad de libros que vio alguna vez mostrados en las tiendas, sin embargo, eso no es lo que estaba buscando.

Un vistazo más de cerca revelaba unas irregulares marcas en la pared, formando un pequeño cuadrado marcado.

Había visto cierta cantidad de películas en la TV en su tiempo libre, en algunas de estas el antagonista ocultaba sus pertenencias importantes en escondites detrás de paredes falsas o cuadro; aunque no entendía los mecanismos complejos, decidió hacer algo similar y esconder un pequeño compartimiento detrás de su librero, incluso si las reglas de su apartamento prohibían las modificaciones.

Nunca sintió la necesidad de esconder algo, sin embargo, fue obligado a esconder ciertas cosas de las que no se podía despegar.

Una vez quitada la pared falsa hecha de cartón, se reveló el compartimento, con algunas cosas guardadas en dos cajas, una pequeña y otra de mayor tamaño.

Él, por supuesto, sabía exactamente lo que contenían.

Abrió la caja más pequeña y un arma de mano se mostró.

.

.

Tal vez fue él... No, esa persona es cobarde... ¿tal vez aquella? , mientras tenía en mente aquellos rostros que había conocido en el pasado el joven se terminó de vestir.

Sobre su cuerpo tenía ahora una vestimenta de color negro compuesta por una chaqueta larga, un par de pantalones, una camisa y un par de botas. Todo el conjunto era de un color negro. Esto era el conjunto que encontró dentro de la caja más grande dentro de su compartimiento secreto.

¿No es muy a la medida?, se encontró pensando.

Nunca midió su cuerpo fuera de las mensuales revisiones en su anterior escuela hace años, pero tenía una idea de sus medidas. Aun así, la ropa que ahora portaba le quedaba de una manera que no podría ser descrito como nada más que perfecto.

¿Acaso sabían que lo usaría? No, será mejor que deje de pensar en eso, concluyó.

A inicios de febrero donde, aunque la nieve ya había parado de caer, las calles seguían teniendo temperaturas negativas, nadie sospecharía mucho sobre su vestimenta. Aun si llevaba una mascarilla para ocultar su rostro, podría taparla con su bufanda de invierno.

—Entonces, estoy listo. —se dijo a sí mismo y salió de su habitación.

Entonces, cuéntame... ¿a quién debería cazar?, mientras pensaba en esos asuntos, revisó una vez más el mensaje y le dio a la opción de ["Contestar"]

. . . .

Nota: El siguiente capítulo será más largo. 



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En el texto hay: asesinato y un asesino suelto

Editado: 06.02.2023

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