Capítulo 2: La noticia se transmite
Por la mañana, Lucas se levantó un tanto abrumado pero con buen ánimo. Pronto se acordó del barullo en la biblioteca de la noche anterior. ¡Debía fijarse en los diarios las noticias! "Ojalá digan algo sobre lo de ayer"- pensó Lucas para sus adentros.
Finalmente se levantó. A diferencia del día anterior, hoy el clima sostenía un calor soportable, esto lo hacía bastante agradable. Se dirigió casi dormido hacia el comedor, dónde se encontraba su madre preparando la comida para el desayuno y su hermana grande deseosa de unas ricas tostadas recién hechas. A estas dos, a su lado, las acompañaba Luther, el padre de Lucas. Este leía el diario pacíficamente aunque cada ratos mirando de reojo igual de ansioso que si hija mayor en dirección hacia las tostadas. Lucas no pronunció palabra acerca de lo que había presenciado ayer de tarde en la biblioteca, pues esperaba el momento indicado. Este momento llegó antes de lo previsto, antes de que empezarán a desayunar.
- ¿Un asesinato ayer por la noche? - exclamó sorprendido Luther. Observando estupefacto el diario.
Lucas seguía sin decir nada. Resultaba que para estos temas era un tanto tímido.
- ¡Hay cariño! - dijo la madre de Lucas, Martha - ya te he dicho que no puedes utilizar el diario hasta después del desayuno. Y con respecto a la noticia, sabes que los periodistas son unos farsantes que no tienen nada más que hacer y malgastan su tiempo en molestar a la gente con noticias completamente falsas.
- Parece cien por ciento digno - agregó Lucas.
- ¿Tú qué sabes? Jamás te ha importado el pueblo ni mucho menos las noticias - dijo poco menos que interrumpiendo, su hermana, Kate.
- Déjense de pelear, me tienen harta - exclamó Martha. - Vamos a comer, Luther, luego hablaremos a solas sobre el asunto.
- Pero… - empezó a decir Lucas. Que fue interrumpido por la mirada ardiente de rabia de su madre. Así que accedió a callarse y dedicarse al desayuno.
Terminada la comida Martha anunció:
- Bueno...les pido por favor que se retiren ya que tengo que hablar sobre algunos asuntos con su padre. ¿Podrían...por favor?
- Lucas y Kate no tuvieron ni siquiera que asentir, se levantaron y cada uno partió hacia su dormitorio. Kate disgustada, como siempre, como generalmente se encontraba.
- Bueno cariño...¿qué me decís acerca de la publicación de los diarios? En verdad estoy interesada en ello, simplemente, tenemos que intentar no generar un ambiente tenso en nuestros niños, por esto fue que actué como si fuera una noticia falsa.
- No lo se. Por lo que he leído hasta ahora simplemente han dicho que se ha hallado el cuerpo de un joven en medio de la calle Bakerthfail por la madrugada - contestó un tanto inseguro Luther.
- ¡Calle Bakerthfail! ¡Cerca de la casa de Samantha! - La voz de Martha hizo sobresaltar a su marido - Me pregunto…¿qué será de la vida de aquella mujer? En algún momento tendré que pasarle a saludar, tal vez sepa algo más acerca del caso actual.
- ¿No mencionaron nada acerca del homicida? Hablo dirigiéndome a la identidad de la persona - Añadió la madre de Lucas
- Hasta el momento no. Igualmente, se sabe que siempre demoran en publicar esas cosas tan detalladas. Tranquila, pronto lo sabremos...eso espero.
Sonó el timbre en la calle 4 de Richmond Street. Stacy Brown abrió la puerta. Su rostro reflejaba una leve simpatía bastante común en ella. Observó a Lucas, que permanecía parado frente a su puerta.
- ¿Lucas? Dime…¿que te trae por aquí? A decir verdad, no esperaba tu visita.
- Buenos días Jane. ¿Podría pasar a hacerle algunas preguntas? - Lucas ya había ido con anterioridad a esa casa. La conocía a la perfección. En varias ocasiones había ido a consultarle a la señorita Stacy acerca de los libros por los cuales estaba interesado y ella lo había recibido muy amablemente.
- Seguro...pasa - respondió la otra un tanto desconcertada
Se adentraron en la enorme casona. Stacy siguió hasta la cocina. Contaba con una sala de estar grande, con dos sillones antiguos, también grandes con aspecto cómodo. Al lado de la mesa ratona se encontraba una estufa a leña de piedra, con plantas decorativas por encima. La cocina también ocupaba una gran parte de la casa. Se ubicaba al lado de la sala de estar, separada por un pasaplatos de madera de roble, probablemente cortado ya hace unos cuantos años. En el mármol apoyaba varios condimentos y especies de plantas como albahaca, menta y algunas otras más. Al fondo de un pasillo amplio se ubicaban 2 dormitorios y una escalera que conducía al ático. A Lucas le fascinaban aquellas construcciones. Jane Stacy se tomaba el tiempo y la dedicación perfecta para decorarla con diversos artefactos y limpiarla seguidamente.
- ¿Deseas tomar asiento? ¿Alguna bebida a gusto? - dijo Jane a medida que se servía una especie de jugo de manzana
- Muchas gracias, pero recién he desayunado
- Perfecto. Escucha…¿vienes a hablarme acerca del anuncio que dí ayer por la tarde en la biblioteca? Dime si estoy en lo correcto - preguntó Jane intrigada.
- En verdad sí. Has acertado. Deseaba preguntarte si sabes algo acerca de la víctima, la causa o sobre el mismo homicida. Sé que usted tiene un contacto cercano que vive por allí, en la calle Bakerthfail, ¿no es cierto? - preguntó Lucas sin rodeos
- En verdad si lo es. Hasta el momento no se nada más que el lugar en que fue desarrollado el homicidio y la hora, supongo que ya la sabes. También me enteré de que la policía está haciendo varias investigaciones y entrevistando a varios habitantes de esa calle. ¿Le has contado a tu madre acerca de esto? Ella conoce también al contacto que tú me has dicho que habita en Bakerthfail. Fuimos condiscípulas hace algunos años. Ella es Samantha Cooperfield, seguro la habrás escuchado nombrar.
- Creo que si he sentido hablar de ella, tal vez la he escuchado en llamadas con mi madre. A mamá no le he dicho nada. Esta mañana pensaba hacerlo hasta que mi padre leyó el diario en voz alta, y mi madre salió diciendo las mismas palabras de siempre: “esas noticias son falsas”, “¡qué cosa con la gente del diario!”, “ ¡siempre molestando!”.
- Ya lo veo - dijo vacilando Jane Stacy - No te lo ha dicho aún.