Si todos los habitantes de reino se quedaron en Shock al ver a pequeño de esta forma, aunque ahora su nombre es Amadis, ni siquiera prestaron atención en que entre los heridos se encontraban enemigos, en fin, estos fueron atendidos aparte con las mismas atenciones, pero pequeño se aseguraba que todo estuviera perfecto para ellos. Ahora estamos reunidos los cuatro, Tina, Fidel, Amadis y yo, la tensión era demasiada sabía que pronto tendría que reunirme con Gwyddyon y no sería agradable.
— Fidel soy más alto que tu — dijo Amadis para romper este gran silencio — deja esa cara deberían estar diferentes, finalmente recibí mi nombre lo que quiere decir que pronto seré el gobernante del reino
— ¿Cómo planeas enfrentar a meginhard de esta forma? — pregunto Fidel
— pediré que se retire voluntariamente — contesto pequeño y tanto Fidel y Tina se molestaron
— esto no funciona así — dijeron al unísono — tengo que parar esto antes de que empeore
— claramente nos encontramos tensos, ni siquiera han preguntado el nombre de pequeño
Lo mejor hubiera sido quedarme callada, cuando se presentó por su nombre, Tina pregunto quién lo nombro, con una sonrisa Amadis fue sincero, mostrando lo feliz, agradecido y afortunado que se sentía, pero los dos me veían extraño en especial Tina, en lugar de extraño quería matarme con su mirada. Fidel concluyo que esto sucedió ya que no soy de este mundo así que no tuvo el mismo efecto, pero no podríamos tener nada asegurado hasta que Gwyddyon lo viera y analizara la situación, le pedí que mínimo me dejara descansar por un día antes de verlo y acepto ya que sabía que esto sería un fuerte problema para todos los involucrados. Al llegar la noche preferí intentar dormir ya que posiblemente tenga que mantenerme despierta por más tiempo y reducir mis horas de sueño, tengo que estar preparada para lo que sea que pueda ocurrir en el futuro.
Al llegar el amanecer me prepara para la visita, Amadis vino temprano para decirme que no permitiría que su padre me lastimara, no me sentí tranquila ni aliviada, porque sé que Amadis no podrá interferir si su padre decide terminar con mi vida, porque hacerlo significaría que está en su contra, sería como que la guerra continuara, pero ahora entre padre e hijo. Comencé a pensar en que sería de mi vida si eso sucediera, simplemente comencé a conformarme en quedarme en este mundo, en algún momento deje de intentar regresar o tal siquiera irme a otro mundo, esta conformidad me está trayendo problemas ahora porque mi supervivencia será más complicada.
Sin darme cuenta nos encontrábamos afuera de la cueva de Gwyddyon, Fidel fue el primero en entrar y reportar la situación, desde la ayuda a los heridos e incluso la aparición de Amadis y su ayuda a los heridos del reino enemigo, todo estaba bien hasta que escuchamos un fuerte rugido, no teníamos que adivinar que Fidel llego a la parte en que Amadis tiene forma humana o que yo le di su nombre. Desde la cueva escuchamos su voz pidiendo que entráramos parecía que intentaba mantenerla calmada pero no funcionaba para nada.
Pequeña, me siento tan pequeña al lado de esta gran criatura que puede matarme de muchas formas, de un golpe dado por su cola, siendo aplastada por su garra, siendo quemada por su gran fuego mientras ruge que ya sabe si me causa daño o simplemente siendo comida de un solo bocado, tiemblo con tan solo pensarlo y quiero abrazarme a mí misma, e incluso llevo mis manos, pero me doy cuenta de ello y las bajo intentando calmarme. Amadis se dio cuenta de mi condición y me tomo la mano, dedicándome una sonrisa, pero la solté inmediatamente diciéndole que este acto podría traernos más problemas.
— gran dragón Gwyddyon me presento ante usted con el nombre de Amadis — dijo cuando estábamos frente a su padre que lo observaba detenidamente
— ¿Qué sucedió contigo?, ¿hijo mío porque permitiste que esta mujer te brindara tu nombre? — pregunto algo molesto, pero sin alzar su voz
— gran dragón Gwyddyon, como bien conoce nosotros no elegimos quien nos nombra, simplemente nace una conexión con la persona cuando llega el momento, en este caso Astartea fue mi conexión — Gwyddyon levanto su pata y la azoto en el suelo con gran fuerza dirigiendo su mirada a mi
— todo esto es tu culpa, mi hijo jamás podrá ser un dragón porque su poder está incompleto a causa de ti — rugió, dejándonos casi sordos por un momento — esto es a causa de que no eres de este mundo, debí haberte eliminado cuando llegaste a este mundo
Gwyddyon me rugió, me miro con una gran furia en sus ojos, estaba segura planeaba terminar con mi vida en ese momento y no tengo nada con que defenderme, sé que, aunque ahora tengo una mejor relación con Fidel, el obedecerá las ordenes porque es un caballero dragón y en cuanto a Amadis el también no querrá enfrentar a su padre, o más bien pienso que lo elegiría primero a el que a mí, ya que solo soy una intrusa. No fue así, tal como dijo pequeño me protegió, se colocó frente a mí desafiando a su padre, aunque este le ordenara retirarse en no lo hiso.
— ¿desafiaras a tu padre? — pregunto Gwyddyon
— gran dragón Gwyddyon le confesare que desde que Astartea llego a este mundo nuestra conexión se presentó, solo que no lo había dicho inmediatamente porque quería disfrutar de esa vida mientras aun no era un dragón, lo que quiero decir es que Astartea estaba destinada a darme mi nombre — contesto firmemente y desafiando a su propio padre
— Amadis, como tu padre te ordeno alejarte de ella ¾ si salía de esta situación seria un gran milagro, Amadis se negó a obedecerlo
— con todo respeto negare a obedecer su orden gran Dragón Gwyddyon, Astartea es una persona muy especial para mí, ella estuvo a mi lado desde que llego a este mundo, me apoyo, me ayudo, me protegió de grandes peligros y sobre todo me mostro una verdadera felicidad, abandonarla sería algo imperdonable para cualquiera que estuviera en una situación similar — ahora Amadis fue quien alzo la voz, Gwyddyon quedo sin palabras
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Editado: 05.07.2024