Asterión sin estrellas

002: Confianza 

002: Confianza

Las heridas de Asterión estaban casi sanadas y se encontraba sentado en la taberna mientras Laconia estaba de pie a su lado como si fuera su guardaespaldas.

-No tienes que estar de pie todo el tiempo sabes.

-Me lo repites cada vez que te sientas, no es mi culpa que seas un perezoso.

-Guardo energías para la misión.

-Si, caminar y hablar te cansan bastante al parecer.

-Me lo merezco luego de la bienvenida que acabo de recibir.

Luego de la espera finalmente vuelve el empleado del lugar, observa la destrucción atentamente, pero no parece muy sorprendido, levanta su mano derecha y en su dedo anular hay un anillo exactamente igual al del gigante que brilla intensamente mientras hace orbitar pequeños escombros, el hombre reconstruye toda la muralla de piedra quedando exactamente igual que en su estado original.

-Tendrá que pagar por el kántharo roto señor.

Le informó a Asterión mientras este se levantaba y procedió a subir unas escaleras detrás de la barra junto a Laconia, este miró a los ojos serpentinos de la guerrera y con una sonrisa burlesca le susurró:

-No se dio cuenta de que me robé unos tragos de vino.

Laconia respondió golpeando ligeramente el brazo de Asterión haciéndolo tambalear.

El empleado los dejó en una habitación con solo unas sillas y una mesa de centro con el mapa del laberinto en el cual estaba tachado con una equis un espacio supuestamente blanco entre dos rutas, en la habitación se encontraba sentado un joven fuerte y alto, equipado con casco tracio de visor adornado con una pluma la cual ocultaba su rostro, unas grebas y unos guardabrazos, estos últimos de un bronce limpio y pulido similar a los de los hoplitas que vigilan la ciudad, cargaba una espada sica y una honda como armas, el joven observó con gran interés a Laconia, se quitó el casco, revelando un rostro fino y delgado con una cabellera rizada y dorada que llegaba hasta la nuca además de unos ojos grandes y anaranjados como la miel, el soldado se levantó de su asiento rápidamente para saludarla cordialmente mientras se arrodillaba.

-Buenos días, señorita Laconia, soy Niko el nuevo tracio de su escuadrón enviado por el mismísimo arconte de la luz, mi bendición viene del favor de Zeus y me especializo en combates cortos, muchísimas gracias por esta oportunidad, prometo no defraudarla mi capitán.

Asterión sonrió ligeramente mirando a la mujer.

-Otro fan tuyo “señorita Laconia”.

Mencionó eso soltando una minúscula risa que se aseguró de que Laconia escuchara, ella forjó una mueca de cansancio por tener que explicar la situación quien sabe ya cuántas veces.

-Saludos, soldado agradezco tus palabras y entusiasmo, pero yo no soy el capitán de esta misión esa es tarea del polemarca Asterión a mi lado.

Niko levantó la mirada y como una lluvia de escepticismo dudó completamente de esas palabras al ver a ambos sujetos al lado del otro, Laconia es una de las guerreras más fuertes de la polis(1), un genio del combate armado y con un alma casi el triple de grande que el de un heleno promedio gracias a la sangre de Hidra recorriendo su cuerpo que le dota su mítica apariencia, cuatro codos de alto y un cuerpo lleno de duras escamas rojas que funcionaban de armadura natural que complementaba con guardabrazos, grebas y una coraza de bronce enrojecido, incluso su rostro y cuello tienen algunas escamas para proteger zonas vulnerables, también poseía una gruesa cola que funcionaba no solo para mejorar el equilibrio al balancear su negro espadón de obsidiana, sino que también como catalizador para su bendición, junto a unas alas negras rasgadas que a pesar de no servir nada más que para planear algunos metros, ella utilizaba para ocultar fintas o alejarse rápidamente de sus enemigos, además de unos grandes ojos completamente amarillos con unas pupilas verticales que muchos creían le permitía ver en la oscuridad, ella es una máquina de matar con fuerza e inteligencia muy por encima del promedio, por lo que cualquiera se sorprendería de ver que está al servicio de un hombre como Asterión, un tipo delgado, débil y con un alma apenas distinguible que el de un animal cualquiera, con un cabello largo y barba descuidada, más parecido a un vagabundo sin hogar que al capitán de un escuadrón, ni siquiera estaba armado o equipado con absolutamente nada, era indistinguible de un civil cualquiera “¿Por qué la señorita Laconia sigue las órdenes de este sujeto?” se preguntaba Niko al observarlos, pero no cuestionó las órdenes de la mujer y como buen soldado simplemente siguió las órdenes de su superior.

-Entendido, saludos polemarca, un gusto conocerlo.

-Saludos Niko, soy Asterión el polemarca de esta “media” falange, veo que ya sabes sobre nuestra bestiaria Laconia, el arconte te recomendó así que espero grandes cosas de ti.

Ambos se dieron un débil apretón de manos, Niko seguía sin estar convencido de este polemarca, pero no tenía más opción que confiar en la decisión de Laconia. Asterión procedió a explicar el plan en el mapa del centro.

-La ruta del laberinto hacia la isla de Scíathos ha sido bloqueada por un nido de myrmekes que cavaron numerosos túneles en la zona, el campamento en medio de la ruta está a punto de ser derrumbado por lo que nuestro objetivo es proteger el lugar y salvar a los sobrevivientes mientras el arconte ubicado en la isla se dirige a destruir el nido, también llevaremos comida al lugar, en la habitación de al lado están los suministros, tú y Laconia llevaran los sacos, eso es todo por ahora, vamos.



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En el texto hay: tragedia, magia, guerra

Editado: 06.12.2024

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