007: Lluvia
El polemarca caminaba de vuelva a la polis, la noche se acercaba más y más junto a enormes nubes grises antecediendo una llovizna, el sol se ocultaría en unas horas y el tiempo se agotaba, pero Asterión no apresuró el paso, solo caminó a su ritmo, pensando en que hacer mientras recordaba con detalle su primer encuentro con Teseo.
La lluvia comenzó a caer y Asterión se detuvo para contemplar por un momento las gotas caer sobre el río, la claridad y tranquilidad que antes tenía este, ahora interrumpido por aguas turbulentas y el ruido de la estruendosa corriente, un pensamiento maldito pasaba por la mente del polemarca, el de abandonar la polis y sus compañeros para sobrevivir, se agarraba con fuerza la nuca mientras miraba sus pies y el lodo que iba cubriéndolos, él sabe que esa es la decisión incorrecta que solo un traidor cobarde tomaría, pero volver a la ciudad es solo un suicidio, por una causa que ni siquiera es noble, defendiendo una ciudad llena de esclavistas que el joven detestaba con toda su alma.
-¿Qué sentido tiene todo esto?
Fueron las únicas palabras que pudo formular su cerebro, Asterión se ha esforzado como pocos para llegar a su posición con la esperanza de hacer un cambio, pero ahora todo se desvanecería por una mala decisión. Retomando el curso a Scíathos lo mas lento que podía, como si eso le diera más tiempo para mantenerse con vida, Asterión siempre mirando el suelo observó una pequeña polilla que incapaz de volar por la lluvia; se había estrellado contra la tierra, el polemarca la puso en su palma y la dejo descansando en un tronco mientras el insecto secaba sus alas, puso su mano una ultima vez en su nuca y miró el cielo mientras apretaba sus dientes y parpados.
-Al menos, al menos debo salvarlos.
…
Asterión volvió finalmente a la empalizada y varios hoplitas estaban armados, cargando cosas de un lado a otro y gritándose ordenes entre sí, las preparaciones para la batalla estaban lejos de estar listas. En la base de una de las atalayas el polemarca vio un rostro familiar.
-¡NIKO!
Luego del grito el tracio rápidamente se reunió con su líder, tenía un rostro de extrema preocupación.
-Estas… estas vivo, tú, me dijeron que te encontraste con Teseo, yo, pensé que ya no.
-Infórmame de la situación aquí y llévame con el comandante, atacaran en unas horas.
Hubo un pequeño silencio mientras Niko procesaba la situación y finalmente luego de recomponerse, volvió su voz de siempre.
-Tratan de reforzar la empalizada como pueden, no hay muchos bendecidos por Hércules en esta zona por lo que priorizan las atalayas, de todas formas esperan que la muralla caiga así que cavaremos una zanja para retrasar a los micénicos, mientras tanto los ciudadanos escapan por el laberinto.
Ambos llegaron a una gran casa donde por afuera varios guardias afilaban sus armas y pulían sus anillos, al entrar vieron un mesón enorme donde Laconia, otros estrategas y el comandante; un hombre de mediana edad bastante fornido y armado como los hoplitas sumado a una capa, discutían sobre planes para defender la polis, ninguno se giró para observar quien entro a verlos.
-En tres horas llegarán los minotauros.
Los cinco estrategas miraron al dúo entrar y Laconia inmediatamente se levantó a recibirlos.
-Polemarca, me alegra que se encuentre bien.
El comandante no parecía tan contento.
-Llego el hombre que sobrevivió un encuentro con Teseo el fundador, que raro considerando su falta de bendición, Asterión el sin estrellas ¿Qué información relevante nos traes?
Asterión comprendía la ironía y las dudas del comandante, seguramente debe imaginar que el polemarca es un traidor o simplemente un inútil salvado por la suerte.
-Teseo trajo una pequeña fuerza de combate, aproximadamente unos cincuenta micénicos, vienen en represalia por los minotauros esclavos mantenidos y exterminados en la ciudad.
El comandante sonrió y se tranquilizó mucho más.
-¿Solo cincuenta, podemos confiar en este reporte?
Laconia de pie giró la mirada hacia el comandante.
-El polemarca es un estratega connotado, ha servido fielmente a Helena y los arcontes, su información es muy relevante para nosotros para este combate.
El comandante parecía disgustado por el comentario pero no tenia forma de rebatirlo, así que simplemente aceptó la situación.
-Bien, si son solo cincuenta micénicos nuestro único problema debería ser repeler a Teseo. Esta polis cuenta con ciento cincuenta hoplitas entrenados y luchamos en nuestro territorio, esto apenas será un desafío.
-No lo subestime comandante, las tropas de Teseo son pocas porque son soldados de elite y sus tácticas suelen ser extremadamente agresivas, recomiendo solicitar refuerzos y realizar una guerra de desgaste, contraatacar no resultará en un buen resultado.
El comandante puso ambas manos sobre la mesa y se levantó de su asiento.
-No me des ordenes niño cuida tus palabras, no comparto tu plan, nuestras fuerzas son el triple de grandes y una batalla de desgaste solo generará muertes y gastos innecesarios.
Editado: 06.12.2024