Me encontraba con muchas dudas sobre el tema de los astros. Mis inseguridades salieron a flote, pero lo que tenía más presente era lo que me había dicho Joey, estaba dispuesta a que me dijera todo lo que sabía e incluso también tome ese día para poder hablar con mi mamá sobre que vio a mi papá; pues desde esa conversación, nos distanciamos un poco. Ella preocupo durante este tiempo y se notaba dese lejos, pues ella siempre fue una mujer alegre y esos últimos días había estado distante.
—Joey —toque a su puerta— ¿podemos hablar un momento sobre lo que dijimos en el supermercado?
—Prefiero no decir nada Eliza —me respondió. Escuche que suspiro—, tal vez mas tarde.
Me resigne cansada. Volví a mi habitación, me acosté en mi cama pensando acerca de lo que estaba viviendo. Era una adolescente que había vivido cosas totalmente extrañas. O tal vez nunca fueron «normales», pero nunca imaginé que esas veces que el tiempo transcurriera lento era porque tenía una habilidad. Cerré los ojos intentando pensar en que todo eso que me paso era un sueño, despertaría en la mañana de las pruebas y estaría el grupo de los artistas, de la gente creativa. No quería ser la elegida, solo quería ser una chica normal. Sentí un nudo en la garganta que no pude ocultar.
—Eliza —mi hermano Ethan toco la puerta, interrumpiendo mis pensamientos—. Mi mamá quiere hablar con todos después de comer, así que hoy comeremos juntos como antes.
—Bajare cuando este la comida —respondí.
Suspire y de nuevo cierre los ojos.
—No lo entiendes hermanita o tal vez no me explique. Me refería a que ya está la comida lista.
—Está bien, ya voy —me levanté de mala gana, abrir la puerta y vi al fondo del pasillo la cara de Joey. Todos juntos nos dirigimos al comedor sin decir una palabra.
Por una extraña razón, sentí una tensión entre los tres.
Al sentarnos en la mesa mi madre nos sirvió un plato a cada uno. Nos sirvió agua de sabor y ella también se sentó con nosotros. Hoy ella lucia esplendida, sonriente y de nuevo jovial. De algún modo aquellos días en la cual no habíamos hablado, no hubieran existido.
Cada uno empezó a probar la comida sin decir nada. Mis papilas gustativas se sorprendieron por la sopa que había preparado.
—Mamá —comenzó a decir Joey con comida en la boca—, ¿de qué quieres hablar?
—¡Joey! —me moleste— no hables con la boca llena.
Joey inmediatamente me enseño su boca con comida masticada en modo de molestia, hice cada de desagrado. Le lancé la servilleta hecha bola, la dirección me fallo y se fue directo en el plato de Ethan, algo molesto la saca.
—Eres una tonta Eliza —dijo él.
Mi madre tomo la malo de Ethan calmándolo y lo regaño inmediatamente que no me hablara así. Suspiro y también regaño a Joey por hablar con la boca llena. Nos mira con ternura, los tres agachamos la cabeza. Por esa misma razón, sentía un ambiente pesado «tal vez es mi imaginación, tal vez soy la única que siente una carga… solo necesito descansar» pensé.
—No importa eso ahora hijos. Los quiero mucho, pero si, quería hablarles de algo muy importante.
Los tres volvimos a comer. Mi madre tomo un pedazo de pan y tranquilamente se lo llevo a la boca. Ethan le pregunto de que era el tema que quería hablar.
—Sobre dos temas —hizo una pausa larga—. Delicado. Pero primero diré el que no están delicado, porque se lo que son, mis hijos. Y el otro…
—¿Te encuentras bien mamá? —le pregunte.
—Claro que si hija —me mira con ojos de alivio y ternura. Ella era mi madre, pero algo dentro de mi sabía que algo estaba mal, sentí eso por la manera distante de hablar—. Quiero hablarles, sobre… Eliza, sé que eres un astro.
A continuación, paso algo caricaturesco. Ethan arrojo la cuchara a la sopa, ensuciado a su alrededor y produciendo el sonido de metal contra cerámica. Joey casi escupía la comida, y yo solo la mire sorprendida, sin entender o razonar lo que acababa de decir. Los tres estábamos en un estado de sorpresa. El tema nunca hablado en la familia.
—También sé que eres un astro Joey —mi madre seguía tranquila y compasiva. Este bajo la mirada avergonzado— y Ethan, sé que estas dentro de la «sociedad de astros» sé que eres parte de la generación con Zac, siendo el mentor del grupo de Eliza.
«No me miren con esas caras hijos —mi madre sonrió ampliamente—, soy su madre y sé que este tema nunca lo saque en la familia. La razón es simple, porque tenía miedo de que estuvieran en peligro. Como saben es muy difícil ser diferente a una persona «normal». Y tal vez se pregunten «¿cómo sabe esto mi mama?», la respuesta se los diré, pero antes. Tienen que especificarme realmente que habilidades tienen y a qué edad se enteraron de sus habilidades y tu Ethan a pesar de que sé que no tienes esas habilidades, quiero saber cómo te enteraste de esto, sobre todo porque tu eres el mayor, y supondré que fuiste el primero en entrar ahí.
Los tres nos vimos mutuamente, nadie hablo hasta que Joey dijo algo tímido:
—Hace cinco años mamá —dio un sorbo al plato y vio a mi madre con miedo—. Cuando tenía diez años, en mis sueños veía algo totalmente extraño, cosas… del futuro. Al principio eran cosas que pasarían después de levantarme, por unos minutos o unas horas. No entendía lo que pasaba, escuche sobre los astros, dos años después de esos sucesos. Cuando mis poderes crecieron, ya no solo eran sueños, se convirtieron en visiones del transcurso del día. De lo que podía pasar en la escuela o aquí con ustedes. Tenía miedo de que podría pasarles algo o a mí. Miedo de morir.