Astros

Capítulo 17 - Cadáveres

A partir de estos días, tenía más cosas en mi mente, ya no me interesaba tanto el hecho de ser astros y creo que a este punto me podría acostumbra a ello. Había olvidado completamente lo que había pasado con Soraya y Roxanna días anteriores en el supermercado, y aun no había ido a la dirección que me pusieron en el papel. Parte de mi poseía miedo de ir, pero tenía que obtener respuestas de alguna manera.

Ahora algo también dentro de mí se encontró aliviada, porque mi mamá me había confesado que ella era como yo, y que pronto también me aclararía mis preguntas. Ahora lo que más me importaba era sobre Hannah. Alex me dijo que podría ser mi pariente, mi madre aclaro que el poder que tengo tiene herencia, podría seguir las pistas. Y por lo que escuche en el baño con Cecilia, también posiblemente estaba viva.

Me habían pasado tantas cosas que no tenía tanto tiempo para asimilarlo, pero estaba acostumbrándome. Tenía también a Joey de mi lado para saber el posible futuro, pero todo también dependería de mis decisiones, como dijo mi madre “el destino no está escrito”.

Iba de camino a la escuela, hoy había decido caminar. El tono de llamada de mi celular me despertó de mis pensamientos.

—¿Hola? —conteste.   

Eliza, que bueno que eres tú —era una voz familiar.

—¿Lucy? —pregunte.

Si soy yo, sé que no he sido buena amiga últimamente, pero por favor necesito hablar contigo, han pasado muchas cosas y no sé a quién contarle, tú eres a la única en que confió —Su voz estaba algo apagada, menos alegre de lo normal.

—Voy a tu casa ahora mismo —lo dije como buena amiga.

Por favor, no tardes —fueron sus últimas frases y me colgó.

Poco después de caminar un rato, me encontré a unas pocas cuadras de la casa de Lucy, pero sentí en todo ese rato que alguien iba detrás de mí. Alguien que me perseguía.

—«Eliza» —escuche una voz dentro de mi cabeza. Era de una mujer, su voz era escalofriante.

No dije nada y seguí caminando. La calle estaba desértica, no se encontraban personas por ninguna parte.

De repente sentí como si algo o alguien me empujó hacia un lugar que no reconocí, pero estaba segura de que estaba cerca de la casa de Lucy. El empujón fue tan inmediato que no me percate de lo que realmente había ocurrido, pero el dolor fue insoportable, pero logre ponerme en pie. Enfrente de mi había un árbol, me encontraba en un callejón bastante pintoresco y aterrador.

La sombra estaba justo ahí, era alguien que tenía una capucha roja. Salió humo de sus pies, tal como una película de terror. Di un paso atrás, pero choqué con la pared. La silueta corrió rápidamente para ponerse delante mío. Me sostuvo, su cuerpo estaba igual de frío como un cadáver. Su mano pasaba por mi cuello como si quisiera ahorcarme. Trate de moverme, pero era demasiado fuerte para mí, intente detener el tiempo, pero no funciono, pensé en la manipulación de la fuerza que hice los primeros días con Zac y Erick, pero tampoco funciono; aunque esta última no estaba tan segura de tenerla y que solo fue un error o alguien más. Trate de gritar, pero era como si estuviese muda. Solo escuche mis pensamientos, de mi boca no salió ninguna palabra.

«Auxilio, Auxilio».

Pude observar la cara, era de una mujer, de una vieja mujer, como aquella que vi en la prueba, solo que, de ojos rojos, canosa y con bastantes arrugas en la cara. Sus manos estaban huesudas, tenía unas uñas largas y negras, parecía bruja de un cuento.

«¡Déjame!, ¡Auxilio!» gritaba en mi interior.

—¿No querrás que te juzguen de loca Eliza?, mejor no digas nada —la mujer tenía una voz de villana de caricatura y no movía la boca para nada, no distinguía cómo me hablo porque tampoco la escuchaba en mi cabeza. Me hizo una cortada con su índice, solo hice un gesto de dolor. Mi sangre manaba en sus manos de manera lenta—. Eres muy débil.

«Déjame en paz».

—Bella mía, no te confíes de tus amigos. Ve a la escuela, enamórate, sal con tus amigos. Vive tu vida normal, pues algo terrible va a pasar, y solo es el comienzo, pero tú no eres una heroína ¿verdad?

«¿Quién eres?» pregunte aun con mi corazón agitado.

—Alguien a quien no deberías temerle, solo tenerle respeto. Alguien a quien conocerás tarde o temprano… una paradoja.

De repente sentí que me ahorcaba, con mi vista borrosa y con falta de aire vi que ella levantaba humo.

—Te necesito —su voz hacía eco en mi cabeza, mientras oscurecía todo lentamente.

 

( . . . )

 

Aparecí gimiendo por la falta de aire en el salón de clases.

—¿Por qué tardaste mucho? —Zac me preguntó al entrar al salón.

Por instinto me palpé el cuello esperando una terrible mancha de sangre, una cicatriz o algo parecido, mi sorpresa que no encontré nada. Me asuste.

—¿Estas bien?, —Zac estaba en la puerta de la entrada, viéndome fijamente. Sonrió—, estábamos a punto de iniciar la clase —Su actitud me relajo, pues se encontraba feliz. Pensé que tal vez sea que después de unas largas semanas sin dar clases se alegraría el vernos.

Pase al salón. Mis amigos estaban sentados en sus lugares hablando como de costumbre y ahí estaba Lucy.

—Perdón por no ir tu casa en la mañana solo que no alcance a llegar —mentí— pero podemos hablar de lo que querías hablar más tarde.

—No sé de qué estés hablando —dijo ella sonriendo. Esa sonrisa, sabía que no me estaba mintiendo.

—Pero tú me marcaste —empecé a preocuparme.

—No —respondió viéndome de manera extraña—, te iba a decir hasta hoy que, si querías salir y si también si quiere ir Cecilia, pero no te marque en la mañana.

—A lo mejor me confundí —lo dije de forma natural, pero estaba algo asustada. «Entonces, ¿quién era la mujer y que quería de mí?».

—Eliza, ya vamos a iniciar —me regaño Zac.

—Perdón —y me senté en mi lugar.




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