"Y así, en nuestra faceta más desfavorecida, comprendimos que la gloria no era eterna. Ni jamás lo sería.
-Ángeles de Hielo.
• • •
-Toma pequeña. -Dice mi madre, al tiempo que me tiende una pequeña taza de té. Pienso en rechazarla, no tengo ganas de tomar o comer nada, pero al ver en su rostro la preocupación, decido no ser odiosa y acepto.
Ella solo intenta cuidarme y la amor por eso.
Estoy sentada en uno de los sillones individuales de mi madre, en su casa. Siento mis ojos algo hinchados de tanto llorar. Han pasado cuatro horas desde qué, después de esperar por una insoportable hora en la entrada de la iglesia noticias de Dean, para al final no obtener ninguna, decidimos despedir a todos y partir a casa de mi madre. Ella, el tío Eric y las chicas se habían encargado de explicarle a todos los invitados lo que estaba pasando y asegurarles que se les avisaría si habían noticias. Yo decidí meterme en la limusina una vez que escuche el primer comentario sobre si me habían dejado plantada en realidad.
La gente era realmente cruel.
En esas cuatro horas, no hemos tenido ninguna noticia sobre Dean. Y eso me desespera.
Eric y el padre de Mike estaban poniendo en marcha a las autoridades y a toda su gente, y habían logrado que sus contactos de confianza aceptaran ayudar en la búsqueda de Dean. Pero aún no había respuesta y eso estaba matándome.
Siento las lágrimas deslizarse por mi rostro de nuevo. La espera es insoportable, pero la impotencia lo es aún más. Siempre odié sentirme impotente.
En el transcurso de las horas, he estado rogándole a Dios para que nada malo le haya pasado. Nunca pasa por mi mente que simplemente no haya querido presentarse, porque lo conozco. Yo conozco a ese hombre y jamás, jamás he dudado de su amor por mi.
Él nunca me haría eso.
Un sollozo escapa de mi garganta al ver el anillo que me dio cuando me pidió matrimonio, hace unos meses. Siempre era ingenioso a la hora de darme sorpresas y esa vez no fue la excepción. De verdad amé como lo hizo.
Siento un brazo deslizarse sobre mis hombros, intentado reconfortarme, y una mano colocarse cobre mi rodilla.
No necesito mirar pasa saber quienes son.
-¿Porque no te recuestas un rato, hermana? - pregunta suavemente Maddie, apretando su abrazo. -Prometemos avisarte si llegan noticias.
Miro sus ojos marrones y tan parecidos a los míos, intento sonreír pero sé que no lo consigo.
-No podría recostarme, Maddie. No hasta saber que ha pasado. -Pongo mi mano libre sobre la suya y miro a las demás. Eris estaba en cuclillas frente a mi y tenia su mano sobre mi rodilla, me miraba con sus oscuros ojos preocupados, Debby estaba parada junto a ella solo que sus ojos estaban llenos de lágrimas no derramadas. Era tan compasiva, sabia que le dolía verme sufrir. Dejando el té sobre la mesita de al lado, tomo su mano, apretándola.
Mi madre está ofreciéndoles a todos té o comida y Riannon la ayuda. Se que mi madre solo intenta distraerse, que solo intenta, con sus pequeños gestos, hacer sentir aunque sea un poquito mejor a todos. Esa mujer es increíble.
El tío Eric y Josh, el padre de Grant, están con sus teléfonos pegados a sus orejas, ordenado mientras van de un lado al otro.
Mike y Grant hacen lo mismo. Zack se había ofrecido a llevar a Sidney y a la madre de Grant a sus casas.
-Hay que tener esperanza de que nada malo le haya pasado. -Miro a Debby y asiento.
-La esperanza es lo único que impide que no este enloqueciendo en este momento. -Suspiro. Siento el grueso nudo en mi garganta, de nuevo. -Han pasado cuatro horas. ¿A donde pudo haber ido? ¿Y si lo secuestraron?.
Ya habíamos analizado esa posibilidad y los que estaban a cargo de su búsqueda también. Ellos estaban investigando sobre posibles accidentes en las vías que Dean frecuentaba, pero aún no tenían respuesta. También estaban llamado a los hospitales más cercanos y ha los que estaban al rededor de la iglesia y nuestro departamento, preguntando si un hombre de piel clara, cabello negro, de 1.85 y con esmoquin no había ingresado recientemente, hasta ahora no lo había hecho.
Nadie había llamado reportando un posible secuestro, pero eso no me tranquilizaba, para nada. Nada me tranquilizaría más que ver con mis propios ojos que nada malo le ha ocurrido.
Pero parecía que hubiera desaparecido de la faz de la tierra.
•
No es hasta casi entrada la noche, cuando por fin obtenemos noticias.
-El señor Walker está aquí. -Anuncia mi madre justo al lado del hombre grande y corpulento.
Lo conocía. Walker era un investigador. El hombre había sido un buen amigo de mis padres y fue el que estuvo presente cuando mi padre murió. También fue el que nos dio la noticia de su fallecimiento.
Un escalofríos me recorre al ver la expresión en su rostro, tan parecida a la de ese fatídico día. Intento no imaginar escenas en mi cabeza y me levanto. Me acerco y acepto la mano del señor Walker cuando la ofrece.
-Me temo que no tengo buenas noticias, señorita. -dice, mirándome y luego mirando a mi madre. Sin dudarlo se acerca a mi, pasando su brazo sobre mis hombros.
No.
-¿Que ha sucedido? - pregunta mi madre, al ver que no respondo.
Oh Dios.
-Aunque ustedes informaron que el señor Vincent solo podría haber ido a su departamento o ha su nueva casa, porque esas son las únicas propiedades que posee, me tomé la libertad de investigar si eso era cierto. -Sus labios forman una fina linea tensa. -Y hemos descubierto que no. El señor Vincent posee otra propiedad, se encuentra ubicada a unos cuantos kilómetros más allá de su nueva casa...
¿Que cosa?
-¿Que? - Incrédula ante sus palabras, mi boca se abre sorprendida. -Eso no es posible, no... -Niego. -El nunca me habló de esa otra propiedad.
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Editado: 16.08.2019