Me encuentro a oscuras encerrada en estas cuatro paredes, el armario es el único lugar donde no entran sus gritos, donde mi mente viaja hasta los límites más ocultos de mi ser, donde soy yo misma pero en algún momento tengo que volver a la realidad.
Maldita Isabella, está parada frente a mí con una sonrisa más grande que la luna.
―Alaia lo siento, pero necesito sacar mi ropa, sino no estaré lista para mi cita y si no estoy lista la perderé y no creo que vuelva a tener la oportunidad de tener una cita con alguien como él.
¿Cómo lo hace? ¿Cómo puede estar obsesionada con alguien como él? A kilómetros se mira que no tiene corazón, están tan....
― ¡Hey! Alaia, ¿te perdiste o qué? ―me dice con una sonrisa perfecta.
―No, no es nada Isa, es solo que… ¿cómo salir con alguien que no te conoce?
―No es necesario que él lo haga, con que yo lo conozca suficiente.
―Ok, de acuerdo, es estúpido esto pero si tú eres feliz con tu cita, ¿qué te puedo decir yo? Solo cuídate. ¿Quieres que te ayude con tu atuendo?
―Obvio que sí. No sé, pensé en algo seductor pero decente a la vez, ¿qué dices?
―Sí, está bien.
―¡Perfecto! Vamos, vamos, vamos. Oye Alaia, ¿has pensado en hablar con tus padres?
―Ellos no son mis padres, Isa.
―Pero Alaia…
―Isa basta, ¿sí? Tu teléfono suena.
―Oh sí, disculpa.
La veo contestar la llamada, se ve algo molesta pero eso no impide ver su belleza. Aún no puedo creer cómo logra verse tan bien, sin siquiera con una gota de maquillaje, yo ni aunque me ponga un quintal de maquillaje logro lucir bien. De repente en mi visión aparece Isa con cara suplicante.
―Alaia, Alaia, Alaita. Primita bella y hermosa, no sabes cómo te adoro.
― ¿Qué quieres Isabella?
― ¿Sabes? La llamada que acabo de recibir era de la entrenadora.
―Ajá, ¿y qué?
―Me dijo que hoy en la tarde tenemos reunión por lo del campeonato que está cerca.
―Pues que bien, no encuentro el problema. Tú siempre estuviste muy emocionada por el partido.
―Sí, lo sé y por eso mismo no puedo faltar… ahí es donde entras tú. ―Lo último lo dijo en un murmuro casi inaudible.
―Isa, no entiendo.
―Ok mira, la reunión es hoy por la tarde y mi cita con Hunter también es hoy por la tarde.
―Estás es un aprieto muy grande.
― ¡Lo sé, es por eso que tú me remplazarás!
―Primita, créeme que lo haría, pero no creo que la entrenadora lo permita.
―Oh Alaia, no me refería a eso.
―Isa. ―La miro asustada.
―Alaia.
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¿En serio cómo lo hace? Solo ella tiene esa capacidad para poder convencer a la gente a su favor, en este momento me encuentro en el carro preparándome mentalmente para la cita de Isa.
―Alaia.
― ¡Ay, Isa! Por Dios, no me asustes así.
―Lo siento Alaia, en serio lo siento.... Lo harás, ¿verdad?
―Sí, lo haré, aunque aún no entiendo el propósito de esto.
―Alaia pero si está más claro que el agua.
―Isa.
―Ok mira, tú misma dijiste que él nunca se acuerda de sus citas pero sus amigos recuerdan perfectamente de las chicas con quien él sale.
―Sí y por eso no tengo idea qué voy a ir a hacer yo, solo cancélalo y ya...
― ¿Estás loca o qué te pasa? Ahí sí se va a acordar de mí y me hará quedar mal delante de todos, por eso tú irás y tendrás la cita con él, será algo rápido. Después hablaré de nuevo con Mike para que lo convenza de tener una cita con una amiga de él, claro que ahora seré yo, nadie sospechará nada, pondré a flote todos mis encantos y lo enamoraré. ¿Me ayudarás?
―Sí Isa, ya te dije que sí pero si quieres que te ayude, creo que ya me deberías dejar ir si quieres que tu plan salga a la perfección.
―Sí, tienes razón. Adiós y mucha suerte.