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El impacto dolió en toda su espalda, Seth la tenía contra la mampara que dividía ambas habitaciones, estaba luchando contra el pánico que amenazaba con bloquear su mente, pero ahora necesitaba su consciencia, reaccionar para salvarse, porque tenía un par de fuertes manos cerrándose alrededor de su cuello. Asustada miró a Seth, de haber impuesto toda su fuerza le habría roto el cuello, pero se estaba conteniendo, Seth estaba luchando contra sí mismo, su lado racional se debatía con el instinto animal, pero en medio de eso Reed estaba perdiendo el valioso aire.
La desesperación nublaba su mente, no podía terminar así, Seth no podía matarla, pero por la mirada asesina en su rostro, estaba determinado a hacerlo, el lobo la quería muerta.
No lo permitiría, Reed no era una amenaza, y se lo haría saber...
—Seth...
Apretó un poco más y ya no pudo hablar, aterrorizada Reed vio la oscuridad devorando el azul de sus ojos, hasta que sus pupilas crecieron, con un anillo dorado rodeándolas, mostrando al lobo, quien había tomado el control de su cuerpo.
En un desesperado intento, centró lo poco que le quedaba de fuerza en levantar sus piernas, utilizando la mampara como apoyo para su espalda, acertó un golpe en sus partes bajas, Seth le soltó emitiendo un gruñido ronco, y Reed respiró todo el aire que pudo de una sola vez, cayendo de espaldas al suelo.
Su libertad fue efímera, pues en segundos lo tuvo encima, rabioso como un animal, con las garras y colmillos afuera. Reed usó sus manos para mantenerlo afuera, empuñándolo por los hombros.
—Seth... —Carraspeó para aclararse la voz, su garganta ardía—. Seth..., no es real..., no es real..., regresa...
Él levantó una mano en el aire, y la estampó a un lado de su cabeza, provocándole un grito.
—Mírame Seth —ordenó, el pánico se apoderaba de su voz—. Mira mis ojos, respira.
Gruñó, bajo y profundo, pero la oscuridad seguía ahí, el lobo todavía estaba protegiendo a Seth, Reed pensó en una forma de hacerle retroceder, de lograr que su lado humano apareciera.
—Ya no hay peligro, vuelve Seth, por favor... Tengo miedo...
Reed levantó su mano, dirigiéndola hacia su mejilla, con su propio llanto presionando en sus ojos y la garganta hecha un nudo, acarició su piel cálida. Su corazón latía acelerado producto de la adrenalina corriendo en sus venas, Reed no sabía cómo había aparecido ese archivo de sonido, pensó que Natasha lo había programado bien, que todos los archivos figuraban en el programa y en su lista, pensó que tenía todo bajo control. Pero su error fue creer que todo estaba bien, y presionar demasiado.
Tendría que haber hecho una prueba antes de iniciar la sesión.
Ahora entendía que Seth tenía un desencadenante para su instinto defensivo, se dio cuenta demasiado tarde.
—Ya no hay balas, ¿las puedes oír?
Seth se detuvo, el lobo aún se veía en sus ojos.
—Ya no se oyen, Seth, no hay más.
Poco a poco, fue retrocediendo, hasta que Reed se alejó todo lo que pudo y lo vio hacerse un ovillo pequeño, mirar alrededor como un niño perdido, tan asustado. Y a pesar del miedo que no le abandonaba, Reed se preguntó qué era lo que había vivido en su pasado para tenerle tanto miedo a las balas.
Ambos se mantuvieron en silencio durante un tiempo, Reed estuvo atenta a sus movimientos solo para comprobar que su cordura estaba funcionando, sus ojos azules regresaron.
—Seth...
Su mirada se estrechó al conectar con la suya, había dolor, y pena, tanta pena...
—Lo siento... —dijo, su voz estaba rota, hecha un temeroso murmullo—. Reed... Lo siento... ¡Soy un monstruo!
Tambaleante, Seth dejó la habitación, a través de la luz que se filtraba por la mampara, Reed vio su silueta afligida moverse de un lado al otro, hasta que desapareció.
A ella le tomó un tiempo procesar todo lo que había pasado, lo rápido que pasó del amigable hombre al depredador peligroso, jamás debería subestimarlo, pensó, Seth era un cambiante e ignorar eso, lo delicado que ellos eran ante los estímulos, fue un error casi mortal. Secando sus lágrimas, se levantó, para ocupar su mente comenzó a arreglar el escáner que había arrojado al suelo en su arranque de ira. Pensó si era bueno seguir con esto, si el ataque fue deliberado o una cuestión de instinto primario, Reed se inclinaba por lo segundo, el sonido era lo que lo hizo cambiar de esa forma.
Algo en su mente hizo que el lobo tomara el control, y su reacción indicaba que trataba de deshacerse de la amenaza, que en este caso era ella, el lobo terminó confundiendo las cosas y atacó lo primero que se movió. Reed.
Tuvo suerte de haberlo calmado, y no estaba segura si tocarlo lo hizo regresar o fue él mismo al hacer retroceder al lobo.
Al ver que el habitáculo estaba en sombras, encendió las luces, y al entrar a la sala un escalofrío le recorrió el cuerpo. Abrazándose a sí misma, estuvo tentada en buscar a Seth, pero quizá no querría su compañía, pero se le hacía tan difícil..., había aprendido sus miedos, y estar solo era uno de ellos.
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Editado: 10.07.2019