¿aún hay esperanza? 2 parte

Prólogo

Salió rápidamente por la parte trasera del castillo, era una sombra escurridiza que se movía ágilmente por el bosque, nadie podía sospechar lo que estaba haciendo, entró en la casa que por el momento estaba deshabitada, recogió algunos papeles que estaban en el suelo y preparó su bolsa con todos los elementos necesarios para acabar con su misión esa misma noche, era la tercera vez esta semana que lo intentaba sin éxito y temía que si no lo hacía sería muy tarde para él. Aunque el sueño lo asediaba y la cama le cantaba una linda nana, la cual creía era el fruto de su delirio, no permitió a su cuerpo el placer más deseado, dormir no era una opción para él, así que después de una silenciosa y nostálgica despedida emprendió el camino de regreso al castillo. La antorcha era la única guía que tenía en la densa noche, no se podía diferenciar si su mayor miedo era incendiar medio bosque o llegar tarde, al entrar en la zona del castillo este la apagó y corrió hacia la ventana de la habitación del rey donde sabía que se encontraba una escalera, él vivía en el castillo, pero no quería levantar sospechas.

 

Al entrar en la habitación pudo observar al rey dormir y sintió una enorme carga caer sobre sus hombros, no se iba a perdonar por hacer esto, se acercó al soberano sigilosamente, alzó la mano que sostenía la antorcha sin vida, contuvo el aliento, todo este asunto lo ponía muy incómodo, sobre todo al tratarse de su majestad, pero si no lo hacía las consecuencias serían muy graves para él, no quería hacerlo, pero lo hizo, prendió la antorcha y la aproximó lentamente a la cama, en ese mismo instante el rey despertó, su rostro demostraba incertidumbre que al reconocer el rostro frente a él desvaneció por completo, sus intenciones eran muy claras, la hora había llegado.

  • Paden querido acércate – dijo el rey Sholto sonriendo aliviando la situación.
  • Perdón majestad, sabe la incomodidad que me proporciona despertarlo a estas horas, no lo haría si no fuera sumamente necesario – respondió el muchacho.
  • No te preocupes, yo me siento apenado por esta situación, pero solo puedo confiar en ti para esta tarea, tengo la seguridad que nada saldrá de aquí.
  • Siempre es un placer servir a su majestad – el joven sacó del bolso lo necesario.

Todo este asunto comenzó desde que se supo la noticia de que el rey enfermó, los médicos no le daban muchos años de vida, por lo cual él decidió traspasar sus conocimientos en grandes y voluminosos libros, pero algo lo incomodaba, era el canto, al descifrarlo supo que era un arma de doble filo, el linaje de la familia real se vería comprometido, por esa razón no podía confiárselo a cualquiera, intentó varios meses con sus hijos sin éxito alguno, recuerda claramente sus repuestas “Padre el pasado no es importante”, “Debería preocuparse más por su salud que por viejas fábulas”, “¿Seguro que la enfermedad no es mental?”. Lo había intentado todo y su habilidad para escribir se entorpecía cada vez más, así como los escondites seguros iban disminuyendo. Un día reflexionando en su habitación, recordó al joven joyero que lo había ayudado aquella noche, entonces invitándolo al castillo le ofreció aquella dura tarea, Paden con mucha alegría aceptó ayudar al rey, desde entonces sus días eran durmiendo y las noches transcribiendo con empeño lo que el rey le relataba. Pasaron meses y la situación del soberano empeoraba cada día, no se sabía a ciencia cierta cuando partiría, lo que le causó una gran preocupación al muchacho, no solo por el pensamiento de no terminar su tarea, sino porque él y el rey se habían hecho muy buenos amigos, cualquiera que los veía juntos los confundía con padre e hijo, lo que no le agradaba mucho al futuro heredero, pero esa es otra historia. Todo esto nos lleva a este preciso instante donde Paden apenas y podía mirar a la cara demacrada del monarca, con el terror constante de que en cualquier momento este falleciera, no le quedaba mucho tiempo, así que alistó sus cosas los más rápido posible, haciendo la señal acostumbrada para que el rey comenzara a narrar la historia.

  • ¿Dónde nos quedamos? No importa ya recuerdo…



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En el texto hay: mitologia, historia corta, romance

Editado: 12.07.2018

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