¿aún hay esperanza? 2 parte

Capítulo 6

Las princesas despertaron en sus camas, ¿Acaso todo fue un sueño? Porque se sintió muy real, se miraron entre ellas, aparte de tener algunas heridas vendadas todo había vuelto a ser como antes, las hermanas se pararon para abrazarse ignorando completamente como su cuerpo reclamaba por más descanso.

  • No puedo creer que lo lográramos – lloraban de alegría.
  • Esperen y Lysander dónde quedó – pregunta Damalis preocupada.
  • No sé, las llamas nos estaban alcanzando, Lysander al ver que yo no podría alcanzar a cruzar me empujó hacia el portal, pero este se desestabilizó.

Las muchachas no pararon de llorar por el destino del joven y cuando la noche llegó, sus padres las llamaron al comedor, fue el reencuentro más tierno que alguien podría imaginar, todos lloraban y reían, agradecidos de poder verse nuevamente, los reyes abrazaban a sus hijas sin parar, también pidieron perdón. Acabado todo se sentaron en la mesa a comer, parecía que nada había cambiado, cuando era todo lo contrario, les contaron toda su travesía, sin olvidar nada, al preguntar por Crisdean y Theodore, descubrieron que estaban curándoles las múltiples heridas y descansando, Acacia no pudo sentirse más incómoda al recordar lo sucedido ¿Alguien lo habría visto?

  • Si mis cálculos no me fallan eran tres los muchachos – el rey comenta a sus hijas – dónde está el tercero – las muchachas negaron con la cabeza soltando lágrimas, no se atrevían a decirlo en voz alta – entiendo… lamento lo sucedido.
  • Todos lo hacemos, es o fue una persona admirable.

Temprano a la mañana siguiente el rey mandó a llamar a Acacia, quien se preocupó mucho por tal acto, caminaba por los pasillos especulando posibles conversaciones y planificando las respuestas más adecuadas, ayer por el corto tiempo que estuvieron juntos asumió que no todo estaba resuelto entre ellos, ya se imaginaba sentada junto a su padre en el sillón respondiendo miles de preguntas como en un interrogatorio, ¿Por qué lo hiciste? ¿No sabías los riesgos? ¿Ya te sientes mejor? ¿Segura que nada más pasó?, se estaba preparando psicológicamente para entrar a la oficina de su padre, cuando Evan salió de allí con una enorme sonrisa.

  • Que tenga un lindo día princesa, nos vemos en mi coronación - ¡Evan! Acacia se había olvidado por completo de él, el cobarde había fallado a su palabra.
  • Acacia pasa adelante por favor, siéntate junto a mí.
  • Si padre – obedeció – me informaron que deseaba hablar conmigo.
  • Así es, tengo una pregunta que hacerte – su padre era predecible - ¿Deseas casarte con el príncipe Evan, le tienes cariño o por lo menos aprecio? – quizás no era tan predecible como creía, se suponía que solo hablaba esos temas con su madre, pero como era un asunto entre reinos el rey debía hacerse cargo esta vez – siempre has sido muy sincera hija mía, no pares ahora.
  • Dejando en claro que usted lo pidió y que no sería considerado un acto de rebeldía hacia el rey y mi padre… no, simplemente nos repelemos mutuamente, pero estoy dispuesta a cumplir con el compromiso, si así lo desea usted padre, no les quiero causar más disgustos a ninguno de los dos.
  • ¿Disgustos? Hija es verdad que a veces nos enojamos contigo, pero no por eso te sientas así, recuerda que yo y tu madre te amamos mucho a pesar de todo y no te preocupes por el compromiso, el príncipe Evan vino hace un momento a pedir muy gentilmente que lo rompiera y a invitarnos a su coronación.

Acacia no pudo evitar gritar de alegría, al fin podía respirar completamente en paz, si se sentía un poco mal por dudar del príncipe, pero nada opacaba la inmensa felicidad que sentía en aquellos momentos, salió corriendo a contarle la noticia a sus hermanas, lo que le causó mucha gracia al rey, corría por los pasillos tan emocionada que no se dio cuenta cuando que iba a chocar contra un grupo de personas, por suerte Theodore la tomó del brazo para apartarla, la joven se alegró al verlo y le agradeció por haberla salvado de un feo golpe, juntos buscaron a sus hermana, que a su vez estaban buscando a su hermano, para su decepción había salido hace varios días y nadie sabía la fecha de su regreso, entonces se fueron a la cocina para comer postres.

  • No puedo estar más feliz, al fin soy libre y puedo caminar – dice mientras jugaba con las sobras de un pedazo de torta de chocolate.
  • Theodore te estaba buscando por todas partes, Lady Rosslyn me dijo que te podría encontrar aquí – Crisdean paró en seco al notar la presencia de Acacia.
  • Me acordé que tenía que hacerme revisar las heridas, con su permiso.
  • Theodore espéreme por favor yo también recordé que tenía que revisarme las heridas – se excusa Damalis, saliendo junto al joven del salón.
  • No me digas que tú también vas a revisarte las heridas Marilee – dice cortante.
  • No, solo me voy a ir porque necesitan hablar en privado del beso – <<Fue mi culpa por preguntarle a esta inepta que no sabe callarse>> pensó Acacia.
  • Esto no podía ser más incómodo – suelta Acacia hecha un tomatito.
  • Dímelo a mí – Crisdean por fin se atreve a mirarla a los ojos, mala idea.
  • ¿Qué significó eso? – después de un prolongado e incómodo silencio Acacia le pregunta empujando las palabras de su boca.
  • ¿Qué cosa? – se hizo el desentendido.
  • ¡Qué cosa! Me besas y te atreves a preguntar qué cosa, Crisdean no juegues conmigo, estamos en esta situación gracias a ti.
  •  Solo quería que pararas de decir incoherencias, fue un impulso del momento, eso no fue nada para mí – ¿escucharon algo romperse? Seguramente fue el corazón de la joven, estaba totalmente furiosa.
  • ¡Nada! Me parece estupendo que no fuera “nada”, no puedo creer que por un momento pensé algo diferente, pero fue mi culpa por ilusionarme, soy lo suficientemente tonta para que me guste alguien como tú – se arrepintió muy tarde, las palabras ya estaban dichas y nada podía retroceder el tiempo.
  • ¿Qué acabas de decir? – Acacia le dio la espalda avergonzada, no podía creer lo que había dicho <<Y la imprudente es Marilee>>
  • Nada, no dije nada – se voltea sonriendo – mejor olvidemos todo ¿sí? Como no fue nada, dejémoslo en nuestras memorias como algo insignificante, te irás pronto y yo podré ser feliz como toda mi vida lo he sido, sin ti – el joven se quedó paralizado, no le dijo nada, no hizo nada, ni siquiera la miró a los ojos, Acacia estaba dolida, porque sus palabras parecían no haberle afectado en nada <<No sé para qué me molesto, si nada cambiará>> la muchacha se estaba marchando cuando de repente Crisdean la toma por el brazo.
  • Desea saber mis verdaderos sentimientos hacia usted… – estaba a punto de continuar, pero algo lo detuvo, Acacia lo mira aterrada, <<No puedo sufrir otro rechazo, mi orgullo no me lo permite…>> sus pensamientos quedaron inconclusos al notar que el joven le había robado otro beso, tierno, fugaz, casi imperceptible, pero fue suficiente para que ella comprendiera todo – nunca podré ofrecerle los lujos del palacio, solo mi vida entera para protegerla – ahora era Acacia la que se había quedado muda.
  • Así que soy como tu hermanita – después de un rato en silencio Acacia recordó algo divertida, debía aliviar el ambiente de alguna forma.
  • Por favor no empieces con eso – Crisdean le dice.



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En el texto hay: mitologia, historia corta, romance

Editado: 12.07.2018

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