Avon

5. Ebrios y determinados.

—¿Segura que es aquí?

Trenton se inclinó en el volante para ver por el parabrisas.

El pequeño edificio de ladrillos que contaba apenas con cuatro pisos estaba abarrotado de adolescentes con vasos de plástico en las manos que bailaban alocados al ritmo de la estridente música que salía desde el interior del edificio, haciendo vibrar y retumbar todas sus ventanas.

Tony vivía en el cuarto piso, donde las luces multicolores se asomaban por las ventanas y destellaban en todas direcciones, pero como era típico, un solo piso de fiesta no bastaba.

Era el único edificio en toda una cuadra porque la mayoría de ésta estaba llena de locales abandonados por la mala reputación del barrio en el que estabamos, así que las fiestas solían darse muy bien y los vecinos de pisos inferiores al de Tony se unían al desastre, porque eso favorecía al negocio que se daba en ese lugar.

Ilícito, ¿pero a quién le importaba?

Damien y yo nos terminamos nuestros postres entre una conversación y la otra en dónde me permití conocer mas a ese escultural cuerpo que no resultaba ser tan hueco como había pensado.

Eso hizo que me agradara más.

Nos habíamos extendido más si no hubiese sido por mamá, que a eso de las 9 de la noche llamó reclamando por mi paradero, así que él me acompañó en un taxi a casa y quedamos en escribirnos al rato.

No tenía ni siquiera cabeza en pensar en lo que pararía todo el jaleo con él, así que le dije a mamá que se me había ido el tiempo conversando con Michael y que me alistaria para ir a una fiesta.

Con suerte, no se había dado cuenta de que no llevaba mochila, así que me hice el recordatorio mental de pedirle a Mina que me la llevara para el lunes, porque debía haberla dejado en su guarida freaky.

Cuando mamá me consideró lo suficientemente responsable para cuidar de Louis toda una semana entera sin quemar el edificio mientras ella viajaba por trabajo, le exigí que de la misma manera me considerara responsable para dejarme ir de fiesta los viernes en la noche. A lo que luego de semanas de interminables peleas, aceptó con la condición de que Michael me trajera a casa antes del amanecer y en un estado de sobriedad considerable.

Por lo que a regañadientes, tuvo que aceptarlo en esta ocasión también; muchas veces quería gritarle que era mayor de edad para tener que pedirle permiso para salir o para que estuviera acosándome constantemente, pero siempre me contenía para que no pasara a mayores.

De todas maneras, esta noche ella tampoco iba a estar en casa y Louis iba a estar en una pijamada con sus amigos (aunque estuviera "estrictamente" castigado).

Así que en cuanto llegué me fui a bañar y le dejé un mensaje a Trenton.

Eran pasada las once cuando me calcé las botas de tacón y me di a la laboriosa tarea de bajar cuatro pisos enteros sin doblarme el tobillo, partirme el tacón o rodar por las escaleras para encontrarme con Trenton quién ya me esperaba abajo con su quisquilloso auto.

Me murmuró un "muy bonita para una reconciliación nada-amorosa" antes de sonreírme y pedirme amablemente la dirección.

—Sí, estoy segura.

Él se removió en el asiento incómodo.

No habíamos hablado sobre el tema de Mina desde temprano y aunque ninguno de nosotros quisiera hacerlo, él parecía obligado.

—Avon, este no es el mejor lugar para desahogarte con lo que está pasando —dijo con suavidad—. Si quieres bailar, conozco un lugar mas tranquilo don..

—No pienso emborracharme, dejar mi alma en las drogas y tener sexo desenfrenado con ningún extraño, Trent —le sonreí, besé su mejilla y abrí la puerta—. Sólo voy a buscar a alguien.

No esperaba que eso lo tranquilizara, pero al menos dejó el tema, y en un tono paternal me indicó que lo llamara si algo sucedia, lo que me hizo sonreír mientras lo observaba poner el auto en marcha y echar a andar calle abajo.

Lo conocía hacía unos días y ya se comportaba abierto y protector como si fuera su hermanita menor.

Eso me hizo preguntarme si Mina tenía años hablándole de mi como para que me cogiera algo de afecto, o si él mismo había estado vigilándome desde lejos todos estos años.

—¡Avon! —Zach, en el comienzo de las escaleras, abrió los brazos como bienvenida y me esperó con un beso mojado cargado de un fuerte olor a alcohol y cigarrillos. Tenía los ojos brillantes— ¿Recibiste mi mensaje? ¿Qué te parece?

Música, alcohol, gente borracha y bailando, humo y desorden.

—Genial —le sonreí.

—Va a ser una de las mejores noches, bebé, espera a más tarde y verás —me guiñó un ojo, tomándome de la mano y guiándome hasta adentro.

Habían parejas besándose en las escaleras, colillas de cigarro por todos lados, muchachas riéndose tomadas de la mano y dando vueltas en círculos.

La mayoría ebrios o drogados, pero pasándola en grande.

Zach apretujándose entre la gente, comenzó a subir las escaleras conmigo detrás.

—¿Por qué Fiesta de la Victoria? —alcé la voz entre todo el bullicio.

—¿Michael no te contó? —él también alzó la voz y me miró sobre su hombro. Negué con la cabeza—. Suspendieron las clases por el incidente de las calificaciones y el sistema colapsado —llegando al segundo piso, seguía hablándome mientras paseaba la mirada por pasillos y habitaciones—. Michael llegó cuando estabamos fuera y nos contó que todo había resultado un éxito con su plan. Ambas cosas fueron una victoria para todos, así que hicimos una fiesta, ¿tú qué crees?

Pensé en lo primero que dijo: no hubo clases. ¿Podría haber tenido Mina algo que ver? ¿Habría hecho que suspendieran las clases para que yo fuera a buscarla sin saber que yo igual, habiendo clases o no, iría a buscar?

De alguna manera, Mina parecía ir siempre un paso por delante de mi, por lo que la idea no me pareció descabellada.

—¿Qué plan? —fruncí el ceño pensando en la segunda cosa que había dicho. ¿El de Grecia? Sí, probablemente—. Oh, ¿cómo le fue?



#5002 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, aventura, amistad

Editado: 20.06.2021

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