Ayúdame

Capitulo 8

Llegamos a el club, hay mucha gente así que decidimos llevarlo por la parte de atrás, en la puerta hay un hombre que la vernos se abre paso, entramos y nos escolta.

Entramos en la oficina de Adam, que enrealidad parece que es un departamento pero bueno, al entrar en el espacio entramos a una pequeña habitaciones de torturas que tenemos, se que parecemos unos mafiosos, es que en realidad tenemos unas cosillas que bueno, esa es otra historia, los hombres lo dejaron el la entrada a petición de Adam, ya que no la gusta que nadie entre en este espacio, a no ser que sea yo o el.

Lo sienta en la silla, enfrente de nosotros, y busca una inyectadora y una ampolla de un líquido amarillento transparente, icerta la inyectadora en este y absorve el contenido, mirándolo fijamente.

—Prepera el agua, amor —dice.

Voy al gabinete y saco una cubeta pequeña, voy al baño y la lleno de agua, el lo coloca boca arriba, toma la cubeta con delicadeza de mis manos y la coloca arriba de la frente de el. Carlos, así se llama está persona.

En el periodo que estuvimos buscandolo, resulta que le robo a un mafioso italiano, muy importante, el lider de la mafia italiana.

Y nos robó a nosotros para intentar pagar esa deuda, pero no contaba que nosotros sospechaba mis de que algo así pasaría, por eso solo dejamos en la casa una pequeña suma.

Adam le incerta la aguja en el cuello, es más rápido, esperamos unos minutos hasta que se empieza a mover y abrir de a poco sus ojos.

—¿Que es este lugar?— no se ha dado cuenta de nosotros, solo ve casualmente para todos lados menos hacia nosotros.

—Hola, querido amigo, cómo estás ¿Soñaste con los angelitos?—Adam se echa a reír.

—¡Sueltenme!—empieza a gritar desesperado por ayuda cuando me vio, Adam sonríe sinicamente. Igual yo.

—No, no, no, tu te quedaras aquí hasta que nos cansemos de que nos robes el oxígeno te mataremos, pero hasta entonces sufrirás todo lo que has hecho, sin contar al italiano.—digo, viendolo fijamente, Siento la mano de Adam en mi espalda baja, susurandome un vamos a casa.

—Ye vienen tiempos difíciles—dice y con eso nos retiramos, riéndonos cómo niños.

Dejando las gotas caer, le provocara un daño físico en la piel.

 



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En el texto hay: culpa, ayuda, squiatrico

Editado: 28.01.2023

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