Ryusui preparaba la cena.
Después de la última cita con ese diseñador ella accedió a usar un vestido de noche. Ryusui estaba de acuerdo. No recordó que Christine ya estuvo vestida de novia una vez y parecía lastimarla de alguna manera. No importaba cuan considerado quería ser, encontraba una forma de recordarle cosas que cualquiera quisiera olvidar.
— Papá, ¡Yuu quiere mango!
— ¡¿Mango?! — repitió. Fue a la nevera pero allí no había mango en realidad ninguna fruta.
Christine lo vio moverse de un lugar a otro. Anya estaba dibujando en la pared.
— Ryu, ¿qué sucede?
— Yuu, quiere mango. Iré a comprarle mango...— dijo tomando las llaves del auto.
— No, espera...— intento detenerlo. Ryu abrió la puerta y se encontró cara a cara con un hombre. Se miraron y Ryu cerró la puerta.
— No abras. No lo quiero ver.
— ¿Ryu? — Dijo pero igual fue a abrir. No se imaginaba quien podría ser.
Christine volvió a abrir. Frente a ella había un hombre con una canasta de frutas y un ramo de flores. Sonrió intentando saludarles mostrando una enorme sonrisa. Físicamente pareció Ryusui pero su personalidad era distinta.
— Hola, soy Suzuhara Ryota.
Ryusui se quedó en la cocina. No dijo nada. Su cara mostraba que lo conocía.
— Hola, ¿qué haces aquí?
— Vine a visitar a mi hermano Yuu. — Contesto — y traje algunos regalos. Espero les gusten.
Christine investigo a Ryota, trabajaba como guardia de seguridad en una empresa dedicada a la investigación de nuevos fármacos a las afueras de la ciudad, tenía una novia y al parecer ganaba bien.
Recientemente viajo al extranjero varias veces, solo casi siempre, pero no encontró ninguna relación con Darí. Christine sospechaba que Darí y el sujeto que tenía enfrente son o fueron amantes, sin embargo no había pruebas de ello.
— No eres bienvenido — dijo Ryusui. — vete
— Vamos, si antes nos llevábamos bien. — dijo entrando. — Hasta tienes una linda esposa, me impresiona que tus hijos sean mitad-mitad.
Christine apretó el puño. Si no se iba por las buenas ella lo sacaría.
— Ryota, haz el favor de irte mientras soy amable. No hay nada que busques aquí. — señaló Ryusui.
— Yo vine a pedirte un favor. — dijo, dejando los regalos en la mesa. — ¿puedes hacerte cargo del hijo de Darí? Digo, tú tienes un buen empleo...un perdedor como yo... no tendría oportunidad de darle la vida que merece.
Christine captó un leve tono se súplica. No creía que él fue por voluntad. Supuso que él quería asegurarse un buen futuro incluso podría desconfiar de sus palabras pero solo eran sus conjeturas.
— Por favor, eres mi hermano... ¿el deber familiar no te guía a ayudarme? Me acabo de quedar sin un ingreso fijo. Sabes, Darí y yo nos encontramos un tiempo y nuestro romance fue hermoso... pero ella nunca dejo de amarte. Ella nunca te olvidó... es mi responsabilidad hacia ella por la que te pido este favor. — decía mirándolo.
— Oye, Creo que debes detener está farsa. — Amenazo Christine — tú eres el guardia que entró al lugar de filmación junto a Darí, o ¿me equivocó? ¿Fuiste tú quién filtro esas imágenes de las cámaras de seguridad? ¿Para ayudarla? No creo... ¿Para ayudarte? ¿Qué chantaje planeaste y no salió?
Ryusui miro a su esposa como acorralaba a Ryota. Su hermano mayor palideció un momento. La miro sonriendo como si ya hubiera dicho todo lo que debía.
— Y si te digo que Darí violó a Ryusui... ¿me creerías?
— No, inténtalo de nuevo. — lo reto.
Los niños al tener ese extraño cerca se fueron rápido a su habitación. Escucharon un portazo.
— Vaya, les has enseñado a huir. — Señalo el sujeto — me parece que los extranjeros enseñan cosas innecesarias... en fin. Hermano Yuu, negociemos.
— No.
— Hermano, está mujer te está lavando el cerebro. Los abogados de Darí la investigaron. Sabes que siempre busca quien le pagué las "comidas" desde joven se vio envuelta en muchos incidentes sociales y escolares que nadie entendía como se libraba de los problemas. Hermano, abre los ojos, ella solo se aprovechó de tu fama. — recitaba sin ninguna emoción. — es raro que este tipo de mujer se fije en un hombre que goza de buena posición social y quiera conocerlo sin segundas intenciones.
Christine lo interrumpió con una risa estridente. Ryota la miro con desdén, parecía que esa mujer no conocía el miedo.
— ¿Te ríes, mujer? ¿Te atreves a reír?
— Escucha, no sé qué te dijo Darí, no sé qué leíste pero me fastidia tu voz, vete ahora y te prometo que tú cara seguirá en su lugar para mañana...— dijo molesta casi preparándose para golpearlo.
— Tengo una mejor idea. Yo grabó toda nuestra conversación y la presento como prueba de que amenazaste a Darí cuando la descubriste con tu esposo infiel... ¿te parece? — propuso intentando ser valiente pero sus manos temblorosas lo delataban. Solo verla apretar los puños le parecía aterrador.
Darí dijo que solo debía convencer a Ryusui de darle la pensión pero no sabía que se encontraría con esa mujer.
— Me parece que no has entendido…
Christine abrió la puerta y entraron varias personas que trabajaban para Alan. Sus guardaespaldas habían estado de guardia desde unos días antes cuando Alan se dio cuenta de que Darí estaba visitando con frecuencia al abogado de Christine.
Fácilmente lo sometieron. Encontraron una cámara diminuta y un micrófono. Revisaron el contenido guardado y encontraron una amplia visión de la casa y las caras de los niños. Ryota guardaba silencio.
— Dime, ¿porque Darí insiste en su mentira?
— ¿Y cómo lo voy a saber? Cualquiera se daría cuenta de que solo quiere arruinar la reputación de Ryusui. — contesto el hombre. — ¿no puedes ser tanto estúpida o sí?