Christine quiso hacer una cena para festejar a King y Tallulah por la llegada de su primer hijo. Ambos estaban muy emocionados y en este tiempo no había podido reunirse.
No quería mezclar el trabajo en su pequeña reunión pero sintió que no habría otra oportunidad pues cuando el pequeño Toshi tuviera su documentación en regla deberían viajará de vuelta a su país.
Ella fingió cocinar, en realidad Ryusui fue quien cocino. Sus comidas balanceadas eran perfectas. No vestiría de manera muy elegante, querían que fuera algo más íntimo. Los niños estaba ansiosos por conocer a su nuevo compañero de juegos así que estaban ayudando a su papá con la cena.
Ding Dong
— Ahh Bienvenido Yamashita...— saludo Ryusui — King aún no llega
— Me siento engañado. — Llevo un arreglo floral. Sus contactos decía que King llevaría a su nuevo hijo y quería felicitarlo. — ¿A qué hora viene?
— Pronto, fue a visitar a su ex pupilo...— le dijo Christine que estaba terminando de preparar la cena.
Se sorprendió de ver una casa muy normal, quizás lo único que la distinguían era que en casi todas las cosas que vio había pequeñas etiquetas de colores. Después de ver a los niños hizo su comentario.
— De esa manera los sobreproteges, ¿Cómo esperas que enfrenten al mundo? Los cuidas demasiado.
— No son para lo que crees, ponle atención y lo verás — contesto Christine.
Yamashita acercó su cara a la televisión. Había dos tipos de etiquetas. Unas tenían la letra Y y otras la letra A; después miro la pared donde solían dibujar los niños. Allí estaban algunos dibujos que apenas distinguió y algunas sílabas que supuso serían sus nombres.
— ¿Les enseñas a escribir? ¿Tan pequeños? — pregunto sorprendido.
— ¿Es raro? Yo comencé a escribir a los 3 años y leer poco después de los 4... Aunque la letra era fea — respondió Christine.
— Vaya, creí que a esta edad se les enseñaba los modales básicos.
— También. Antes había etiquetas para las cosas que podían agarrar sin lastimarse pero Anya es muy traviesa así que no sirvió de mucho — confesó Ryusui.
Yamashita estaba impresionado. Cómo no tenía hijos, no sabía ni tenía idea de que podía hacer.
— ¿Qué te parece King? ¿Es buena idea?
— Alejandro, siento que te ganarás un buen golpe si le propones esto a Christine. Ella maneja bien su trabajo junto con mis empleados.
— De cualquier manera quiero proponérselo. Es algo que le debo...— insistió.
King y Tallulah no dijeron nada. Si Alejandro creí que iba a funcionar era por qué iba a funcionar. Su propuesta era buena y él estaba haciendo buenos contactos. Si Christine aceptaba, no tenía que preocuparse por tener que estar lejos de su casa mucho tiempo. Ella es una persona del tipo hogareño.
En la cena, no dejaban de hacer cumplidos a los platillos preparados por Ryusui. Incluso King quién comía todo lo que no se lo comiera a él, admitía que la comida estaba deliciosa. Christine y Tallulah estaban con los niños mientras les servían de cenar. Toshi no decía ninguna palabra. Yuu lo invitaba a jugar pero no aceptaba.
— Christine, te traje algunos regalos.
— ¿Cómo? Yo soy quien debería darte algunos. Lamento que no haya podido llevarte a ningún lado y lo deje en manos de Alejandro...— se disculpo
— No pasa nada, él nos dijo que estabas ocupada. — sonrió intentando alegrarla. — sabes, King está tratando de escribir cuentos como los tuyos... quiere que Toshi se acostumbré a su nueva vida.
— Ya veo...me gustaría ver su etapa paternal. Tallulah, ¿Segura que estás bien?
— Por supuesto.
De repente Anya comenzó a pedir "Nogi" y Ryusui empezó a buscar y freír algunos.
— Parece que el joven padre los va a malacostumbrar. — señaló
— Espero que no.
Cuando todos se sentaron a tomar un postre. Yamashita veía extrañado como Christine comía como si nunca lo hubiera hecho aunque todos los platillos fueron sustanciosos.
— Señorita, de casualidad ¿está embarazada? — pregunto con desdén
— Si, ¿cómo lo supiste? Según yo, aún no se nota.
— Me recuerda a la asistente que conocieron. Ella comía mucho cuando se embarazo....
Empezaron a hablar de los buenos tiempos, bueno, de los inicios de Yamashita en ese ámbito. Poco a poco él fue formando una conversación con King, la cual se vio interrumpida cuando comenzaron a darle regalos al niño hasta hacerlo llorar. No hablaba mucho pero no sabían si era timidez o miedo a ser abandonado quizás por ello no quería acostumbrarse a ellos.
— Toshi...— dijo Tallulah mientras lo abrazaba. — saben que, les daré un regalo a los niños.
Tallulah había estudiado mucho el idioma desde que Alejandro les dijo que los invitaba al país. No quería asustar a nadie o pedir ayuda siempre aunque King tampoco sabía tanto del idioma pero había palabras que se entenderían en cualquier parte del mundo.
Ella saco unas bolsitas de papel. Las entrego a los niños. Anya fue la primera que saco su contenido. Había un lápiz, una hoja de color dorado, una bolsa más pequeña hecha de hilo de seda y algo que parecía un gorro.
— En mi familia, desde antes de mi bisabuela, se regalaban estás cosas a los niños. En la hoja y con ese lápiz, todos escriben por primera vez los nombres de los integrantes de su familia, en la bolsita, guardan la primera moneda que reciben y el gorro es el regalo por la primera visita — explicó.
Tallulah sonrió al escuchar que todos decían gracias. Toshi tomo la hoja de inmediato. Escribió papá Gustav, mamá Tallulah e hijo Toshi. Eso los hizo emocionarse más.
Tocaron el timbre. Ryusui fue a abrir y estaba Alejandro cubierto de pies a cabeza porque se congelaba aunque el clima no estaba muy frío. Pidió hablar con Christine.