Azul Violeta (tercer libro)

II.- Un día común de una pareja casi común

Eran casi las 5 am.

Ryusui termino un rodaje alrededor de las 3 am y tenía el resto del día para descansar. Se imaginó llegando a la casa, preparar un desayuno para su esposa e hijos, después la ayudaría a recoger algunas cosas y prepararía la comida, jugaría con Yuu quien estaba interesado en las pelotas y ayudaría a hacer la cena.

Llegando a casa se sorprendió al ver las luces encendidas. Lo recogerían al día siguiente según su agenda. Entro y Christine le dio la bienvenida. Parecía bastante despierta considerando que no dormía mucho por siempre estar al pendiente de Anya.

— Bienvenido, ¿quieres desayunar o darte un baño?

— ¿El baño? — respondió apenas captando que le ofreció comida.

Christine tenía lista la bañera con sales de baño con fragancia de lavanda. Ella usaba jazmín pues el aroma era más tenue y la lavanda se usaba para relajar. Christine entro con él y sonreía frente a él. Ryusui pensó que estaba soñando y estuvo su mano hasta llegar a uno de sus pechos y presionarlo.

— ¡Oye! ¡Me dolió! Están más sensibles ahora... ¿Ryu?

— No, creí que era mi imaginación....creí que no te gustaba la lavanda...

— Pues no pero ayuda a descansar mejor... ¿Qué tal el baño?

— Me está quitando lo cansado... ¿qué haces despierta tan temprano?

— Anya tenía hambre y le di de comer...— respondió. Ryusui se acercó a ella y comenzó a besarla. Hace tanto que no tenían un tiempo para ellos pues él cada día tenía más rodajes que hacer. Un momento de intimidad no haría daño.

Pues no haría daño pero sentía ganas de dormir.

Christine lo llevo hasta la cama donde le puso el pijama y lo obligó a dormir. Los círculos negros alrededor de sus ojos le decían que casi no había descansado; sea lo que quisiera hacer, podían hacerlo después.

Ella dejo dormir a Ryusui. Yuu se levantó preguntando por su padre y al verlo dormido creyó que jugarían pero Ryu parecía una piedra. Muchos desvelos le estaban pasando factura. Al no tener respuesta fue con su mamá a jugar.

Desayunaron y Christine los arreglo para ir a la guardería. Ese día debía ir de compras y comprar libros de referencias también para ayudar a Reyik. Por lo que le contaron, él fallaba a propósito en cada prueba así que quizás debía encontrar porque actuaba de esa manera. También compro algunos pinceles y pinturas que necesitaba pues sus insumos se le habían acabado.

Llegó al apartamento que usaba como taller y limpio. Ella estaba haciendo varias actividades mientras Anya estaba en su cuna mirando el techo, casi dormía toda la noche y eso le alegraba mucho. Se puso a consultar libros de recetas para la comida tenía que experimentar mucho y por suerte, funcionaba.

Eligió una receta con los ingredientes que había comprado, más o menos tenía la noción de que utilizar pero la cocina no era su fuerte. Regreso a la casa con su niña en brazos y vio a Ryusui que aún estaba dormido. Le gustaba verlo dormir. Alguna vez leyó que los enamorados también debían ver sus caras cuando duermen solo para fortalecer sus sentimientos.

Alejandro la visito y le llevo a Yuu, Christine le había pedido ese favor. Alejandro se lo debía ya que ella es quien le ayudo con cualquier trámite. Si bien, no se veían como amigos al menos eran como colegas, quizás solo así ese chico se daría cuenta de que a veces lastimar a alguien que no tenía malicia también puede dañarte.

Se despidieron y comenzó a hacer la comida. Ryusui se levantó por el delicioso aroma de una sopa, Se levantó rápido para ayudarle pero vio con tristeza que, ya estaban comiendo sus planes no salieron como lo pensó.

— ¿Solo por dormir me perdí de esto? — su voz delataba tristeza

— No sé, ¿de qué te quejas? Llegaste en la madrugada, me emocionas y te duermes. Yo debería estar triste — contesto juguetona

— Ahhh eso lo arreglamos está noche... — y le sirvió de comer.

Más tarde bañaron a los pequeños, Yuu estaba jugando con Ryusui y le tomaba fotos para presumírselas a Joiichiro. Mientras cuidaba de Anya, Christine hacia algunas llamadas para sus ventas de pinturas. Siempre le preguntaban porque no hacía una exposición a lo que ella se negaba, no había razón concreta, solo no tenía ganas.

Ryusui cocino una maravillosa cena de color marrón. Hace tanto que no cocinaba que él mismo dijo que el platillo debía lucir así. Su esposa rio un poco y le dijo que estaba deliciosa. Si los días cotidianos fueran como ese estarían bien, era lo que deseo, tener una familia amorosa.

Después de que durmieron Christine estaba peinando su cabello hasta que Ryusui le quitó el peine y comenzó a cepillarlo el mismo.

— ¿Te cortarás el cabello?

— Quizás sí, este largo me molesta cuando pinto o cuido de Anya porque lo jala mucho, cree que es su juguete...— se miró en el espejo — ¿debería dejarlo?

— Así eres hermosa....— susurro. Quería continuar lo que comenzó temprano.

Miro el reflejo en el espejo.

Su sonrisa es coqueta.

Cada vez que la veo quiero despojarla de sus ropas y tenerla entre mis brazos pero...cuando me mira recuerdo la noche anterior que pase a su lado. Mientras más la miro siento que debo tenerla. Mi amada esposa me provoca con sus ojos, su boca...su voz...sus movimientos...su cuerpo.




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