— Dove, ¿Dónde está Reyik?
— Dijo que recogería los resultados hoy y se fue muy temprano. — contesto.
Scott estaba con ellos intentando sentir los movimientos del nuevo bebé. Suman regreso sobre sus pasos pensando que quizás su primo lo tomo de nuevo a la ligera y volvió a reprobar.
Sus negocios iban bien y tuvo una buena alianza comercial con Takashi Andou. Sentía y quería que las cosas mejoren pero parecía que era el único.
— El decano viene en un momento...— dijo la secretaria
— Si, gracias...— contesto Reyik.
Esa mañana fue a la universidad y alcanzo a ver en la pizarra su número de estudiante entre los 50 más altos. Se sentía confiado y poderoso, quería decirle a Christine cuánto antes la buena noticia pero lo detuvo un profesor que llevaba un periódico en la mano, pudo distinguir su fotografía.
— Reyik Whitelies, ¿correcto? El decano quiere hablar con usted... Sígame...—
Caminaron hasta las oficinas, la secretaria lo recibió y ahora estaba esperando en la oficina. Poco después entro un anciano de cara amable junto con un hombre de traje ligeramente más joven. Sintió escalofríos.
— Hola Reyik — saludo el adulto. ¿Porque estaba allí?
— Hola abuelo, ¿qué ocurre?
— Bueno...hace unos días tuve una agradable charla con el decano Blake y hoy vine de visita a revisar las instalaciones, ya sabes, para conocer en que se está invirtiendo nuestras donaciones y aproveche para saludarte.
— Es bueno, abuelo y ¿porque estoy aquí?
— Ahhh si, ese asunto — dijo el decano anciano — recibimos una oferta para que asistas a la universidad en Suecia. Tus padres quieren la transferencia lo más rápido posible.
— No, entre aquí por mis propios medios, ¿cómo pueden decirme que me vaya? — se quejó de inmediato.
— Bueno, es una rara oportunidad así que será mejor que la tomes. No te sientas mal, después de 5 años puedes regresar y serás un graduado exitoso...— dijo Blake sin intención.
— Yo no me quiero ir... siempre quise estudiar aquí y me esforcé para tener buenos resultados...— quiso decir pero miro a su abuelo y se dio cuenta de que no serviría de nada. Se levantó y salió del lugar.
Blake y el abuelo Whitelies quedaron en silencio.
— Ese chico, ¿de verdad lo enviara lejos?
— Sus padres lo quieren allá, no quieren que se involucre con la gestión del conglomerado Whitelies a una edad tan joven si saber que más hay en el mundo.
— Es un alumno brillante. Las respuestas equivocadas por estar escritas en hiragana y no en Kanji de haberlas corregido, sería perfecto — confesó — llegara un día en el que ya no pueda moverlo a su voluntad.
— Lo sé, espero que llegue pronto...— contesto el abuelo. — siento que sería mejor si hubiera heredado un poco de la voluntad y fuerza de mis otros nietos.
Reyik llamo a Christine quién le dijo que estaba en una reunión en su casa. El chico contesto que iría hacía allí. El camino le pareció extremadamente largo. No quería irse de allí, estaban sus amigos, su familia y Christine, sería difícil el solo pensar en despedirse de ellos.
Llegó a la casa y estuvo frente a la puerta durante media hora sin saber que hacer o no hacer, decir o no decir, estaba confundido, para que fuera allí si la emoción de su examen aprobado quedó vagando en el campus.
— ¿Qué haces allí? Pasa — ordeno Christine quien abrió la puerta para despedir a Sayako y se sorprendió de verlo alli. Esta última solo lo saludo con un gesto.
Entro. Nunca había estado allí
En la entrada dejando sus zapatos había una rústica cómoda, sobre ella estaba un espacio y un pequeño letrero que decía "deja tu teléfono aquí", camino un poco más y pudo ver qué había varias cosas que tenían una palomita verde y otras que tenían una equis en color rojo. En la sala estaba un sujeto que no había visto y Yuu escribiendo en la pared.
— Siéntate donde quieras. — dijo Christine. — ¿té?
— Si...— contesto.
El extraño no dejaba de mirarlo. Ese no era el famoso esposo. Este hombre tenía una mirada penetrante que le molestaba, llevaba rapado en los costados de la cabeza y parecía una ramita a punto de romperse. Alcanzo a ver qué llevaba un piercing en el labio.
— Reyik, no veas tanto a Alejandro o se enojara. — advirtió.
Asintió. Se movió un poco y pudo ver qué sobre la mesa había muchos papeles.
Dirigió su vista de nuevo a Yuu. Tenía un libro pequeño en su mano, veía algo que le gustaba y lo pintaba en la pared. ¿Christine no se enojaría con eso? Miro discretamente alrededor para darse cuenta que era el único espacio que estaba lleno de dibujos.
— Christine, ¿aún te gusta la tortura psicológica? — dijo el hombre.
Reyik sintió dos miradas sobre su espalda. Si se movía sería atacado o peor aún, estaba tan asustado que estuvo a punto de dejar caer su taza. Quería mirarlos pero ¿si volteaba y se enojaban? o quizás estaban planeando algo secreto y no debía enterarse nadie más que ellos... ¿qué debería hacer?
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malas decisiones, conflictos matrimoniales, detrás de la fama
Editado: 09.11.2023