Regresaba del instituto muy cansada, hoy había sido un día largo lleno de actividades y trabajos escolares, aun me faltaban dos años para graduarme y deseaba que pasaran rápido.
Ya estaba atardeciendo y el viento soplaba, así que me apresuré a entrar a mi casa, dentro ella no había nadie, me dirigí a la cocina para encontrarme a mamá, pero tampoco ella se encontraba en casa, al parecer todos habían salido.
Fui a mi habitación, tenía tareas que realizar, pero antes de hacerlos tocaron la puerta, bajé a la para ir a ver quién era y al abrir la puerta me encontré con Derek, me sorprende verlo aquí porque hoy en la salida me dijo que saldría con una de mis compañeras y por ese motivo no nos vinimos juntos.
–Derek… ¿Qué… haces aquí?, y… tu cita– dije desconcertada.
–Bueno pues, estaba aburrido… y no era una cita– dijo nervioso, tomo aire y continuo –Vine a decirte algo que no me atreví a hacerlo antes.
–Y… continua– insistí, ya que no continuaba y dudaba que lo hiciera.
–No sé cómo decírtelo, me cuesta hacerlo, pero lo que te quiero decir es…
–Hija por qué no lo haces pasar– dice mi madre espantándonos a ambos e interrumpiendo lo que iba a decir Derek.
–¡Ay! Mamá, que susto.
–Lo siento, pero era inevitable estaban tan concentrados hablando que no se percataron de mi presencia– ríe –En fin, entremos que empieza a hacer más frio.
–Derek te quedas para la cena– dice mi madre.
–Gracias, pero tengo cosas que hacer. Hasta luego– se va.
Después de que Derek se despidiera llego Amalia con Liam, cenamos y después cada uno fue a su habitación.
Durante toda la noche estuve despierta pensando en lo que Derek quería decirme, si no hubiera sido por mi madre ya lo sabría y no estaría intentando descifrar lo que él quería contarme. Recién en la madrugada caí rendida y dormí profundamente.
***
Otro día mas con la misma rutina, lo nuevo era ver a mi madre tan temprano en casa, generalmente ella llega a las cinco de la tarde y hoy llego dos horas antes.
–Mami, que paso por que llegaste… ¡mamá estas pálida! ¿estás bien? – digo todo atropelladamente y sorprendida de ver a mi madre tan mal, se muy decaída y delicada.
–No te preocupes An, estoy bien– dice mi madre.
No puedo creer que mi madre diga eso en su estado, ella intenta convencerme de que no está enferma, sin embargo, yo sé que no es así. Ultimadamente ella tenía mareos, náuseas y dolores que trata de ocultármelo.
–Mamá llevas diciendo lo mismo desde unos meses atrás, yo sé que usted tiene algo y no me lo quiere decir, pero está siendo injusta– tomo un poco de aire, mi madre me ve sorprendida por mis palabras y se queda callada.
–Por favor dígame que es lo que tiene, usted lleva mucho tiempo con diferentes síntomas, necesito saberlo soy su hija– poco a poco un nudo se va formando en mi garganta, tengo miedo de que algo grave tenga.
Mi madre me fue contando algo que no se atrevía desde un principio, y la entendía, para ella era muy difícil hacerlo cuando apenas empezaba a superar la muerte de mi padre.
Bueno ella tenía cáncer de mama, no esperaba que mi madre estuviera tan enferma, era mucho para mí, todo este tiempo trato de ocultarlo para que no me enterara y sufriera más de la cuenta.
Esto era tan triste para ambas, además ella me dijo que su enfermedad estaba muy avanzada y que era muy difícil tratarlo. No diagnosticar a tiempo una enfermedad es tan riesgoso que mi madre corre peligro de muerte.
Las bajaban por mis mejillas sin parar, como compitiendo quien llega primero, todo lo que viví con la muerte de mi padre fue tan doloroso, que no quiero volver a sufrir lo mismo. Mis ojos están tan hinchados y rojos, como cuando me entere de aquel fatídico accidente.
La vida a veces es tan injusta, no logro comprender que hice mal, que si la vida trata de cobrarme el desear a mi padre estar el día de mi cumpleaños a pesar de la tormenta que había en esa ciudad, aunque suena ridículo es lo que pienso.
Ahora no me queda nada más que secarme las lágrimas y apoyar a mi madre para que logre recuperarse, aunque sé que son pocas las posibilidades tengo fe en que se recuperara. Mi mamá es una mujer fuerte y ella no se dejará vencer fácilmente, y yo estaré ahí para apoyarle.