Arthur estaba sentado frente a su computadora escribiendo un artículo para su blog. Ni siquiera se dio cuenta de que ya eran las dos de la madrugada. Estaba distraído por un sonido incomprensible, como si alguien estuviera rascando con los dedos. Se sentía inquieto, temeroso incluso de levantarse del miedo.
Pero luego, sin embargo, se levantó y se dirigió a la puerta, no encendió la luz, porque temblaba de terror. Mirando más de cerca, se le erizaron los pelos en la oscuridad. Los dedos de alguien estaban atascados debajo de la puerta y lo sintieron desde adentro. Eran delgados y arrugados como los de un anciano.
Se desconocía cómo y quién los había deslizado, lo que asustó aún más a Arthur. Aun así, por miedo, encendió la luz del pasillo y caminó hacia la puerta. Mirando a través de la mirilla, no había nadie allí. Pero la molienda continuó, ¿qué era o quién quería entrar en el apartamento?
El joven llamó a su amigo y le explicó la situación, quien le creyó y comenzó a consolarlo. Así hablaron hasta la mañana. Arturo le pidió que viniera y se quedara despierto toda la noche. Estuvo de acuerdo y dijo que vendría pronto. Esperó a que sonara el timbre, no se atrevió a abrir la puerta. El miedo lo encadenó hasta el punto de convulsionar, ni siquiera podía moverse.
Pasó mucho tiempo antes de que sonara el teléfono. Arturo se levantó de un salto como un loco y corrió a abrirle la puerta a su amigo. Pero no había nadie en el patio de recreo, salió corriendo del terror a la calle. Lo volví a marcar, nadie respondió. Sin saber qué hacer, corrió a la casa de su tía, donde se había estado quedando durante una semana. Mi amigo nunca contestó.
Mi tía me aconsejó que llamara a un sacerdote y consagrara el apartamento. Y así lo hizo después de eso, la criatura no volvió a aparecer. Pero nunca más se volvió a ver al amigo. Arthur incluso fue llamado a la policía, donde dijo que se suponía que se encontrarían, pero no acudió. Habían pasado varios años y la historia nunca había abandonado su mente. ¿Podría ser que algo hubiera secuestrado a su amigo...