Nota de la autora: Todos sabemos que estamos cada vez más cerca del final de la primera parte...pero es en este capítulo en el que ustedes deben conocer las dos caras de “la antagonista” (villana, como ustedes quieran llamarla).
Un dato curioso antes de que comience su lectura: La verdadera mala en esta primera parte (BTE) no es la Reina E...o sea de quién leerán su perspectiva en este capítulo.
Capítulo 84
Elizabeth
Ojos azules claros, suaves rizos rubios, tiernos hoyuelos a los costados de cada una de sus sonrisas, dentadura blanca y brillante como solían ser las lunas llenas que solía admirar a su lado.
En invierno, sus abrazos eran igual o más cálidos que el fuego de alguna chimenea a la que yo estuviera cerca.
Mis días eran los mejores cuando la vida me permitía estar a su lado. Hasta que ya no.
Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos, otra vez, de mi cabeza. Han pasado casi 3 años desde que él murió y yo no puedo seguirme dando el lujo de echar a perder mi juventud mientras sigo diciendo extrañarlo cuando él ya está muerto.
Ni la muerte, me ha permitido dejarlo ir. Esa es la peor parte cuando alguien se va de ti dejando sentimientos pesados de carga.
He intentado hasta lo más bajo para que todo mi ser lo pueda dejar ir...ni siquiera puedo creer que todo lo que he escrito en el curso de Escritura creativa sea todo relacionado a él.
Tomó la página en la que estaba escribiendo y la lancé al basurero que está en la esquina más lejana de mi habitación. Son las 11:55 pm y todo lo que he escrito lo he tenido que tirar a la basura.
Tienes que salir de mi cabeza, Eric.
Busco en mi celular Spotify y busco la canción para distraerme de mis pensamientos. Tomar un descanso para poder seguir escribiendo después de que la canción termine. Suena, I Knew You Were Trouble de Taylor Swift.
Salgo de mi habitación, bajé las gradas y me encaminé a la cocina. Me detuve cuando vi a mi tía Georgina con 3 tazas de café.
Me coloqué detrás del marco de la entrada a la cocina y asomé, con mucho cuidado, la cabeza para poder observar a las otras dos personas que estaban con ella.
Lo primero que vi, fue que mi tía Georgina no estaba con su habitual pijama con el que a estas horas de la noche estaría.
Recordé lo silencioso que ha estado todo este tiempo, incluso cuando estoy a puerta cerrada en mi habitación, cualquier ruido no pasa de ser desapercibido entre las paredes de esta casa. Entonces, en esta noche, el silencio es necesario. ¿Por qué?
—Necesitas estar despierta si quieres comprender todo lo que te revelaré —dijo mi tía ofreciendo las 2 tazas restantes a personas de las que aún no podía ver sus rostros.
—Lo sé.
Presione pausa cuando reconocí a la dueña de esa voz: Charlotte.
¿Por qué ella estaba aquí? ¿Cómo conoce a mi tía Georgina? ¿Por qué tanta confianza en una extraña noche de silencio?
—Gracias.
Mierda, ¿Joshua también está aquí?
Debería subir a mi habitación e ignorar esto. Pensar que es un maldito sueño. Pensar que la loca aquí soy yo, y que lo único que tengo que hacer es irme a mi habitación y categorizar esto como irrelevante.
Y solo logré subir los primeros dos escalones cuando escuché lo que hizo quedarme a escuchar el resto:
—Ella organizó todo para que su muerte fuera real ante las personas que quisieron matarla. Lo hizo para protegerse a sí misma.
¿Qué? Esto debe ser alguna mentira o broma de muy mal gusto. Y aún así quiero saber en qué termina esto.
—¿Quienes? —escuché que preguntó Joshua—, ¿Quiénes quisieron matarla?
—No lo sé, y tampoco sé el por qué.
—No salimos de nada —dice Charlotte.
—No necesitan meterse más de donde se han metido —les dijo Georgina—, lo único que sí necesitan saber y que deben encontrar la manera de usarlo a su favor es lo siguiente:
Hizo una pausa. Una de la que no suelen ser que sean cortas, observe en el costado de la otra pared, la que estaba al lado contrario sobre la que yo estaba reposada la sombra de Georgina.
Se estaba acercando hacia mi dirección.
En acto de necesidad y urgencia fui a la puerta del sótano, este estaba debajo de las escaleras y con la rapidez y silencio que parecía no tener abrí la puerta y acto seguido de este la cerré.
Encendí la linterna de mi celular y baje las escaleras. Tape mi boca con la mano para evitar estar respirando el interminable polvo que había en todo mi entorno. Cuando encontré la puerta jale de esta y luego la deje a punto de cerrar, así podría volver sin necesidad de cruzar la puerta principal.
Nada nuevo que no haya hecho antes.
Caminé en el jardín sin necesidad de encender la linterna y me dirigí a los pequeños arbustos que llegaban a la altura de la ventana. Me senté debajo de la ventana de la cocina, y con el mínimo brillo en mi celular coloque “Grabadora de Voz” y escuche mientras mi tía hablaba en confianza con aquel extraño par.
20 minutos después.
Comencé a caminar rápido dirigiéndome al sótano, no fue difícil no hacer ruido para abrir la puerta, volver a cerrarla y luego abandonar el sótano. Me percaté que ellos siguieran en la cocina, y así fue, el eco de sus voces en la gran cocina no fue difícil de identificarlo.
Subí las gradas, fui a mi habitación y cerré la puerta de esta con llave.
—Tranquila. Estás bien, Elizabeth. Lo sabes, estás bien —me repetía en un susurro para que mi mente pudiera creerlo.
No puedo perder la calma. No ahora. Necesito avanzar, dar el siguiente paso y no quedarme estancada.
Sabía que no tenía que escuchar algo que desde un principio parecía no ser de mi incumbencia...ahora no sé si maldigo o agradecer por haber escuchado todo lo que he escuchado.
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Editado: 27.03.2022