Nota de la autora: ¡Ahhh! Hoy es 13 de Diciembre, y no puedo estar más feliz de ver cómo mi ídola cumple 32 años.
La amo.
Ahora, el capítulo…sólo diré algo:
Tanto Charlotte cómo ustedes amarán la sorpresa especial de nuestro Joshua.
Recuerden que mañana se sube el prólogo de ‘Bajo Mis Estrellas’. Un par de capítulos más, y ésta historia queda terminada.
Agradezco a todas las personas que han estado conmigo desde el inicio. A las que continúan conmigo en la continuación de ésta historia…a todxs: ¡Gracias!
Nos vemos después del 14 ;)
Los amo mucho,
Ligia M.
Capítulo 95
[Capítulo largo. PRIMERA PARTE del especial de 14 de diciembre].
CHARLOTTE
¿Meses? No.
¿Años? Sí. Han sido años los que han pasado desde que no veía a los tíos de Joshua.
De hecho, la última vez fue en una fiesta de Fin de Año…hace más de 4 años. 5 años casi.
—No sabía que vendrían —dijo Joshua tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos. El gesto podría ser lindo si no sintiera la vergüenza invadirme a grandes proporciones, debido a que mis manos están ligeramente -corrección, muy- sudadas. Efectos de los nervios.
—Quisimos darte una sorpresa antes de mañana, tu gran día —explica la señora García mirándonos de arriba a abajo, buscando algo—. Pero la sorpresa nos la hemos llevado nosotros.
La tía se acerca a pasos seguros con la desconfianza impregnada en su rostro. Su esposo, el tío de Joshua, se queda viendo desde el sofá de la sala -lugar dónde estaban sentados-. Cambié mi peso al otro pie, y sin pensarlo por segunda vez me armé de valor y mis cuerdas vocales se dieron a conocer después de haber tragado grueso.
—Tengo que irme —dije soltando la mano de Joshua—, te escribiré luego ¿sí? Permiso.
Mis torpes pasos me permitieron llegar a la puerta y jalar la manecilla de ésta. Jamás me había sentido tan aliviada cuando la puerta se cerró detrás de mí.
JOSHUA
Creí que tomando su mano, le daría a entender que no quería que se fuera…que quería que se quedará.
—Espera —dije al verla caminar hacia la acera de una manera increíblemente lenta—. Por favor.
Una fuerte toma de respiración se dio a escuchar cuando estuve cerca de ella. Se voltea, y con un pequeño movimiento deja caer su cabeza hacia atrás. El panorama completo de las facciones de su rostro, y las emociones en éste estaban frente a mí.
—Quédate.
—No. Son demasiado…es demasiado nuevo. Es decir, ¿viste sus rostros? ¡Ni siquiera me recuerdan! No saben que yo fui esa niña con la que jugabas a ser la versión de Spiderman.
Llevé mis manos a su cintura para no darle oportunidad de que se alejara, y la atraje a mí. Apegándola.
—Ahora, esa niña es mi novia. A la que quiero mucho y a quién la llamó osa polar —con el puente de mi nariz acaricié el suyo, ganándome un estremecimiento de su parte—. Eres demasiado tierna cuando tienes miedo ¿sabes? Pero con ellos no necesitas tenerlo. Estarás conmigo, y eso se supone que debe ser suficiente para que todos los pensamientos que tengas desaparezcan y digas que entrarás conmigo.
—¿Y si me preguntan cosas? Ya sabes, la incontenible curiosidad…
—Sabré cambiar la conversación. Y créeme, te sorprenderé.
Ella muerde su labio inferior, mientras busca algo en mi mirada.
—Ni se te ocurra dejarme sola con ellos. ¡En ningún momento!
—Lo prometo —dije con una de mis manos en mi pecho, mientras acortaba la distancia con un suave roce de labios finalizando cómo el beso más breve que le he dado.
#-#
—Volviste —dijo mi tía acercándose a mí y depositando besos en mis mejillas, ella notó la presencia de Charlotte detrás de mí cuando notó que sólo la abrazada con un brazo, ya que el otro estaba con Charlotte—. Y tú también.
—Tía...—me coloqué detrás de Charlotte, aún con su mano entrelazada con la mía, llevé la otra a su cintura, apegándose en contra de mí en caso que no pudiera moverse o decidiera desmayarse…su manera de demostrar sus nervios la detonan—. Ella es mi novia. Charlotte, ella es mi tía.
—Novia…—mi tía no se molestó en ocultar el desprecio en su voz—, ¿de dónde la conoces? ¡Oh, espera! Tuviste que haberla conocido en la preparatoria ¿verdad? Por supuesto que sí, hoy en día estudiar es lo último que ustedes, los jóvenes, hacen en el lugar al que van a estudiar.
—Se sorprendería saber lo inteligentes que nosotros, los jóvenes, llegamos a ser aún cuando estudiar sea lo último. Según usted, claro —la sonrisa triunfal de Charlotte, después de tantos días, se mantuvo de manera firme en sus labios.
Cómo extrañaba verla así, triunfante y con la mirada en alto. Aunque sé que mi tía debe estar pensando en más de diez formas de decirle que no sea una malcriada, honestamente, me importa un carajo.
Mi tía se pasó y Charlotte no se dejó. Aún cuando hace menos de un par de minutos tenía miedo, se supo defender sin decir ninguna mala palabra.
—Supongo que trajeron a los gemelos ¿verdad? —Pregunté antes que una carcajada brotará de mi interior. Ver a mi tía enojada jamás me asustó, al contrario, siempre me daba risa. Y ahora quiero reírme porque mi increíble osa polar la hizo enojar.
—Están en el jardín —contestó volviendo a sentarse en el sofá, sin quitarle la mirada a Charlotte—. ¡Edward! ¡Esmeralda!
#3458 en Novela romántica
#337 en Thriller
#107 en Suspenso
amor juvenil novela romantica, secretos y traiciones, romance y suspenso
Editado: 27.03.2022