Bella

Capítulo 6: A pesar de la advertencia…

Siempre tuve un problema en mi vida y ese era: hacer lo contrario a lo que me decían.

-Bella-

 

 

Keith observó como Isabella revisaba su celular, eso era algo inusual en ella ya que por lo general se olvidaba que existía.

—¿Esperas una llamada?

Isabella lo miro de regreso y negó con la cabeza dejando el celular en la mesa de centro. Dejó salir un suspiro, estaba preocupada por Bella.

—No exactamente. Vine con Bella y me preocupa dejarla sola. La única vez que lo hice no le fue muy bien.

Keith enarcó una ceja sorprendido. Bella no solía ser la clase de persona que se preocupara por los demás o más bien por nadie que no fuera John, Aaron o él, quienes eran sus únicas personas cercanas.

—¿Quién es Bella? La chica que te acompañó a backstage.

Isabella rio ante la ironía de esa frase.

—Sí. Aunque, de hecho, yo la acompañé a ella.

Esta fue la oportunidad de reír de Keith.

—Eso quiere decir que, de no ser por la guapa señorita tú no habrías ido.

—Exacto —dijo con una sonrisa.

—¡No lo digas con esa cara! —gritó Keith señalándola con el dedo.

—No te enojes, pero es verdad. Bella tenía las entradas y me pidió que fuera con ella.

—Tengo curiosidad de algo, ¿desde cuándo te acercas a la gente?

—Oye eso es grosero —refutó Isabella cruzándose de brazos y dejándose caer en el respaldar del sofá—. Y en teoría ella me encontró a mí —continuó en un murmullo.

Keith descansó su mentón en una de sus manos y le dedicó toda su atención.

—Jumm… Me siento celoso. En todo este tiempo que no te vi pensé que te sentirías solita, pero me duele saber que la pasaste creando una amistad con alguien más.

Isabella enarcó una ceja al ver el mohín de Keith.

—Pero de que hablas idiota. —Le lanzó un cojín tomándolo por sorpresa.

—Ustedes han sido amigas todo este tiempo. ¿La conociste en la preparatoria? ¿En el trabajo?

—¡Idiota! Nos conocemos hace un par de días.

Esta confesión dejó a Keith sin palabras. Isabella nunca había sido sociable y por lo poco que recordaba de la chica que la acompañó no era exactamente el tipo de persona que se le acercaría, así como así.

—Ok eso si ha sido un shock. ¿Cómo pasó eso?

—No tienes que sorprenderte tanto. —Isabella desvió un poco la mirada. Quizás debería ser un poco más sociable, pensó—. Nos conocimos en el avión, se sentó a mi lado y comenzó a hablarme, descubrimos que nos llamamos igual y luego cuando llegamos nos separamos.

»Varias horas después salí del motel donde me hospedo y la encontré en la calle golpeada. No podía dejarla ahí así que me la llevé conmigo.

—Lo dices como si hubieras encontrado un cachorro en la calle… un momento ¿te estás quedando en un motel?

—Nos estamos quedando y sí.

Voy a matar a John por dejarla venir sola, pensó Keith mal humorado.

—Pero es solo hasta que consigamos un lugar con Bella.

—Olvídalo, no necesitan buscar. Te daré mi departamento, pueden vivir ahí las dos sin problemas.

—Un momento, no necesito que me ayudes. Puedo valerme sola.

Keith tomó una profunda respiración, sabía que esa sería una batalla dura, pero no estaba dispuesto a perderla.

—No dudo que seas capaz, Isa. Es más, sé que puedes hacerlo, pero quiero ayudarlas. Los Ángeles no es una ciudad fácil. Además, no lo ocupo, yo me quedo en la residencia de la empresa al igual que los demás. Si te hace sentir mejor pueden pagarme lo mismo que pagarían en otro lugar. Entiendo que quieras sentir tu independencia y lo admiro, pero no está mal aceptar un poco de ayuda.

Isabella lo pensó por un momento la verdad es que la propuesta no sonaba para nada mal. Además, era un desperdicio si ni siquiera lo ocupaba.

—Lo hablaré con Bella.

—Me conformo con eso por ahora.

En ese momento el celular de Keith sonó desde la habitación, este se levantó por él. Regresó caminando despacio revisando el mensaje que acababa de recibir.

Enzo:

Creo que deberías subir a la azotea, Julian está de caza. Es muy divertido de ver.

 

Keith se puso a pensar un momento. La azotea estaba reservada para ellos y el staff, como de costumbre. Así que era muy limitada la cantidad de mujeres a las que Julian se podía acercar, sino era una mesera… volvió su vista a Isabella que lo miraba con curiosidad.

—¿Dónde dejaste a tu amiga?

—Edward le dijo que podía quedarse en la azotea, ¿por qué? No me digas que causo algún problema.

Keith regresó a grandes zancadas a su habitación. Tomó una camiseta sin mangas negra y su chaqueta de cuero. Salió colocándosela y tomando de paso la tarjeta de su habitación.




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