Desperté, y me encontraba en una camilla, Miguel estaba en un rincón de la enfermería y la doctora no estaba.
Traté de incorporarme, pero me dolía mucho la cabeza, Miguel se dio cuenta y se acrco.
-Eres una tonta-
Eso me tomó desprevenida y para responderle suspiré y cerré lo ojos.
-No estoy de humor, por favor, no me insultes- al terminar abrí los ojos.
El me miró, y permanecimos así unos segundos, hasta que el retiró la mirada y miró para abajo.
-Lo siento, es solo que es mi manera de ser-
-Si, eso ya lo note- lo dije con un tono sarcástico, y sonriendo, y el también sonrió.
Mire el reloj y pregunte.
-¿No deberías estar en clases?-
-Decidí quedarme, ¿te molesta?-
-No, solo preguntaba- en realidad quería que se quedara con migo.
En ese momento volvimos a mirarnos, y fui yo quien apartó la mirada. En ese instante llegó la doctora.
-¿Cómo te encuentras?-
-Bien- no era ni verdad ni mentira.
-Te voy a hacer una pregunta-
-De acuerdo- respondí
-¿Has estado comiendo bien?-
Mire para abajo.
-No-
-Tienes que alimentarte bien, si no puedes volver a desmayarte y eso sería peligroso-
Seguía mirando al suelo.
-Apenas tengo dinero para mis hermanos- murmure.
-¿Dijiste algo?-
-No- mentí
-Bueno, en ese caso te voy a dar unos antibióticos para curar el resfriado que tienes-
Asentí con la cabeza. La doctora me dio los antibióticos y salimos.
Aún faltaban 1 hora para que las clases acabaran, y me tendría que igualar todo lo que vieron, y no tenía ganas de entrar, me dolía a horrores la cabeza y también la garganta, la doctora dijo que tenía que comer para tomar la medicina, pero no tenía hambre.
-¿Quieres entrar?-
-La verdad no, pero si quieres tu entra-
-Ni se te ocurra, te voy a obligar a comer, para que tomes la medicina-
-Pero no tengo hambre- me quejé
-Me da igual, tienes que comer, y deja de cuidarte mal, tienes que comprar lo necesario para estar bien-
Ese fue un punto que no me gustaba tocar: el dinero.
-¡Tu no sabes lo que tengo que aguantar!-
-Así que no tienes dinero-
-Yo nunca dije eso-
-Tu reacción lo dijo todo, así que yo invito-
-No necesito tu lástima-
-No es lástima, pero veo que eres muy orgullosa, ven-
Me cogió de la muñeca y me llevó a fuera de la preparatoria, fuimos por varias calles que yo no conocía, al final llegamos a una cafetería y entramos.
Afuera vi una moto, esa marca era muy cara, y tenía un color azul oscuro hermoso.
-¿De quien es esa moto?, es super bonita-
-Es mía-
Me quede sorprendida y dije mirando hacia otro lado incomoda:
-Ni que fuera la gran cosa-
-Claro, acabas de decir que es super bonita-
Lo mire a los y dije:
-Eso era antes de que supiera que es tuya-
Me separé de el y fui a buscar una mesa, había una al fondo, iba en camino a esa, pero Miguel me agarró de la muñeca y me llevó a otra mesa.
-Oye, había una mesa al fondo-
-Mejor aqui-
-¿No podemos ir a la otra mesa?-
-No-
Hice un puchero.
-Porfis-
-He dicho que no-
-¿Por que no?-
-Me gusta esta mesa-
-Pero a mi esa-
-Deberías estar agradecida de que te invité a comer-
Le respondí indignada.
-¿Así que se trata de agradecerte?-
El se quedo callado.
-Primero que nada, yo no te pedí que me invitaras a comer-
Iba a protestar, pero de pronto apareció una mujer de cabello negro hasta la cintura, y unos ojos verde agua hermosos, y con un cuerpo que parecía de modelo.
Al ver a Miguel se le iluminó la cara.
-¡Miguel!-
Fue corriendo a la mesa donde nos encontrábamos y lo abrazó. Yo estaba super incómoda.
Después me miró a mi y fingió una sonrisa, y su voz sonaba a falsa amabilidad.
-¿Y quien es la chica que te acompaña?-