Siento en las extremidades un vapor frío y desconsolador, parecido al que llevo en el alma, cerca de la sangre que bombea el corazón. Llevo diferencia y silencio.
Eximida de explicaciones, en el arranque desprevenido del sol apartado, llevo ausencia de tristeza y hastío, soledad cargada de artística y mente encolerizada. Rabiosa de crear.
Aquellos que fueron bautizados en invierno sabrán que hablo de la aurora tibia que abraza los ojos, perfuma la nariz proyectando hacia el abismo y recogiéndose en toda la significancia que la realidad posee.
Soy caldera eléctrica en el hielo de tal estación.