Bennu fuego en las sombras (libro 1) Completo

12

Después de unos segundos, pude vislumbrar que era Zero. Recuerdos de mi infancia atacaban mi mente, él era mi mejor amigo, siempre estábamos juntos, hasta que un día tuvo que mudarse muy lejos. Justamente cuando teníamos seis años ya no había tenido noticias de él, es por eso que no lo podía reconocer antes, su aspecto era distinto… 

Mucho más grande y maduro. 

Zero Dragos es un joven de tez bronceada, su cabello es rubio cenizo, el cual ayudaba a que sus ojos verdes resaltan, es mucho más alto que yo, creo que mide unos ciento ochenta y tantos centímetros. Es atlético, a su lado estaba Payton, sujetándolo del brazo libre.

Al parecer todos los poderes ya se estaban desarrollando, ya que en las manos de mi amiga las llamas del fuego comenzaban a encimarse listas para atacarme. 

Los vels comenzaron a chocar unos con otros, gracias a que los fénix irreales se comenzaron a descontrolar; todos mirábamos estupefactos la escena. Dars estaba de pie sobre una roca gigantesca, que no había visto al llegar, esta estaba justo atrás de la fogata. 

—¡Milena y Payton, deténganlos ahora mismo! —gritó Dars.

—¡Yo no voy a trabajar con ella! —dijo Payton. 

—¡Cállate! —le grité y la persuadí con una serie de imágenes mentales que solo ella podía ver. Todas eran referentes a ella y Zero, tenía que darle lo que deseaba si yo quería que cooperará.

No dijimos nada, solo los atacamos con unas llamaradas, pero esto no funcionó, solo hizo que se alborotaran aún más; las dos nos miramos con los rostros perplejos y después observamos a Dars, justo en el momento que nos gritó: 

—Tienen que manipularlos y esto no funciona si no lo hacen en equipo, ya que aún no tienen los vels. 

Levanté mis manos ardientes, mientras las de Pay se encontraban apenas encendidas, necesitaba más fuerza.

—Dame una de tus manos —le grité, todavía mirando a los fénix, que se estaban volviendo negros con azul. 

—¿Qué vas a hacerme? —me respondió intrigada. 

—No es momento de preguntar esas cosas, solo hazme caso —dije un poco molesta—. Anda, toca mi mano, no hay tiempo. 

El viento comenzó a soplar muy fuerte a nuestro alrededor. Payton tocó mi mano que ya había acercado a la de ella, esta se volvió rojo, ardiente, como la mía.

—Oh, esto es más que magnífico. ¡Cuánto poder! Se siente asombrosamente bien —gritó emocionada mientras frotaba sus manos. Las alzó y los fénix, que eran seis, desaparecieron uno a uno sin dejar rastro y el viento se detuvo. 

Miré hacia donde estaba mi amiga y antes de hablarle noté que su cabello era azul pálido, debido a que su primera llamarada fue de ese color. Bueno, al menos eso creo.

—¡Muy bien, chicas! Oye Pay, te queda muy bien el azul —le dice Dars, dedicándome una sonrisa traviesa— y, por cierto, ustedes son algunas de las suertudas; que les cambia el cabello cuando su legado llega, en otras personas solo se hace presente; en otros individuos se manifiesta de otras maneras. Por decir, a Nell le aparecieron en ambos brazos líneas que dibujan espirales, al igual que las lianas, pero en color verde, y cuando el legado se hace presente comienza a brillar. Pero, bueno, es hora de hacerles entrega del legado ancestral, esto les pertenecía a todos sus familiares que habían sido los elegidos —señaló a los vels aún colgados de las lianas. Al hacer eso, los brazos de Nell comenzaron a brillar bajo las lianas, ella se encontraba muy seria, por lo regular siempre hacía algo gracioso. 

—Aquí están —dijo ella, con la mirada perdida en el fuego. 

Después de un rato Alexander la abrazó de la cintura, mientras que Nell le daba la espalda, la barbilla del joven estaba apoyada en el hombro de ella; le arrancaba sonrisas y risas muy sonoras a Nell, al parecer la estaba besando. Yo los miraba y me sentía contenta al ver que eran felices, al igual que Payton y Zero, que estaban abrazados sentados en el suelo.

Pero, en cambio, yo no sabía qué estaba pasando conmigo misma; si en realidad amaba a Dylan, o quizás al que verdaderamente amaba era Dars. Ignoré mis pensamientos para observar de dónde provenía el calor que se colaba en mi piel, al mirar yo no sabía exactamente lo que esperaba. 

Encontré a Dylan atrás. Al verlo me causó una serie de emociones que hace tiempo no sentía, iban mucho más allá de lo que había sentido alguna vez; estaba atrás de mí, se acercó y me abrazó tan fuerte que no podía respirar, y aun así disfruté del momento, hasta que alguien tuvo que arruinarlo. 

—Milena y Dylan —dijo el segundo nombre rebosante de ira y celos—, únanse al grupo, que la entrega de los vels debe de ser a todos los elegidos al mismo tiempo.

No nos movimos del lugar hasta segundos después. Parecíamos un par de niños regañados. Él seguía abrazándome fuertemente mientras Dars estaba de lo más sulfúrico, podía notar que él quería cubrir su enojo, pero no podía lograrlo. 

—¡Vamos, muévanse! —gritó él desde encima de la roca; el resto de mis compañeros estaban abajo, justo en medio de la piedra y la fogata.

—Ya cálmate, por favor —le dije con tono relajado. 

—Sí, Milena tiene razón, has estado estos últimos días con un carácter horrible —le grita Nell desde los brazos de Alexander.

—¡Cállense! Ustedes no saben que atacaron el castillo y no sabemos dónde están los reyes —dijo poniendo cara triste—. Por favor, chicos —siguió diciendo después de una breve pausa—, hay que salvarlos cuanto antes. Así que vamos a hacer esto bien, para poder ir a la prueba del “merecer”. 

Yo sabía cuándo habían sido raptados los reyes, justamente fue el día en el cual yo desperté. Al parecer yo iba a tener el mismo destino que ellos, pero gracias a Dylan esto no pasó. Antes de integrarme a la línea que estábamos haciendo, le di un beso a Dylan en la mejilla. 

—Gracias por salvarme hace un momento.

—No tienes nada que agradecer, lo hago porque es mi deber como amigo —al decírmelo, su mirada era seria; había tenido un cambio radical de unos segundos al presente. 




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