Recuerdo como me hice amiga de la bonita Luisa. En una ocasión ella faltó a clases dos semanas completas, en seguida supe que algo andaba mal, como nadie tenía información conseguí su número telefónico para contactarla, pero jamás respondió. Una tarde cuando volví del colegio la observé sentada en las afueras de una casa que recién estaba en alquiler, me acerqué y comenzó a llorar, guardé silencio y la abracé. Aquel momento tan íntimo nos volvió muy cercanas, parecía mentira que ambas hubiésemos expresado tanto sin mencionar una sola palabra.
Mas tarde cuando ya estaba tranquila comenzó a contarme que su hermana un año menor que ella había sido secuestrada y abusada sexualmente, de alguna manera se sentía culpable porque la había dejado sola de regreso a casa. Su historia me pareció bastante dolorosa y aunque no conocía a su hermana me sentí terrible por ella y por Luisa. Desde entonces supe que ya nada entre nosotras sería igual, pues nos volvimos inseparables. Estuve para ella cuando sus amistades le dieron la espalda.
Supe entonces que Luisa era una persona buena y amable que figuraba ser otra cosa para agradarles a sus antiguas amigas. Le brindé mi apoyo en momentos difíciles y ella supo compensarme con una amistad genuina y sincera por la que agradeceré el resto de mi vida.
Pocos días después de aquella tragedia Luisa regresó a clases. Ella se mantuvo por un tiempo en terapias psicológicas para que pudiera salir de la depresión en la que había caído por creerse culpable del destino de su hermana.
Juntas presenciamos acontecimientos inigualables como la relación de David con Mónica que en lo personal me parecía todo un teatro y juntos me causaban nauseas desde el primer día que los vi darse un beso. Tenían una relación tan extraña donde solo ellos se entendían, de lejos se notaba la falta de amor en ambas partes, ella solo mantenía una profunda obsesión por él y David sólo la veía como su mujer; Mónica era la más linda de todas, su cabello rojizo ondulado, sus ojos claros y su piel dorada, agregando unas curvas bien definidas la convertían en una modelo incomparable que no servía para otra cosa porque a la pobre le faltaba dignidad y un poco de cerebro, llegué a sentir pena y mucha lástima por ella.
Sin dudarlo ambos hacían la pareja perfecta eran tan huecos, presumidos y materialistas que parecían cortados con la misma tijera. Solo bastaba observar a Mónica con un bolso diferente casi a diario y que decir de sus enormes tacones que nunca usaría porque mi personalidad no quedaba en ellos y por la fortuna que había que pagar para obtenerlos, claro para ella era muy sencillo al ser la hija del hombre más rico de la ciudad. David se la pasaba cambiando a teléfonos celulares último modelo cada vez que salía uno nuevo. Yo sin embargo era todo lo contrario a ellos, me preocupaba más por otras cosas que por verme bien vestida y rodeada de gente popular, era feliz con lo que tenía y a quienes tenía en mi vida ya que gozaba del amor de mis padres y el apoyo de una buena amiga.