ULISES
Son las 2:49AM, no puedo dormir, Emma realmente me dejo bloqueado con sus preguntas, ella siempre cuestiona con un fin, pero pensé que después de lo de Alonzo no quería saber nada de eso.
Ella, no es la típica mujer que dominas a tu antojo; ella tiene dominio y sabe usarlo, si un imbécil no le baja las estrellas es porque ella ya fue y no dejo ninguna, sabe lo que quiere y va por ello. Y lo comprobé hace unos días.
¿quiero casarme? —No…
—Mierda…
La noche se me va en ese “No” por respuesta. Veo el reloj y son las 6:50AM.
Me pongo una chaqueta y mis zapatillas deportivas, volteo a mi izquierda y la veo dormir profundamente, Abandono la habitación.
—¿Madrugando? —la voz de mi abuela hace que salte del susto. —así traerás la conciencia ¿A dónde vas?
—A caminar un rato.
—¿todo bien pequeño?
Solo asiento y salgo lo más rápido que puedo de la casa.
La mañana se va abriendo espacio en la oscuridad que queda de la noche. El paisaje es precioso, el viento frío roza mis mejillas, el aroma a pasto fresco es exquisito. Me tiro a este y me quedo dormido, no sé por cuánto tiempo hasta que la voz de mi abuelo me interrumpe.
—¿Qué haces aquí tirado?— me mueve con el bastón como si fuera cualquier cosa.
—Buenos días abuelo, me alegra verte también.
—tu abuela me mando a buscar a su “pequeño”—dice mientras se deja caer junto a mí. — Rebecca cree que tienes algo y viéndote opino lo mismo.
Abro los ojos y ni siquiera yo admito que me sucede algo.
—hijo, ayer Emma estuvo pensativa durante la cena y creo saber por dónde va el asunto.
—Nada importante, solo trabajo que tengo que hacer.
—Eres pésimo mintiendo, pero soy peor yo por escucharte.
—ajá.
—Matrimonio Vs seguir siendo un soltero codiciado. Una balanza muy desequilibrada; si te casas con ella serás ¡FELIZ! Si te quedas soltero serás un desgraciado infeliz y muy tonto.
—¿Quién carajos dijo matrimonio?
—tu tic por simular quitarte un anillo, por cierto ya detente.
No me había dado cuenta de ello.
—hijo, la perdiste una vez, te torturaste viéndola de lejos y a nada de contraer nupcias. Ella te hace feliz, se retan, se cuestionan, se ponen a nivel del otro. El matrimonio no debería darte miedo, en mi caso fue lo mas hermoso que he hecho, he firmado cientos de contratos y los releo hasta que me los aprendo; pero cuando se puso frente a mí el acta de matrimonio lo hice sin pensar y sin leer.
—No me da miedo. Es solo que no me quiero casar…
Mi abuelo me mira con burla.
—A menos que sea con ella. Solo que ella siempre ha sido libre y yo no quiero atarla a mí. Ella no quiere un matrimonio.
—Por favor, creí que eras más listo, esa mujer te ha esperado tanto como tú y lo sabes. la prueba esta que apareciste y renunció a un compromiso que ya había aceptado que sino hubieras hecho lo que has hecho hasta hoy; ella ya se hubiera casado siendo la señora Bartolini.
—¿Qué? ¿Cómo sabes eso? —la sangre se me hiela y veo borroso del impacto de las palabras.
—Relájate, que tu abuela te quiere sin un rasguño y despreocupado.
Solo recordar que ese imbécil se lo propuso me enerva, sería capaz de ir e imponer esa maldita farsa de boda si se hubiese llevado a cabo. Por primera vez me alegro de que Emma no quiera casarse, al menos no con él.
—tengo hambre, vamos a la casa. —digo, para disimular mi enojo.
—tus peticiones son ordenes, hijo. —dice irónico.
lo ayudo a ponerse de pie, los año ya están haciendo efecto, al igual que tantos años de trabajo bajo el sol le hacen ver sus arrugas mas marcadas.
—Los años pasan, la vida se nos esfuma de las manos de un momento a otro y cuando tratamos de detenerla se escapa mas rapido. la vida no se trata de contemplarla y protegerla para que no le pase nada; se trata de dejarla libre y dejar que se llene de barro, que se llene de rasguños, que se cansé, que se divierta, que se acabe.
no digo nada.
—aprovechala y se feliz, di lo que sientes cuando lo sientas, ríe cuando lo desees, llora para liberarte, enojate cuando se requiera y vive para contar, inspirar, motivar y ser mejor. eres serio, siempre lo has sido ese es la primera impresión que se lleva uno de ti, pero...
—No necesito reír a carcajadas para que el mundo se entere que soy feliz. —me sonríe orgulloso. eso siempre me decía de niño cuando la gente ignoraba mi presencia, creían que estaba enojado con la vida, pero mi vida siempre ha sido bendecida.
—te quiero ver feliz, como te dije de la vida no puedo contemplarte y protegerte siempre, te he dejado que caigas, que te hagas raspones, porque si solo te contemplo y protejo serás inutil; en cambio si te dejo libre sientes y te haces fuerte. también los hombres sentimos y nos derrumbamos.
—Gracias, en verdad gracias. —la vida nos da a personas sabias, personas que nos ayudan a encontrarnos.
—de nada, Ulises.
—¿Por qué no leíste el acta de matrimonio? que tal que la abuela te hubiese querido quitar todo lo que tenías
suelta una carcajada.
—amar es para mí sinónimo de confianza y a tu abuela le confiaría hasta el aire que respiro, me aventaria de un precipicio si ella estuviera en el fondo esperandome para amortiguar la caída.
—que intenso.
—el amor es intenso, adrenalina pura.
Entro después de mi abuelo y las voces femeninas inundan mis oídos.
—justo a tiempo para desayunar todos juntos. —dice mi abuela después de darle un beso a mi abuelo.
Saludo a las mujeres de mi familia y cuando veo a Emma se tensa un poco. Nada normal en ella.
—pasemos a la mesa, Vero, Ness…— dice mi abuela y lo agradezco.
—¿No dices nada?
—Buenos días Ulises.
—Emma…
#18456 en Novela romántica
#2393 en Novela contemporánea
romance academiajuvenil, romance drama, romance a larga distancia
Editado: 15.11.2022