Big Blue Eyes
“Otra pesadilla” pensó Sunshine mientras miraba a su alrededor, últimamente había estado teniendo muchas, y con su situación actual era de esperarse que así siguiera. La atmósfera se sentía pesada, como si algo malo fuese a ocurrir en cualquier momento, a pesar de ya verse familiarizada con las pesadillas, nunca dejaban de afectarle. Una bruma espesa la rodeaba, no podía ver nada, ni siquiera sus manos poniéndolas a centímetros de su rostro.
Una luz extraña comenzó a emanar, no supo de donde, pero se apoderó de todo a su alrededor. La atmósfera tétrica y deprimente que la rodeaba desapareció en un destello tan fuerte que tuvo que taparse los ojos; al volver su vista pudo notar que ahora estaba en un cuarto que se le hacía familiar, no sabía de dónde, era como si hubiesen ligeros cambios en él que le impedían identificarlo correctamente. Mientras miraba a su alrededor escuchó una voz a sus espaldas:
-Sunshine-
Su cuerpo se quedó rígido al identificar la voz, su pecho comenzó a doler y no pudo evitar llorar, mientras se volteaba lentamente imploró que lo que estaba pasando no fuese una pesadilla.
Su madre se hallaba frente a ella, sentada en la cama donde siempre estaba desde que su enfermedad empeoró; su rostro mostraba una sonrisa cálida, sus mejillas ruborizadas y una mirada llena de vida. Sunshine no sabía qué hacer, sin notarlo su cuerpo fue caminando hacia su madre lentamente, temía que algo en ella cambiara de un momento a otro, nunca había tenido una pesadilla con su madre y no podría soportar vivir una en su situación actual.
-No tengas miedo, no permitiré que sea una pesadilla- le dijo su madre con un tono seguro y amable
Sunshine llegó hasta la cama, se arrodilló en el suelo y posó su cabeza en el regazo de su madre, sus brazos pasaron por la espalda de la mujer y allí se quedaron, abrazados.
Paulinne acariciaba la cabeza de su hija, solo oyendo los sollozos que su pequeña emanaba, como si nuevamente fuese un infante.
-Todo va a estar bien- repetía suavemente
Sunshine parecía hacerse cada vez más pequeña mientras más lloraba, como si estuviera regresando en el tiempo hasta ser una niña nuevamente, justo a la edad en que vio con vida a su madre por última vez.
-No hay nada malo con llorar, ¿aún estás triste por haber peleado con Félix?- preguntó
-No quería hablarle feo, pero arruinó mi dibujo y me enojé con él- respondió Sunshine entre cortado al no poder parar de llorar
-Todo va a estar bien- repitió –Mañana puedes disculparte con él por gritarle, y él puede disculparse contigo por tu dibujo-
-No va a querer perdonarme-
-Claro que lo hará, son mejores amigos, una pelea no va a cambiar eso, siempre van a ser amigos. Ya vas a ver como mañana vuelven a jugar juntos-
-Tengo miedo-
-¿Por qué habrías de tener miedo? Estas con mami, nunca va a pasarte nada malo, te lo prometo- al terminar de hablar notó que su hija apretó el abrazo y agregó -¿Recuerdas la canción que mami siempre te canta? Cantemos juntas, vamos “No te preocupes, ya estoy aquí, siempre estaré para cuidar de ti”- la voz de la mujer tenía un tono angelical, el solo oírla tranquilizaba a su pequeña –Canta conmigo Sunshine- agregó alegremente tocando el pecho de su hija, quien sintió el calor de su mano directamente en el corazón
“No te preocupes, ya estoy aquí. Siempre estaré para cuidar de ti. Con una ayuda, estarás bien al fin. Ya no duele, a sonreír”
Violet se levantó temprano como siempre, miró a su nieta quien parecía dormir plácidamente, una linda sonrisa se formaba mientras una pequeña lágrima caía. Esa imagen le provocó ganas de llorar, logró contenerse y arregló un poco el cabello de Sunshine que molestaba su respiración. James estaba durmiendo profusamente, sus manitos apretando la ropa de Sunshine, parecía un bebé.
Salió del cuarto rumbo al baño, mientras se arreglaba escuchó que Edward se levantaba, salió para dejarlo ingresar ya que ella había terminado. La cara de Edward ciertamente no mostraba emoción alguna, nunca le había molestado, pero dado el contexto, era inquietante.
-Buen día Ed, ¿lograste dormir?-
-Buen día abuela, pude descansar un poco, si, pero me costó. Estuve pensando bastante en qué vamos a hacer de ahora en adelante. Lo mejor sería alquilar esa casa al precio que se pueda, con un crimen tan reciente el precio va a desplomarse, pero no tenemos uso para ese lugar. Ya de por sí era grande para los 5, ahora siendo 3 va a ser absurdo estar ahí- dijo Edward recostándose al marco de la puerta del baño
-¿Y qué tienes planeado hacer luego? Saben que pueden quedarse aquí, la compañía nunca me viene mal-
-Hay muchos lugares en alquiler por la ciudad, lo mejor sería estar en un lugar que veamos cómodo, a buen precio y que perdure, estar de mudanza en mudanza sería agotador. Por el momento si vamos a estar aquí, necesito ver qué haremos con la casa, voy a hablar con un abogado hoy en la tarde-
Violet abrazó a su nieto unos segundos y dejó que fuese al baño, ella caminó hasta la cocina donde comenzó a preparar el desayuno para ella y Edward; Sunshine y James iban a tardar en despertar así que les haría algo más tarde.
Ed salió del baño y se sentó en el living, encendió la televisión y puso una película, quería evitar los noticieros tanto como fuese posible. Un asesinato era algo muy extraño en la ciudad, más aún con esas características así que sabía que sus hermanos, su abuela y él serían presa de noticieros amarillistas que iban a usar la noticia tanto como les fuera posible. Decidió poner alguna comedia romántica, no eran su estilo pero quería ver algo tranquilo y lindo, sin preocuparse por ver muertes o asesinatos por más ficticios que sean.
Violet salió de la cocina con dos tazas de café un unos panqueques, Ed siempre había adorado los panqueques, y por supuesto su abuela lo recordaba.
-¿Qué vamos a mirar Ed?- preguntó mientras se acomodaba en el sofá y dejaba la comida en la mesita frente a ellos
-No tengo idea, se llama “50 First Dates”, conozco a Adam Sandler pero nunca me he sentado a mirar algo suyo-
-Ay, adoro a Adam Sandler, esta es mi favorita de las que ha hecho. Sube un poco el volumen- dijo Violet entusiasmada
-Si ya la has visto mejor pongo algo más- dijo Edward cambiando de canal, una sonrisa se formó en su rostro al ver la reacción de su abuela –Es broma, es broma- agregó y volvió a poner la película
Violet se sintió aliviada de ver que Edward al fin parecía estar comportándose de forma normal, ya había perdido ese rostro impasible que portaba como armadura.
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Editado: 22.04.2024