Blackness

Tres

— ¿Te volviste a perder Ashford...?

No terminó su maldita frase ya que tenía mi puño impactado en su cara. El intentó recuperarse de eso y vino por más, gracias al cielo, no iba a dejar que se fuera tan fácil. Trató de golpearme por la izquierda, pero veo el golpe venir y lo esquive. Siempre tan predecible. Golpeé su estómago con tal fuerza que se derrumbó y logré ponerme encima de él. Golpeé su cara cada vez más fuerte y mi visión se volvió roja de la furia que llevaba. Por besar a Nan... Por destruirle el corazón a mi mejor amiga... Por ser un jodido imbécil... Un golpe tras otro recibió cuando sentí que unas manos me apartaban de él.

Mierda, Cameron. Cálmate, lo vas a matar amigo —me gritó la voz de Adam telepáticamente.

— Eso es lo que quiero, ¡maldita sea! —Rugí.

Pero cuando intente seguir golpeándolo sentí unos brazos que me separaron de él, reconocí esos brazos, eran los de Adam. Él me logró apartar del cuerpo inconsciente de James.

— ¡Cameron! —Gritó Nannette—. Oh Dios —se puso al frente de mí y me miró—. Necesito que te calmes, Cam. Respira. Dios, respira —quedé hipnotizado en esos ojos... Nunca me di cuenta, pero los tiene violeta, ¿es posible que las personas tuvieran ojos malditamente violetas? Mierda.

— Tus... tus ojos... —logré decir intentando calmarme.

— Sí, mis ojos. Eso es, respira y cálmate —volvió a decirme.

— Tus ojos... son de color violeta. ¿Eso siquiera es posible?

Ella sonrió, tenía una sonrisa hermosa. No. No puedo dejarme permitir este tipo de sentimientos. No puedo permitirme estar cerca de ella.

Tomé una respiración profunda y le dije a Adam:

— Ya, suéltame, Adam. Estoy bien.

Ella se apartó de mí cuando Adam me soltó. Perfecto, no quería cometer una estupidez. Él me soltó y fue hacia James.

— Oh bueno, le has dado una tremenda paliza —miró el cuerpo inconsciente de James —. ¿Puedo preguntar por qué? —Me miró.

— No —dije secamente.

Adam sonrió y Nan se sonrojó.

— Mi Dios, ¿qué ha pasado aquí? —Preguntó Ariana y más atrás venía Kiara.

Bajé la mirada.

— Tu hermanito acaba de darle la paliza del año a este imbécil —Aclaró Adam.

— Bien, se lo merecía desde hace tiempo —Contestó Ariana.

Levanté la vista hacia ella y vi que estaba sonriendo.

— Gracias —le dije.

— No tienes por qué —sonrió más.

— ¡Gracias al cielo! Después de un mes, Cameron ha logrado darle la paliza que se merecía —celebró Kiara.

— Esto parece un grupo de matones —dijo Nannette, riendo.

— Bueno, pues, bienvenida a nuestro grupo —dije para sorpresa de todos, incluyendo la mía.

— ¿Qué? —Exclamaron todos al unísono.

— Oh, sólo es... Imbéciles —resoplé.

— Bueno —Kiara se acercó y pasó su brazo por los hombros de Nannette—, será entretenido tenerte con nosotros después de todo.

Se sonrojó. De nuevo. Oh mi Dios.

— ¿Puedo...? ¿Puedo traer a alguien más conmigo? Es mi única amiga y de verdad me cae muy bien. A todos ustedes les agradara, lo prometo.

Todos me miraron esperando una confirmación.

— Sólo una —mis amigos, salvo por Nannette palidecieron. Esto sería divertido.

Chilló de la alegría.

— Gracias, Cameron, en serio.

— ¿Quién diría esto? —Comentó Adam.

— De acuerdo —razonó Ariana—. Ya que eres parte de nuestro grupo no podemos llamarte por tu nombre completo siempre, ¿no te fastidia eso?

— La verdad es que sí, por eso digo que sólo me llamen Nan. Es más fácil —sugirió.

— Pues Nan será —decidió Kiara—. Bienvenida, Nan.

Había cometido una locura, de eso estaba demasiado seguro, de la cual me arrepentiría pronto.



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En el texto hay: angelescaidos, dioses, angelescaidos romance

Editado: 15.07.2018

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