Blackness

Dieciséis

Saqué mi celular del bolsillo y observé la hora. 6:54pm.

— Tenemos tiempo suficiente para pensar en algo —dije, señalando mi teléfono—, así que vayamos al motel para cambiarnos y tomar esta mierda con calma.

Todos accedieron y comenzamos a caminar. Iba con Adam solamente porque no tenía intención alguna en dirigirle la palabra a Nan. Estaba jodidamente furioso y de seguro diría algunas cosas de las cuales me arrepentiría después. Era mejor pensar con la cabeza fría, y más si se trataba de tener una discusión con ella.

En cuanto Adam y yo llegamos al motel los demás ya estaban con Ariana, quien sostenía un manojo de llaves.

— Chicos, lo siento —se lamentó— hay solo habitaciones válidas para una persona. Reglas del motel.

Boté un suspiro de agradecimiento. Dios, si no fueses hermano mío, te alabaría en estos instantes. Mi hermana repartió todas las llaves dejándome a mí de último.

— Tu habitación está en el tercer piso, hermanito, al igual que todas las de nosotros. No escaparás tan fácilmente —señaló ella, riendo.

— Desgraciadamente —corté, alejándome de ella, yendo a las escaleras.

Subí rápidamente las benditas escaleras en forma de espiral hasta llegar al tercer piso y encontrar la puerta C4 de la etiqueta de la llave. Una vez encontrada, entré y cerré la puerta de una vez. Tiré todas mis cosas y me abalancé a la pequeña cama que ahí estaba. Necesitaba un maldito plan, y lo necesitaba ahora.

Cam, iremos por algo de comida, ¿te apuntas? —inquirió la voz de Adam.

Paso.

No estaba de humor  para salidas ni para comidas.

Cómo gustes —despidió.

No escuché nada más por su parte y me concentré en planes. No tenía ni hambre ni mucho menos sueño. La preocupación que tenía a causa de que mi hermano menor fuese asesinado por mis acciones me estaba comiendo vivo. No me gustaba sentirme así, pero lo merecía, maldición, incluso merecía no respirar.

Saqué mi teléfono. 7:02pm. Tenía menos de una hora para pensar en algo lo suficientemente bueno sin tener que implicar a Nannette y que mi hermano no saliese herido a causa del plan. Piensa Cameron, piensa.

¡¿Cameron?! —Gritó la voz de Xander en mi cabeza.

¿QUÉ?

¡¡Xander!! —grité en respuesta.

Oh, por Dios, ¡Cam! No pensaba que ibas a responderme, de verdad lo siento, nunca quise escaparme…

Xander, tranquilo. Lo sé, la hermana de West te capturó —le corté.

Sí, pero eso pasó por mi culpa, Cam. Si no hubiese salido de la habitación, nada de esto hubiera pasado. Además, no me he puesto en contacto contigo porque ella puede controlar cuando puedo comunicarme con alguien y cuando no —se culpó.

De acuerdo, ella me estaba sacando de mis casillas un poquito más de la cuenta.

Hermanito, relájate. Estamos ideando un plan para traerte de vuelta, ya verás que todo saldrá bien.  Ahora, necesito que me digas donde estás — indiqué.

No tuve respuesta de él inmediatamente por lo que asumí que estaba observando bien su entorno.

Ay, pero que linda reunión —dijo una voz desconocida y femenina.

Sally. Inmediatamente enfurecí y temí por mi hermano.

Digamos que no se me hace bienvenida mi presencia —volvió a hablar.

Digamos que acertaste —respondí, tajante.

Eso es una lástima, sabiendo que yo tengo algo que tú quieres y tú algo que yo quiero.

Es una pena que no te de lo que tanto anhelas.

Si pensaba que le daría a Nannette, estaba muy equivocada.

Oh, pero lo harás. Estoy segura —confirmó.

¿Por qué? — ¿Tan predecible era?

¿De verdad no cambiarias a alguien que acabas de conocer por tu propio hermano? ¿Así de egoísta eres? —señaló en tono acusador.

Demonios.



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En el texto hay: angelescaidos, dioses, angelescaidos romance

Editado: 15.07.2018

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