Blanca

Capítulo 4

BLANCA


 

Un gran grupo de buenos para nada, cuervos y carroña. Así describiría yo a los matones de Aloysius.


 

Tan inútiles como para seguirle el rastro a alguien, tan flojos como para levantar una espada y tan idiotas como para venir hasta aquí, a nosotros.


 

Necesitaba algo en lo que ocupar mis pensamientos y qué mejor que una buena pelea.


 

— ¿Qué es lo que quieren? —pregunté


 

—Simplemente vinimos a saludar —dijo el que estaba en el frente.


 

—Hablo en serio —dije mientras sentía que Bricio, Azai y Jasón se posicionaban tras de mí.


 

—Tan fuerte y tan frágil al mismo tiempo dulce, dulce, Egil —se burló.


 

—No vuelvas a llamarme así —respondí


 

Cómo odiaba ese nombre. Aloysius solía decirme así. Yo era su "Egil", lo cual me causaba cierto sentimiento de repulsión ya que yo nunca he sido de nadie. Egil significa «el filo de la espada» Sí, lo sé, cuánto amor para darme ese nombre.


 

— ¡Ups! ¿Toqué un nervio? Mil disculpas.


 

—Lárguense —dijo Bricio.


 

—Tranquilo, nosotros solo vinimos a mostrar algo de... amabilidad


 

—Pues ya lo hicieron. Adiós —replicó Azai.


 

—Cálmate muñeco. Quisimos darle la bienvenida a su nuevo integrante.


 

—Perdón ¿Quién? —pregunté.


 

—Sabes de quién estoy hablando —dijo mientras apuntaba detrás mío.


 

Y lo entendí.


 

Me giré y vi al civil asomándose por el umbral de la entrada. Esto no podía salir peor. Al diablo nuestros planes de mantenerlo oculto. Azai es un idiota.


 

«¿Por qué tendría que verlo yo?»  me dijo Azai con la mirada como si me hubiera leído la mente.


 

¿Cuál es la necesidad de salir? A no ser...


 

— ¿Vienes con ellos verdad? ¿Trabajas con ellos?... ¿Para él? —le reclamé al civil.


 

Su cara de desconcierto y confusión era realmente buena.


 

—Respóndeme civil —insistí.


 

—Dante. Me llamo Dante, no civil.


 

—Contéstame —presioné


 

— ¡No! —lucía desesperado—. No, de acuerdo. No. No sé quiénes son. No los conozco.


 

—Créele Egil. Habla en serio —intervino de nuevo el soldado—. Así que...Dante.

Maldición. Por estar pendiente de la pelea con "Dante", no me di cuenta de que había soltado su nombre—,eres noticia en todas partes.


 

— ¿Por qué?


 

—Porque no es normal ver a alguien como él hoy en día.


 

— ¿Alguien como él? —preguntó Bricio igual de intrigado que yo.


 

—De verdad, para ser guardianes no saben nada ¿cierto?


 

— ¿Saber qué? —insistí.


 

—Creí que eso no era nada más que una leyenda —dijo ensimismado Jasón.


 

—Todas las leyendas son ciertas —dijo el soldado con una gran sonrisa en el rostro.


 

—H-a-b-l-a —se me estaba colmando la paciencia.


 

—Mira el brazo izquierdo de Dante —dijo


 

No lo dudé y fui directo hacia él, lo tomé de la muñeca he hice girar su brazo. Había algo en su antebrazo, una marca, era un...


 

— ¿Una rosa náutica? —pregunté extrañada—. ¿Por qué demonios tiene una rosa náutica tatuada en el brazo?


 

—No está tatuada niña, es una marca. La marca de su familia.


 

— ¿Y...?


 

—La rosa náutica es la marca de la familia real —respondió Jasón—. La primera familia que pobló el mundo de los civiles. Ahora están esparcidos, y casi sin importancia, ya que la realeza ya no existe. No existe el reinado, ya no más.


 

—  ¿Y para qué buscan a alguien que no tiene trono, ni poder alguno? Es un simple civil más —cuestioné.


 

—Porque las cosas no son como tú piensas. La realeza no se forma como piensas. No nacen todos en una misma familia, es el destino quien se encarga de elegirlos. Pueden nacer en cualquier familia y durante muchos siglos ha sido así, con todas sus generaciones.


 

—Entonces ¿eso es lo que hace a Dante "especial"? No lo entiendo ¿Para qué lo necesitan? Porque lo necesitan, de eso estoy segura —dije.


 

—Chica lista. Claro que el jefe lo quiere. Pero si quieres saber de razones, tendrás que preguntárselo tú misma —respondió.


 

—La única razón por la que lo vería sería para sacarle las tripas. Así que, con mucho gusto —dije hastiada. Él hizo rodar los ojos con un gesto de aburrimiento.


 

Él... yo lo había visto antes. Sentía que lo conocía de alguna parte, se me hacía tan...familiar.


 

—Bueno pues lárguense. Pueden volver otro día o no hacerlo. Pero no van a llevarse al muchacho —dijo Jasón.


 

—Calma, solo queríamos confirmar su existencia. Ahora que la conocemos, ya nos vamos —no podía recordarlo.


 

— ¿Así nada más? Ustedes no vienen y se van ¿Qué es lo que traman? —dijo Azai.


 

—Eres un guardián muy entrometido.


 

—Ya Azai. Deja que se vayan —agregó Bricio.


 

—Sí. Hazle caso. Obedece a papi —dijo socarrón.


 

Otro de los soldados que lo acompañaban carraspeó la garganta. Él se volteó a mirarlo y entrecerró los ojos.


 

—Bueno, creo que ha sido todo por hoy. Gracias por ser un amor, como siempre. Ya nos vamos —dio una orden y todos dieron media vuelta y emprendieron marcha para irse.


 

—Bittor —exclamé—. Eres Bittor.


 

Dejó de caminar, y dio media vuelta.


 

—Vaya. Al parecer te acordaste de mí —dijo con una sonrisa en su rostro.



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En el texto hay: fanasia romantica, aventura magia y amor

Editado: 12.11.2020

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