Blancanieves (cuento de Hadas #1)

Capítulo 6.

Capítulo 6: Un trato más.

Martin reaparece un rato después con Stuarth acompañándolo. Al ver al rubio siento mi corazón dar un brinco y una sonrisa tonta aflora en mi rostro sin que yo la llame. ¡Ya cálmate, Snow! ¡Al menos disimula!

—Me alegra ver que estás viva —me dice Stuarth cuándo llega hasta mí. Me muestra otra de sus radiantes sonrisas que me parecen tan hermosas.

—Logré sobrevivir a la Reina una vez, no sé si lo lograré luego —digo medio en broma porque la verdad no sé si Stacy ahora intente enterrarme viva por pasar tiempo con su intocable novio.

—Eso pasó por haberte dejado sola —Stuarth me da una mirada de cachorrito bajo la lluvia y siento mi corazón derretirse—. Lo siento. Debí haber estado más pendiente de ti. No imaginé que Elise te abandonara.

Con esa miradita tan dulce es imposible estar enojada con él. ¡Oh, él sí que sabe como desarmarme en un instante!

—No hay ningún problema —le sonrío tranquilizadora y un segundo después sus ojos vuelven a brillar de alegría.

—¡Bien! Ya que todo está perdonado, ¿qué opinas de volver a la fiesta y divertirte un rato?

Mi sonrisa se esfuma más rápido que humo al viento.

—Ni en un millón de años —me niego de inmediato. Martin alza una ceja y me mira divertido, como si todo en mí le causase gracia. Es probable que así sea.

En cambio, Stuarth me mira extrañado, casi dolido.

—Era el trato.

—El trato era venir a relajarme y ya estoy muy relajada —aunque mi tono cortante no lo demuestra mucho—. Quiero ir a casa, antes de que mamá se enfurezca por no verme allí.

De nuevo mi carta maestra: mi madre. Aunque dudo mucho que se enfade, puesto que ella no me ve la mayor parte del día por su trabajo de doctora. Lo más seguro es que llegue a casa directo a la cama, sin siquiera molestarse en saber si estoy en casa o en una fiesta en la mansión de Martin.

—¿Ni siquiera aceptas bailar una canción?

Me imagino bailando con él a la luz de la luna, mientras caen pétalos de rosas a nuestro alrededor...

Sacudo la cabeza, obligándome a volver al presente.

—Ni la mitad de una —me cruzo de brazos—. Quiero ir a casa —repito con mi mejor tono demandante, aunque sueno más como una chiquilla.

Stuarth me mira fijamente durante un largo rato. Martin nos oberva expectante. Yo miro a Stuarth esperando su respuesta.

Finalmente él suspira, derrotado.

—Solo con una condición.

Oh, no. Más tratos.

—¿Qué?

—Tienes que prometer que estudiarás mucho física, conmigo o sin mí —se cruza de brazos, imitándome.

Lo miro con fijeza.

—Eso es chantajismo —entrecierro los ojos. No me gusta hacer promesas que sé que no voy a cumplir.

—¿Quieres irte a casa ahora mismo o no? —alza una ceja.

Martin me da otra mirada divertida y yo siento que quiero darle una bofetada. En lugar de estarme mirando con burla debería estarme defendiendo.

—Está bien. Lo prometo —cedo con los labios apretados.

Stuarth sonríe victorioso y me señala la entrada de la casa.

—Vamos, te llevaré —mira a su amigo—. Vuelvo en un rato.

—Claro —Martin vuelve a posar sus ojos en mí—. Nos vemos, Blancanieves.

—Nos vemos —repito siguiendo a Stuarth hacia la libertad.

Stuarth y yo no volvemos a dirigirnos la palabra hasta llegar a su auto, e incluso ahí seguimos sin hablar. El silencio no me gusta, pero al menos no resulta incómodo.

Quiero preguntarle por su novia, de cómo es que yo no sabía nada hasta hoy, pero no quiero sonar metiche. Decido quedarme callada hasta que él aparca frente a mi casa.

Le doy una mirada agradecida tras desabrocharme el cinturón de seguridad.

—Gracias... por enviar a Martin a salvarme de Lucy y Julie. Y por traerme —añado antes de abrir la puerta. Tengo un pie en el suelo cuándo él me habla, deteniéndome.

—Toda princesa tiene a un príncipe que la rescate. —Lo observo y me guiña un ojo—. Hace unas horas dijiste que soy tu príncipe azul, es mi deber, como tal, ponerme mi armadura brillante y rescatarte de dragones —sonríe con diversión—. O en este caso enviar a alguien a tu rescate.



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En el texto hay: humor, amistad, suspenso

Editado: 25.04.2018

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