Capítulo 7: Sueños, miradas y susurros.
Esa noche tengo un sueño muy extraño.
Me encuentro en una casa que no es la mía pero que la siento familiar, mi madre está entrando en la sala de estar mientras una yo de siete años observa por la ventana a un jardín lleno de flores que parecen de cristal.
—Es hora, Snow —dice mamá poniendo una mano sobre mi pequeño hombro.
—No quiero despedirme —digo con voz queda, sintiéndome profundamente triste.
—Snow, no podemos quedarnos —dice ella, tratando de que comprenda—. Rigel está afuera —dice en un intento de animarme.
Pero eso solo me pone más triste.
Ambas salimos al jardín y efectivamente ahí está un niño de cabellos negros y ojos grises, similares a los míos. Rigel me sonríe con tristeza.
—Para que me recuerdes —él me entrega un collar con un dije de cristal en forma de cisne. Lo miro asombrada por su belleza.
—¿Es de hielo de verdad? —pregunto. Rigel era muy bueno con la magia, y mi yo de siete años no sabía hacer nada.
—Hielo mágico —asiente él—, para que nunca se derrita.
—Gracias, Rigel. Nunca te olvidaré —y cuando lo abrazo me despierto en mi habitación, sintiéndome extraña y... fría. Siento mucho frío y no sé de dónde proviene. Miro la ventana de la habitación y está cerrada. Que raro.
Me echo una sábana extra encima, pensando en mi sueño. Magia... ¿Por qué soñé con un niño con la habilidad de crear hielo mágico? El niño, llamado Rigel, me dio el cisne, el mismo que llevo en mi cuello desde la niñez. Pero es imposible que él haya sido quién me dio el cisne de cristal porque la magia no existe.
Además, yo lo recordaría. Le prometí recordarlo y si no lo recuerdo es porque es un sueño aleatorio más...
¿Cierto?
* * *
Estoy entrando al colegio cuando Elise aparece ante mí, enganchada del brazo de una chica de aspecto asiático, con hermoso cabello lacio del color del carbón, profundos ojos cafés y una sonrisa alegre.
Alzo una ceja en dirección a mi amiga, haciendo una pregunta silenciosa.
—Snow, ella es Janelle. Janelle, ella es Snow —nos presenta señalando de una a la otra. Le sonrío con amabilidad a la chica, sabiendo que su nombre me suena de algo. Tardo un momento en recordar que Janelle es una de mis tutoras... ¿pero de qué materia era?
Voy a tener que empezar a tomar notas.
—Un gusto —dice la asiática con una resplandeciente sonrisa—. Elise me contó en la fiesta de ti y, en cuanto me dijo tu nombre, recordé que seré tutora este año de una tal Snow White —se ríe—. No creo que haya muchas con tu nombre, supuse de inmediato que serías tú.
Por supuesto. Poseo un nombre único. ¡Gracias, mamá, por darme un nombre tan original!
—Hablamos un rato y es toda una genia de la literatura —me dice Elise, recalcando la última palabra. Eso me hace encender la bombilla de mi cerebro, ¡ah! ¡Con que es de literatura!—. Si ella no te hace aprobar, nadie lo hará.
Editado: 25.04.2018