Desde la nueva legislación de inclusión mágica, no sólo el ámbito social se ha visto influido por la inserción de la comunidad mágica; también el ámbito económico ha tenido grandes cambios a raíz de que los “negocios” en los que están involucrados magos y brujas salieron a la luz. Una de las actividades más populares, rentables y con mayor auge es el Tráfico de Minerales.
Los minerales son de gran importancia tanto para las actividades de las comunidades mágicas, debido a que sus propiedades son óptimas para la alquimia, la hechicería, pociones, herbología, astrología y demás áreas de estudio místicas. Como la extracción, transformación, comercialización y distribución estaban de todos los minerales conocidos por el hombre estaban legalmente permitidos, las brujas y magos solamente tenían que asistir a una tienda para comprar lo que necesitaban.
Sin embargo, a raíz de que las actividades de los magos se volvieron objeto de legislación, los ojos inquisidores se concentraron en qué prácticas están permitidas y cuáles prohibidas, por ende, también se determinó qué materiales, en qué cantidad, para qué fines, para quién está permitida la adquisición y quiénes serían los proveedores autorizados de los minerales. Con esto, se abrió una nueva línea de mercado negro y unos nuevos criminales para cazar.
El clan Kukri tiene que trabajar de la mano con el clan Bowie y el Khopesh para cazar a los traficantes de minerales; el primero se encarga de rastrear a las brujas y magos involucrados, así como de juzgarlos; el segundo está a cargo de los humanos, así como de desmantelar toda la organización criminal; y el último clan se encarga de rastrear las huellas electrónicas de los lotes de minerales que se traficaban.
Actualmente, el blanco principal de los tres clanes es un traficante relativamente nuevo, pero con una “cartera de clientes” bastante amplia. Además, este objetivo en particular tenía la osadía de robar los lotes de minerales de las bodegas centrales de los proveedores y las reservas del imperio, para luego venderlos en diferentes partes del imperio. Aunque el blanco principal es humano, este individuo trabaja con tres brujas que son de difícil rastreo porque son maestras de los elementos, moviéndose y escondiéndose en ellos.
Mamba las ha rastreado hasta la Bahía del Olvido, en donde se encuentra con un viejo “amigo” bastante problemático: el Mago de la Luna. Después de la pequeña conversación que tiene con el mago, sigue con su búsqueda, siguiendo el rastro de las brujas hasta un barco persa que está encallado encima de una barcaza española. Está por comenzar a escalar las paredes de los navíos cuando el intercomunicador suena.
- Aquí Coralillo, llamando a Mamba. Cambio.
- Aquí Mamba, ¿qué sucede? - Contesta la cazadora mientras analiza el terreno, tratando de adivinar por dónde va a escalar.
- Mis sensores... están... atrofiados… - la voz de Coralillo está entrecortada debido a la falla en los dispositivos electrónicos. - ...pero estoy segura de... que hay un… código 3490.
- Sí, acabo de verlo. - responde Mamba, colocando sus manos sobre los maderos vencidos de los barcos. - No lo vayan a molestar, el Mago de la Luna anda sensible; solo hay que mantenerlo vigilado.
- ¿Dónde estás?
- Sector Norte, casi en los límites de la Bahía. Seguí el rastro de las brujas hasta algo que parece un barco de hace más de medio milenio.
- Mamba… el rastro… Mago de… nos lleva… está en esa… - la voz de Coralillo se escucha entrecortada, pero lo que altera no es la falla de comunicación, sino la angustia tangible en la voz y el tono de alarma.
- Coralillo… repítelo. No te oigo bien. - Mamba trata de afinar el oído, pero la estática cada vez invada con mayor fuerza el intercomunicador. - Coralillo.
En ese momento, el agua que está alrededor del barco se alza de manera abrupta, recorriendo los maderos hasta llegar a la baranda del barco y congelarse en una barrera de hielo. Esto motiva a la cazadora a moverse con rapidez.
Con la ayuda del mismo artefacto que ayudó a Cobra a escalar la montaña de la Universidad de Puerto Dalí, Mamba llega a la punta del mástil de uno de los barcos que está al costado de la barcaza española que sobresale por el costado de la pila de escombros y se levanta por encima de la barrera de hielo, justo a tiempo para ver al Mago de la Luna abrir un portal enfrente de las tres brujas que está cazando.
- Ese maldito hijo de… - murmura Mamba.
Sin perder un segundo más, Mamba saca una minimalista pistola muy pequeña, pero con suficiente potencia para implantar un rastreador al mago y a las brujas desde esa distancia. En cuanto el rastreador está en posición, el indicador en las gafas de Mamba se enciende y comienza a transmitir antes de que Peter, en compañía de La Divina Trinidad, desaparezca por el portal.