Dos días después de que encontraron a Ángelo colgado del techo, Peter regresa a la casa de la Aldea, confiado en que las tres cazadoras y Felipe cuidan de Cobra. Grande es su sorpresa cuando descubre la casa casi vacía.
- ¿Hola? - su voz es lo suficientemente fuerte para que llegue a cada rincón de la casa.
Al entrar en la casa, los pasos del mago producen eco. Cualquiera podría afirmar que la casa está sola, sin embargo, Peter siente la presencia de alguien, lo que lo motiva a adentrarse en la construcción y comenzar a buscar.
No pasó mucho antes de que se encontrará con la presencia que sentía, sentada en una silla de ruedas en el centro de lo que se podría pensar que es la biblioteca.
- Pensé que se habían ido.
- ¿Y a dónde podría ir que no cause revuelo? - contesta Cobra, bajando el libro que está leyendo para ver a Peter.
- ¿Solo estás tú en la casa?
- No… no precisamente. - la respuesta de la mujer tiene un tono un tanto macabro. - Mamba me pidió que te dijera que el cuerpo de Ángelo lo pusieron en una especie de incubadora que encontraron. Claro, después de embalsamarlo para que no comenzara la putrefacción.
- Sí, lo vi cuando entré. Gracias.
Peter se acerca a Cobra, quien le sostiene la mirada en todo momento. El mago acaricia la mejilla izquierda de la mujer, maravillado con el realismo de la textura de la “piel”; al igual que con la profundidad de la mirada rojiza de la mujer.
- Es bueno tenerte de regreso.
- Ahora va a resultar que me extrañabas. - comenta con una sonrisa sarcástica.
El mago no contesta.
- ¿Por qué me reviviste, Peter?
- ¿No te alegra haber vuelto?
- No es eso. - Cobra coloca su mano encima de la del mago, presionándola contra su cara. - Estoy contenta de haber regresado. Pero violaste muchas leyes, naturales y de los hombres. ¿Tienes idea de la cantidad de problemas que se nos vienen encima? Comenzando por los debates que habrá respecto a mi naturaleza. Ni siquiera sé lo que soy...
- Eres un ser vivo… - el mago interrumpe a la mujer, que permanece sentada en la silla a pesar de su gran efusividad. - Como cualquier otro que habita en la tierra.
- No comprendes… serás el experto en magia, pero en lo que se refiere a los humanos eres un novato. Ellos aún tienen problemas para aceptar a los clones, imagínate algo como yo…
- Cobra… - Peter pone las manos sobre los hombros de la aprendiz. - Te voy a pedir dos cosas. La primera, y esa te la dije cuando te volviste mi aprendiz, nunca cuestiones mis decisiones, todas tienen un motivo o una razón; y si esos motivos o razones están equivocados, no importa. Ya veré cómo lo corrijo.
Cobra tuerce la boca ligeramente, descontenta con esa petición, nunca se le ha dado de manera natural el obedecer o que sea parte de una decisión sin cuestionar, y sin duda, eso no haya cambiado.
- Y la segunda, jamás vuelvas a referirte a ti misma como algo. Eres una persona, con alma, cuerpo, sentimientos, espíritu. Así como no debes permitir que nadie se refiera a ti como “algo” de ahora en adelante. Tienes que entender que eres “alguien”.
Los ojos de Cobra se inundan de lágrimas saladas y, sin poder controlarlos, se desbordan de las cuencas a grandes cantidades.
- Para ser honesta, no estoy muy segura de eso último.
El mago se desconcierta por la respuesta y la actitud de su aprendiz.
- ¿Por qué lo dices?
- Analiza mi vida, carajo. - Cobra explota en un mar de llantos y sollozos. - La única vez que fui una persona fue cuando era una bebé. Después fui un sujeto experimental, de ahí, me transformaron en un arma, y de no haber descubierto los planes de Olivia, hubiera sido un títere que luego usarían de incubadora. Y ahora… soy un maldito robot que se cae a pedazos. ¿Y así quieres que me crea que soy una persona?
En un principio, Peter deja que Cobra se desahogue, que explote y deje salir todo aquello que tiene atorado en el pecho, pero, cuando ve que la mujer ha dejado de hablar para dejar caer la cara entre sus manos y dar rienda suelta a las lágrimas, el mago se hinca delante de ella para estar a su altura.
- Cobra… escúchame… - Peter intenta quitarle las manos del rostro, pero ella se niega. - ...escúchame.
Tras unos segundos de verdadero combate, porque Cobra no quiere que el mago vea sus ojos llorosos, Peter se quita la máscara y sujeta el rostro de la aprendiz de la mandíbula.
- ¿Qué ves frente a ti?