Boy Almighty

Capítulo 5.

La casa del árbol era en realidad una casa que ambos habían encontrado cuando su amistad dio los primeros frutos. Habían tenido tantas discusiones dentro del lugar que se había convertido en su refugio, un lugar donde se refugiaban los secretos.

—¡¿Qué pasó?! —chilló Zayn en cuando Louis salió del auto blanco como una pluma.

Negó y toqueteó su boca para callar el sollozo que quería escapar y volar lejos de los problemas. Ambos amigos pudieron notar el fuerte temblor en sus dedos, como si no pudiera pararlos.

—Está...está herido —habló y señaló al auto. Su pánico era notable hasta en su mirada.

Zayn le dio esa mirada significativa antes de abrir la puerta del auto y ver a Harry, herido de todas las formas posibles. Nadie podía ver las heridas que más le dolían.

—Hay que llevarlo adentro —Zayn se giró hacia su castaño amigo, que seguía con la mirada perdida en la sangre del rizado—. ¡Louis! —gritó llamando su atención.

Eran uno de esos pocos momentos en donde Zayn tomaba el papel de hermano mayor responsable.

—No —susurró parpadeando—, hay que llevarlo a un hospital.

—No, Louis —Zayn enredó la mano de Harry alrededor de su cuello, sin tomar importancia de las quejas que soltaba el chico—, apestamos a hierba. No nos van a creer.

—Pero se está muriendo...

—¡No se está muriendo! —gritó con fuerza. Louis saltó en su lugar como un cachorro herido—. Ayúdame a llevarlo dentro de la casa, Louis. Ahora.

Louis lo hizo. Harry no estaba consciente cuando lo levantó desde su cintura y enredo su brazo disponible sobre sus hombros. Él y Zayn lo llevaron con rapidez a la casa debajo del viejo árbol, donde los secretos no eran lo único que se escondía en el lugar. Había recuerdos.

Cuando soltaron el cuerpo del rizado al suelo, Louis lo comparó con alguien muerto. La idea le heló la sangre, su corazón acelerándose a tal punto que lo sentía golpear sus costillas.

—Iré a buscar medicinas, sé dónde mamá las esconde —habló mirando al castaño, quien asintió y se sentó de costado a Harry—. Regresaré pronto.

Los segundos no se llevaron nada más que el tiempo. Sus manos seguían mucho peor que antes, ni siquiera quería acercarse al rizado con miedo de tocar alguna zona y producirle más dolor del que ya tenía. Su corazón no dejó de latir, aumentando su respiración y nerviosismo.

No quería ver a Harry morir, ni mucho menos verlo sufrir como lo estaba viendo. No era como si Harry se retorciera del dolor o gimiera cada vez que su cabeza sufría una punzada, pero así era y Louis tiraba de su cabello mientras esperaba a Zayn con las palmas sudadas. Llegó a pensar que su amigo lo había abandonado, pero era Zayn de quien pensaba.

—Harry —le susurró al muchacho que parecía estar en otro mundo—. ¿Harry?

Su mano pasó por encima de los rulos del herido y comprobó su temperatura. Hizo una mueca cuando sintió que Harry no parecía estar bajando su fiebre: estaba empeorando.

—Louis —susurró el chico entre jadeos, su cuerpo temblando levemente hasta que Louis colocó su chaqueta sobre él. Pero el clima estaba templado.

—Zayn vendrá son pastillas —le dijo a Harry y él asintió levemente.

Louis dejó que su mano viajara de la frente de Harry hasta su boca, donde había una gran mancha roja producto de la sangre y del golpe. Su frente se frunció cuando él cerró los ojos. No se alarmó hasta que el cuerpo del rizado se volvió a sacudir con más fuerzas.

Sus manos trabajaron por instinto y se lo llevó al pecho en un intento nulo de darle calor, abrazándolo como nunca abrazaría a alguien más, pero nada. La fiebre subía y supo que debían llevarlo a un hospital lo antes posible. Harry sufría manteniéndose consciente.

No evitó ni quiso no sentirse culpable porque todo había sido su culpa por no haber estado para Harry. ¡Se suponía que debía cuidarlo! Apenas llevaba dos días con aquel trabajo que despreciaba y ya tenía a Harry moribundo en sus brazos por su irresponsabilidad.

Los ojos de ambos se nublaron al mismo tiempo cuando el chico tirado en el suelo recuperó su consciencia de golpe.

—Duele —susurró y Louis le asintió besando su frente como solía hacerlo antes.

Antes, cuando los dos parecían inseparables. Una amistad verdadera que terminó en una gran tragedia.

No lo soportaba. No aguantaba la presión en su pecho, ni el ardor en sus ojos. Sin pensarlo, estiró su mano hasta agarrar su celular y marcó sin dudar el número de Zayn. Los timbres sonaron hasta que el gruñido de su amigo le confirmó que estaba en la línea.

—Tengo los medicamentos —avisó con rapidez—. Voy para allá.

—Zayn —llamó con voz rota, casi rompiéndose—. Está muy mal, creo que hay que llevarlo a un hospital.

Del otro lado de la línea, Zayn pareció dudar, su suspiro escuchándose como una gran ráfaga de viento golpeando a Louis sin darle nada de piedad.



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En el texto hay: larry stylinson, gay

Editado: 20.03.2019

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