Maya suspiro por segunda ves en tan sólo un minuto, tenía que olvidar lo sucedido en el baño.
Puso empeño en la clase de cálculo, que su mente olvidara a Aleksei y no había nada peor que pensar en él, no, lo peor fue ver a una tipa caminando sólo en tantas en la cocina y ni decir que él idiota estaba ahí.
Su estómago gruño, gimiendo de sufrimiento por no haber desayunado, la culpa la tenía él idiota, ahora sus tripas tenían una guerra contra ella. Anoto las fórmulas justo a tiempo antes de que sonara el tiempo e indicando la hora de descanso, guardó sus cosas y salió, ir a la cafetería suponía un reto más si se topaba con Brenda Di Vaio.
Se la pasaba molestándola por todo, no había nada que Brenda no criticará de ella, excepto la súper modelo que tenía como madre pero de ahí en fuera Brenda le tiraba todo en cara.
Pidió un sándwich de jamón y un jugo, pago y de ahí se fue al patio trasero cerca de las canchas para desayunar tranquilamente sin tener que soportar a nadie.
Quizás sólo quizás el día fuera mejor, cosa que no lo fue. Terminado su desayuno regresó a al salón, a mitad del pasillo se encontró con Brenda y sus esbirros, Megan y Lauren, hijas dedos banqueros importantes de Nueva York.
— miren quién está aquí –la voz de Brenda sonó burlesca– la hija vergüenza de los Balfour, ¿dime, no te da vergüenza vestir así? Porqué estas peor que una viejita de ochenta años.
Aquí iban los insultos y las críticas, Brenda llevaba un short corto color melón, una blusa escotada que realzaba sus grandes pechos y dejaba al descubierto su vientre plano, su color de piel venía siendo clara, tez morena clara, no blanco pálida como Maya.
Intentó pasarla pero la mano de Brenda le agarro el brazo así enterrándole las uñas, hizo una mueca, se giró para verla cosa que no fue buena idea, ya que Brenda le tiró el caso de coca cola encima.
Jadeo por lo frío del líquido, las risas no se hicieron esperar, todos en el pasillo se burlaron.
— eres una estúpida Maya. —hablo Megan– no mereces llevar el apellido Balfour pequeña zorrilla.
Todavía sorprendía por la coca, Brenda y sus amigas la empujaron haciendo que resbalara con el agua en el suelo y cayera, la vergüenza lleno su rostro, no podía ser...
Se levanto a como pudo y salió corriendo de ahí dejando atrás las risas y las burlas , lo único que quería es estar sola y limpiarse.
Estando ya en el baño se lavó los brazos, con agua intentó quitar lo pegajoso del refresco sobre su blusa de seda, el pantalón no estaba mejor que la blusa pero era soportable; hizo lo que pudo con el agua, no había manera de ir a las dos últimas clases así, el señor Hank la regañaría.
Mirándose en el espejo vio a una chica, esa chica tenía los ojos plagados de dudas e indecisiones, miedo, inseguridad y sobre todo llenos de soledad, se veía opaca.
Hacia tiempo que había dejado de bucear el afecto sentimental en sus padres, entendiendo que no habría cariño no abrazos por parte de ellos ni de otras personas, la única persona que había tenido fue Bill, su hermano. El único ser que le dio un poco de afecto pero se había ido, dejándola sin importarle nada ni nadie.
Las lágrimas salieron sin importarle que no quisiera, ¿al caso no merecía tener alguien que la quisiera? ¿No era merecedora de amor?
Cuando logró aplacar el llanto desolador salió del baño y fue a la salida del instituto, estudiantes entraban y salían, unos charlaban otros iban escuchando música otros rehusando apuntes, cada uno en su mundo ignorando se unos a otros.
Al salir vio a Galen apoyado en una Lincon modelo nuevo color negra con vidrios polarizados, una actitud de chico malo, varias chicas lo miraban con descaro y ella quitó lanzarle la sandalia.
Se acerco con cautela a él, algo bueno, no era Aleksei. todavía no se sentía con ganas de verlo ni de hablar.
— ¿te agarraste con el refresco? –la burla estaba explícita en sus palabras.
Bueno, era notable la gran mancha café en su blusa color lila, se encogió de hombros.
— un accidente –le respondió– ¿así que ahora le haces de chofer?
— no es como si yo quisiera –dijo secamente Galen– así que no me hagas enojar.
Ignoro sus palabras y subió al asiento trasero, todo el transcurso fue en silencio hasta llegar a la gran mansión.
Galen estaciono en la entrado, tomo sus cosas y bajo, paso directo a todos, bastantes hombres llenaban la casa y no decir que algunas chicas estaban limpiando.
Subió las escaleras y fue directo a su cuarto, no es como si ella quisiera estar ahí pero Aleksei había dejado claro, muy claro que si intentaba huir no le iría bien.
Se cambió de ropa para luego comenzar hacer la tarea de las materias, hasta que alguien abrió la puerta.
— mira princesita, aquí no tienes criadas así que saca tu culo de aquí y ponte a barrer el patio.
Sin más la chica de aspecto rudo salió, no se sorprendió por el trato dado hacia su persona, todos la trataban así, la verdad no sabía que había hecho para que la odiaran.