Broken [maldito Romeo #2] » kookv

Movida ofensiva.

HOY.
CIUDAD DE NUEVA YORK.
TEATRO GRAUMAN.

 

 

Es nuestro primer día ensayando en el escenario principal del teatro.

Mientras paso por la puerta, una emoción corre a través de mí. Estar en un teatro es siempre una experiencia mágica. Hay algo acerca de la la energía de la misma. Las paredes descubiertas y las cortinas de lana gruesa. Recuerdos de décadas de producciones. Mensajes garabateados en los ladrillos detrás del escenario, catalogan la historia y tradiciones de la combinación del arte y la imaginación.

Nuestro productor interino, Cody, me saluda y me da una taza de café antes de mostrarme mi vestidor. Al igual que la mayoría de los vestuarios, no es glamoroso, pero resuena con las vibraciones de todos los artistas que han estado allí antes.

Me tomo un minuto para sentarme delante de los espejos y cierro los ojos para empaparme en el ambiente. No he hablado con Jungkook desde la noche del domingo, aunque he pensado un poquito sobre ello. Pasé todo el Lunes y martes leyendo sus diarios y alternando entre querer aplastarlo en la cara y queriendo follarlo a fondo.

No me he atrevido a mirar sus diarios de nuestro último año. En este momento, creo que haría más daño que bien.

Oigo a alguien detrás de mí. Cuando me vuelvo, lo encuentro allí, apoyado en el marco de la puerta y mirando fijamente con una intensidad que me hace mirar hacia otro lado.

—Hey.

—Hola.

El peso de un millón de preguntas flota en el aire, pero no dice nada. Él quiere saber lo que pienso sobre lo que he leído. Yo le diría, pero no tengo ni idea. Él quiere saber si están haciendo las cosas mejor entre nosotros, si la comprensión es igual a la absolución. No lo hace, pero no es por elección. Si yo fuera capaz de desterrar cada onza de desconfianza en un abrir y cerrar de ojos, toda esta situación se resolvería ahora. Yo estaría sanado, el estaría agradecido, y nos gustaría pasar incontables noches jadeando nuestra felicidad en la piel del otro.

Eso estaría bien, pero yo todavía no estoy allí.

—¿Estás bien? —Dice, aún en el umbral.

Me levanto y voy a mirar a través de mis trajes. No se necesita mucho tiempo. Sólo tengo tres. Aún así, paso mis manos sobre todas las costuras, repentinamente nervioso. Algo de eso tiene que ver con él y algo con darme cuenta de que en tres días, vamos a actuar delante de una audiencia previa. De cualquier manera, estoy aterrorizado de decepcionar a alguien.

—Supongo —le digo—. Siento un poco como que voy a vomitar.

—Yo también.

—Tu lo ocultas mejor que yo.

—Creo que sólo estoy más acostumbrado a ello ahora. ¿Quieres que te acurruque?

Su pregunta me pilla con la guardia baja. Mi mano se congela en la manga de mi sueter.

—Uh...

Yo lo siento detrás de mí antes de que él dirija su dedo a lo largo de mi traje, justo por encima de mi mano congelada.

Cuando habla, su aliento es cálido contra mi oído. —Solía ayudar, ¿recuerdas? Nosotros dos. Además, creo que me volveré loco si no te toco. Estrictamente platónico, por supuesto.

No puedo mirar hacia arriba. Ni siquiera puede tocar su dedo.

—¿Taehyung? Yo no te estoy pidiendo sexo. O incluso un beso. Solo quiero abrazarte.

No es simplemente abrazarte.

Nunca lo fue. Es íntimo.

Soy salvado de rechazarlo cuando Sana aparece en la puerta.

–Hey, ustedes dos. Estamos a punto de comenzar las pruebas técnicas. ¿Pueden subir al escenario en sus vestuario, por favor? Estén preparados para ser pacientes. A Marco le gusta hacer sus pruebas técnicas agradables y lentas.

Ella desaparece, y yo me alejo de Jungkook. Él suspira y me entrega mi vestuario.

—¿Esto es lo que estás usando para el primer acto?

Asiento con la cabeza.

–No me extraña que me enamorara de ti.

Él me da una sonrisa que es parte afecto, parte paciencia.

Por alguna razón, me hace erizar y me siento demasiado vulnerable.

Él se va, y yo trato de quitarme de encima la negatividad. No la necesito hoy. Tengo que estar concentrado y fresco. En control.

—Ahora, desabrochale la camisa. Bien. Y pon tu cabeza en lo que sería si estuvieras besando su pecho. Bien, excelente. Y mantente ahí.

Jungkook aprieta y libera su agarre en mis caderas mientras mantengo mis labios milímetros lejos de su pecho. Marco murmura instrucciones al diseñador de iluminación, que se queja de que la luz del centro es demasiado baja y las luces posteriores están demasiado adelante. Él quiere que la escena de sexo sea sombría y de mal humor, pero al parecer, la única cosa en el teatro que es de mal humor en este momento es él.

Este ensayo técnico se mueve a paso de tortuga. Nunca he trabajado con un director que es tan meticuloso en la iluminación y posicionamiento. Es como si estuviese haciendo una animación en parada de imagen (stop-motion).

Me concentro en el pecho de Jungkook y trato de bloquear lo mucho que su olor me afecta. No es fácil. En este momento, estoy más ajustado que un reloj suizo, y él está tratando tan fuerte de respetar mi espacio personal, quiero darle un puñetazo.

—¿Taehyung?

–Hmm.

—Voy a preguntarte algo, y quiero que me prometas que me vas a contestar con sinceridad.

De inmediato me enderezo y miro hacia él.

–¡Taehyung! Pon tu cabeza hacia abajo. Lance está centrando las luces. ¡No te muevas!

Jeon gime. —Joder con este ensayo de tecnología —Me quedo mirando a su pecho de nuevo.

—¡Mueve la cabeza más cerca!

Bajo más mi cabeza. Mis labios rozan accidentalmente su piel. Jungkook maldice.

—¿Cuál es tu pregunta? —Pregunto.

—¿Te sucede que tienes un brote psicótico recientemente y decidiste matarme lentamente? Porque te juro jodido Dios, tener tu boca cerniéndose sobre mi pecho sin que me beses es una versión cruel y frustrante del infierno, y prefiero no ser parte de el.



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En el texto hay: drama, amor, kookv

Editado: 03.12.2019

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